La idea de aumentar la inversión del estado colombiano en
Telefónica-Telecom es oscura, inconveniente y perjudicial para el país. Aunque del proyecto que presentó el Gobierno
al Congreso Nacional poco se sabe, es evidente que el objetivo es recapitalizar
la compañía para, enseguida, buscar fusionarla con Movistar.  Eso significa, en pocas palabras, consolidar
la presencia del emporio español a costillas del menguado erario nacional…de
Colombia[1]

¿Cuánto y para qué?

Pedir al Congreso una autorización para duplicar la
inversión que la Naci´on posee en «Telefónica-Telecom»[2], sin
tener indicio de cuál es el monto suena, de por sí, extraño.

Hace 5 años y 5 meses, cuando Telefónica asumió el control
de Telecom con el pago de 670 millones de dólares equivalentes al 50% más una acción,
se dijo que toda Colombia (incluidos los 998 municipios que atendía la vieja
Telecom antes de la quiebra inducida por el mismo estado colombiano), sería
beneficiada con Internet de banda ancha, movilidad y jugosos dividendos gracias
a la impecable gestión de los españoles.  
 

Lo que nunca se dijo fue que de la «inversión española» se
descontaban 292  millones de dólares
provenientes del flujo de caja corriente de Telecom. Así que los recursos
aportados por Telefónica fueron de tan sólo de 378 millones de dólares: exactamente
la suma de las acciones que,  por si
fuera poco, se dividiría en tres cuotas anuales, equivalentes a los ingresos proyectados
de Telecom en el mismo lapso.

En consecuencia, al presupuesto nacional no ingresó un solo
dólar de más: Telefónica simplemente invirtió 378 millones de dólares en un paquete
de  acciones, que pertenecen al estado
colombiano pero que nunca fueron disponibles para inversiones diferentes a las
del mismo negocio, controlado por la compañía española,

Valores perdidos

Un informe de la Contraloría de la República del año pasado mostró
una pérdida neta de 125 pesos por acción Telefónica-Telecom en 2009, mientras
que en 2008 la misma registró una ganancia neta de 40 pesos por acción.

Asegún el mismo informe, en el primer semestre de 2009 Telefónica-Telecom redujo las líneas telefónicas en  213 mil unidades, mientras los ingresos por
ventas descendieron el 4% en términos reales.

En el mismo
sentido, Corficolombiana, basada en
estudios de Pyramid Research, señaló que la empresa perdió 452 millones de
pesos en 2010 lo cual, sumado a 342 millones de pérdidas en 2009 y con
reducción de ingresos de 2,04 billones de pesos a 1,93 billones de pesos en el
mismo período, afectó el pago de pensiones a los empleados de la antigua
Telecom lo que condujo a una cesación de pagos
desde abril de este año.

Esas pérdidas se estarían dando, según
algunos, por la falta de capacidad de Telefónica-Telecom para ofrecer servicios
convergentes, incluida la telefonía móvil. En ese caso habría que averiguar si
dicha capacidad se consigue únicamente mediante el aumento de la inversión de
capitales públicos colombianos

Confianza inversionista

Resulta muy
extraño que mientras Telefónica presenta índices de crecimiento en la mayoría
de los países donde está presente (y sus acciones se cotizan bien en mercados
bursátiles tan complicados como los de Estados Unidos y Europa), aquí tenga que
recurrir al auxilio del gobierno colombiano para fusionarse, curiosamente con
su propia operadora de telefonía celular.

Las inversiones
de Telefónica-Telecom -que en el 2010 fueron de U$260 millones-, sirvieron para
ampliar la infraestructura en Banda Ancha, acceso a Internet, sistemas de
información y expansión de la red UMT.

Si, como es de
suponer, esos recursos provienen de los ingresos corrientes de la compañía, las
ganancias que de allí provengan deben sumarse en lo que corresponde, esto es el
48% a los recursos estatales. Igual debe suceder con otras inversiones o ¿ es
tanta la ansiedad del gobierno colombiano por entrar a la telefonía móvil como
para re-capitalizar un sector del que predica la privatización a ultranza? ¿Qué
tendrán que decir Comcel y Tigo respecto de la neutralidad estatal en la competencia por el mercado de telecomunicaciones?

Tal tipo de
favorecimiento parece esconder los fallos de una gestión más dedicada a arrojar
pérdidas al socio estatal nacional, mientras procura acrecentar las ganancias a
un grupo privado extranjero.

En efecto, otro
hecho singular es que Telefónica-Telecom arrienda los activos de la antigua
Telecom para cubrir con esos ingresos el fondo de pensiones Parapat,. Según voceros oficiales,
hace
dos años Fonade, por encargo del
ministerio de hacienda, comenzó a analizar vías para salvar la inversión
estatal en Telefónica-Telecom. Entonces el ministerio de las comunicaciones
sostuvo que veía conveniente mantener la presencia del estado allí.

La discusión de estos temas en la asamblea de accionistas y en
la junta directiva (que, obviamente, controlan los españoles directamente y a
través de sus áulicos colonizados), se decantó por el lado más perjudicial para
el país…»fuimos avanzando sobre cuál era la tendencia y el mejor camino fue la
radicación de ese proyecto de ley, que frente al Congreso permitirá la
discusión amplia» sostuvo el presidente de Telefónica-Colombia.

Lo que nunca aclaró es lo del mejor camino para quién. Todo
indica que para sus patrones los que, paradójicamente, influyen más que Pedro en
su casa
. No en vano el del ministro de hacienda lo dijo: «Hemos avanzado con
Telefónica (sic) en la presentación de un proyecto de ley que ya fue radicado ante el
Congreso de la República para que nos permita capitalizarla. Tanto el Gobierno
como Telefónica lo harán proporcionalmente a su participación, con miras a una
fusión que sería con Movistar»,

 



[1] La
aclaración vale por cuanto en este, como en muchos otros casos, uno no sabe de
qué lado quedan personajes como el actual presidente de Telefónica Colombia, antes
presidente de Telecom-Telefónica y antes de Telecom -cuando aparecía como
obsecuente funcionario en los consejos comunales de Uribe-, para luego
convertirse en defensor a ultranza de la firma española y, al parecer, superior
de los ministros de hacienda y comunicaciones (este último fue, hasta el 6 de
agosto de 2010 subalterno de Telefónica y dos días después se sentaba en el
despacho ministerial…sin ningún rubor).

[2] La
anterior denominación de «Telecom-Telefónica desapareció y cedió el primer
lugar aparece a la imagen de la firma ibérica. Nadie rechistó. Ahora vuelve a
mencionarse una tal «Colombia de Telecomunicaciones» que es, al parecer, la denominaci´on jurídica de esa esperpéntica alianza.