Es prácticamente imposible establecer cuál
es la autoridad en el Aeropuerto Eldorado de Bogotá. A semejanza de los feudos
entregados en concesión, o los que reciben los belicosos como botín, el mando
lo ejerce de forma casi omnímoda Opain S.A. y sus asociados.
Por demás, el aeropuerto se maneja a
espaldas y contra los interesas de Bogotá. El gobierno nacional -en su política
de entregar a inversionistas privados el manejo de recursos estratégicos para
el desarrollo, la seguridad y el crecimiento-, dejó en manos de ese grupo de origen
paisa, el principal aeropuerto del país mientras que asignó a AeroCivil, entidad responsable de las
políticas aeroportuarias, un papel subalterno.
Delincuentes,
rutas y aviones
El rápido crecimiento de la demanda de
cocaína que se presentó en los Estados Unidos en la década de los 70, acentuó
la importancia del transporte aéreo para el tráfico del alcaloide.
Los narcotraficantes valoran los aviones y
helicópteros más que los caballos de paso, las fincas ostentosas y las
prostitutas de lujo: no son sólo un adorno sino una herramienta principal de
trabajo. No es gratuito que Pablo Escobar, Ledher y muchos de sus secuaces
fueron pilotos.
Las extensas pistas del sur, para sacar la
producción de los laboratorios escondidos en la selva, resultaron pronto
insuficientes, poco prácticas e inseguras. Los grupos subversivos no parecían
dispuestos a ceder el control de esas zonas.
Ganar posiciones en los aeropuertos legales
se convirtió era una necesidad que se podía resolver mediante la infiltración
en AeroCivil que, como en muchas otras entidades del Estado, efectuó la mafia
del narcotráfico en estrecha alianza con políticos, periodistas, empresarios,
jueces y miembros de la fuerza pública.
Tales posiciones facilitaron a los carteles
de la droga la obtención de licencias, permisos, rutas, matrículas de aparatos,
hangares y bodegas impunemente, gracias a la complicidad de autoridades y
funcionarios del Estado.
Tener el control total de Eldorado se les
convirtió en un sueño extraordinario que les permitiría multiplicar las
ganancias, lavar dineros en masa y evitar la asechanza de las autoridades
contra sus turbios negocios.
Nada
para Bogotá
El alborozo que causó en Medellín la noticia
del otorgamiento de Eldorado a Opain podría compararse a una conquista
territorial o al célebre «coronamos» de los narcos: «se nos apareció Eldorado«, decían al celebrar la jubilosa noticia
por cuenta del presidente paisa.
Sin embargo, paralelo a esa transferencia,
Bogotá fue despojada de toda intervención en el manejo ya no de las operaciones
aéreas sino del cumplimiento mínimo de las regulaciones del ordenamiento
territorial, protección ambiental,
transporte, espacio y salud pública, etc.
Eldorado -como se señaló en la entrega
anterior- o, peor, su concesionario, está arrasando la Sabana luego de copar los
antiguos municipios de Engativá y Fontibón que integran el territorio del
Distrito Capital.
Arrasa -y acalla a los opositores-, al más
puro estilo narco-para-militar: con disparos de plata, amenazas y persecución; asociado
a corruptos, autoridades complacientes y fuerzas tenebrosas.
Conforme lo establece la Constitución
Política y el Estatuto Orgánico de Bogotá, es función de las autoridades
locales el manejo de todo lo concerniente al manejo del territorio, la
planeación urbana, el suministro de servicios, etc.
Sin embargo, aunque hay quienes creen que la
ley limita con los terrenos que se entregan en concesión, allí no cesa ni puede
cesar su imperio. Pero así pasa.
Funciones
para el albañil
Para el caso, es como si al encargado de
remodelar la sede del ministerio de hacienda se le concedieran, por el mismo
contrato, las funciones de legislar, manejar el erario, aprobar presupuestos
públicos, cobrar impuestos y encarcelar a los evasores.
Efectivamente, Opain «administra, moderniza, desarrolla,
comercializa, expande, opera y mantiene el Aeropuerto Internacional Eldorado«.
Como cosa rara NO tenía
ninguna experiencia en ese tipo de gestión al momento de recibir la concesión
por parte del gobierno de Uribe Vélez.
Aún así, cuando se le adjudicó el negocio -inicialmente
por 20 años-, contaba con un par de asesorías (una francesa para el diseño y
otra suiza para la operación) que luego ha desechado aunque mantiene su propósito
de convertirse en: «un referente multiplicador en Latinoamérica, con la
experiencia adquirida por Opain S.A«.
Lo que logran aprender a punta de errores
pueriles y a costa de los pasajeros y la proyección internacional de Bogotá, lo
venden como la gran maravilla a parroquianos ingenuos y en el exterior a otro
punto importante en los flujos de activos ilegales, contrabando y narcotráfico:
Panamá, a través de la matriz, Odinsa.
Fuerzas
armadas
Para construir o concesionar un nuevo aeropuerto en la Sabana
de Bogotá el gobierno nacional deberá concertar con los mandos militares igual
a como ocurre con los proyectos del CAN y la Base Naval de Cartagena que
impulsa tras bambalinas el grupo Sarmiento Angulo.
Es poco o nada lo que se dice sobre la base aérea de Catam frente a la apremiante necesidad
de contar con más pistas para atender el crecimiento de tráfico en la Región
Centro cuyo núcleo es Bogotá.
Así mismo, hay que extender la pista norte cerca de un
kilómetro más, tal como lo establece el plan maestro aeroportuario pues se
requieren para el aterrizaje y despegue de aviones con el peso, la envergadura
y la capacidad de los usados actualmente en vuelos transatlánticos.
Eldorado necesita entre mínimo 90 paraderos aéreos de aquí a
10 años para atender cerca de 45
millones de pasajeros que, se calcula, tendrá la ciudad en la próxima década,
sin mencionar temas críticos como el acceso y movilidad hacia el aeródromo, las
operaciones nocturnas, el tráfico en nuevas pistas, etc.
Lo cierto es que mientras el gobierno nacional negocia con poderosos
grupos y sigilosamente estos temas, se niega a escuchar las voces de la
ciudadanía y desconoce el punto de vista del Distrito Capital.
Por todo lo cual, cabe suponer que Opain fortalecerá sus
posiciones al amparo del discreto (y cuantioso) respaldo que le otorgan autoridades
oficiosas, funcionarios venales y contralores distraídos, vaya uno a saber con
que sombrías intenciones.
Fotos tomada de: http://rondamon.com/blog/ y de: http://www.turismoenmedellin.com/