Porque este lugar del mundo donde nací y me crié
Sigue siendo el más traicionado de la historia
Y nuestro Simón del alma, tose y tose
Y solo escuchan su voz pocas personas
como tú y como yo
No soy una heroína
Pero sé escuchar a los que se ahogan de tristeza
Sabemos que Simón se incendia de la fiebre
Y que se muere
Y que tú y yo con todas las mujeres
Saldremos a la plaza
Y llamaremos a los perros para que aúllen como hienas
Están ladrando desde entonces
Con la peste en los dientes
Nos morimos Manuela
Yo de desilusión
Y tú de peste
Pero a la vez quedan las palabras que nada las mata, ni la peste, ni los gritos, ni los patriarcas, ni el odio contra las mujeres, nada
Somos invencibles porque escribimos cartas
Regresa Manuela, yo te acompañaré a la hacienda en San Pedro Alejandrino, cerca del mar
Para que nos encontremos con él
Le pongamos cataplasmas a sus calenturas
Y le cerremos los ojos. se le quedaron abiertos
Y seguro que no soporta ver tanta ignominia
Préstame la pluma y la casaca
Y déjame el sable para defenderme de cualquiera que quiera acabar este poema-