Estimados lectores, pedimos disculpas por nuestra ausencia.
La salud nos llevó a estar en reposo, pero aquí estamos con nuestros aportes a un tema tan apasionante como controvertido.
En esta oprotunidad, quisimos traer a manera de reflexión, el título de uno de los libros que nos inivta a recorrer en sus páginas investigaciones realizadas por el Mayor norteamericano Donald Keyhoe. En los años setenta, al Mayor de le da la dirección del Instituto para la Investigación de fenómenos anómalos en la Fuerza Aérea. Allí, se encuentra con una gran cantidad de información de hechos que rodean el mal llamado fenómeno OVNI, y que por supuesto lo compromete por el resto de su vida en este tema de una manera muy especial. Le compartimos a ustedes el Prefacio de este maravilloso libro, y asi invitarlos a ustedes a recorrer las páginas que estan en el link que les ofrecemos.
Sumamos este reportaje a Juan José Benítez que no se aleja del tema propuesto en esta oportunidad
Un tema que es estudiado desde hace mucho tiempo en doferentes lugares de poder de nuestro planeta. Los Gobiernos saben…y usted?

LUMALOES

PREFACIO, del libfo LOS DESCONOCIDOS DEL ESPACIO, del Mayor Donald Keiyhoe

Desde mediados de 1972″ nuevas apariciones de OVNI (Objetos Voladores No Identificados) han  puesto en un serio compromiso a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.
Muchos miembros de la Fuerza Aérea se oponen en privado, al secreto mantenido sobre el tema.
Algunos temen que un aumento de los encuentros con estos objetos,  tanto en la nación como en los extranjeros llevados a cabo por los pilotos militares y comerciales pueda producir un súbito cambio  para el que no estén preparados millones de ciudadanos.

Adicionalmente muchos científicos responsables rechazan las negativas de la Fuerza  Aérea sobre la realidad de los OVNI. Ell Instituto Americano de Aeronáutica y Astronáutica (la organización más grande del mundo que agrupa a científicos e ingenieros aeroespaciales) está surgiendo con gran insistencia a que se lleve a cabo una nueva investigación sin prejuicios y a gran escala, sobre la que no penda la censura.
A pesar de todo esto, el cuartel 4eneral de la Fuerza Aérea, siguiendo una política marcada en las altas esferas,  continúa negando la existencia de los OVNI de manera pública, convencido de que esto es lo mejor para el país. Pero desde hace años la Fuerza Aérea posee pruebas bien concretas de la realidad de los OVNI.
Durante mi larga investigación acerca de esos extraños objetos he visto muchos informes verificados por la Inteligencia de la Fuerza Aérea, narraciones detalladas de pilotos, operadores de radar y otros observadores expertos de la Fuerza Aérea, que prueban que los OVNI son aparatos de alta velocidad superiores a cualquiera que haya sido construido en la Tierra. Igualmente, antes de que la censura se endureciese, también recibí las conclusiones secretas a las que habían llegado los científicos y oficiales de la Inteligencia Técnica de Fuerza Aérea.
En muchos casos,  recibí valiosas pistas gracias a mis compañeros de curso de la Academia Naval, o a contactos realizados cuando era un piloto del cuerpo de los Marines,  y luego cuando fui jefe de informaciones de la Aeronáutica Civil (ahora Administración Federal de la Aviación). Durante ese  período tuve la fortuna de establecer otros valiosos contactos cuando era ayudante del Coronel (ahora General) Charles A. Lindbergh,  y en la Segunda Guerra Mundial, cuando volví al servicio activo.

Después de la guerra empecé a escribir de nuevo de un modo profesional sobre la aviación, el espionaje y otros temas. En 1957, después de una investigación independiente sobre los OVNI,  fui nombrado director del NICAP: La National Investigations Committee on Aerial Phenomena (Comité  Nacional de Investigaciones sobre los Fenómenos Aéreos). Utilizando los servicios oficiales de alto rango, tanto retirados como de la reserva,  de científicos y de ingenieros, el NICAP se convirtió en la mayor organización mundial de investigación de los OVNI, con más de treinta subcomités en los Estados Unidos y en el extranjero.

El Consejo de Regencia incluía a hombres totalmente informados acerca de la seguridad nacional y el secreto que envolvía a los OVNI,  entre los que se hallaba el Vicealmirante R. H.Hillenkoetter, el Contraalmirante H. B. Knowels, el Coronel R. B. Emerson, de la reserva del Ejército de los Estados Unidos, y el Coronel retirado Joseph Brian de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. En una declaración unánime el Consejo declaró públicamente su postura:

“La Fuerza Aérea ha mantenido en secreto,y sigue haciéndolo,  información sobre los OVNI. La  NICAP pretende lograr obtener todos los datos reales y verificados,  para ofrecérselos al Congreso y al público en general. Igualmente, tratará de acabar con todo secreto no justificado”.

Hacia mediados de los años sesenta habíamos analizado casi once mil informes sobre OVNI, de los cuales más de dos mil quinientos provenían de pilotos, científicos, operadores de torres de control, expertos de radar y otros observadores cualificados y veteranos. Al concentrarnos en los hechos y exponer públicamente los fraudes conocidos habíamos logrado ganar el respeto de muchos legisladores y miembros de la prensa. Pero aún había un gran obstáculo. La mayor parte de los científicos, confundidos por las negativas oficiales, rehusaban estudiar siquiera nuestra gran masa de datos. Pero de modo gradual, algunos de ellos fueron siendo convencidos de que el problema era grave y aceptaron ayudarnos como consejeros técnicos o científicos de NICAP, aunque al principio se mostrasen abiertamente escépticos.

La resistencia inicial de los científicos puede ser resumida por la actitud de fallecido doctor James E. McDonald durante los debates celebrados en el Congreso, en 1968, sobre los OVNI. El doctor McDonald había investigado,  contando con una beca especial de la Universidad de Arizona, centenares de informes sobre OVNI, en muchos casos con la ayuda del NICAP.  Voy a citar la afirmación de este científico acerca del NICAP y de mí mismo, porque demuestra el completo cambio que sufrió,  dejando de ser escéptico,  en cuanto hubo estudiado los datos existentes.

Como afirmó McDonald, la investigación del NICAP  era seria y concretada a los hechos: “Un trabajo mucho mejor que el de la Fuerza Aérea”. Según dijo,  antes de su propia investigación había tenido grandes dudas acerca de que los casos sobre los que yo informaba fueran verídicos. Pero ahora,  según comentó al Comité de Ciencia y Astronáutica del Congreso,  su opinión había variado.

“Debo hacer hincapié en que un estudio profundo por mi parte me ha convencido de que la certidumbre informativa de Keyhoe es uniforme… y se debe reconocer que su fiabilidad es impresionante… Durante el pasado mes he tenido oportunidad de examinar detalladamente una  gran cantidad de material archivado con anterioridad como reservado y que apoya, en una medida casi alarmante, la autenticidad y, por consiguiente, la importancia científica de los casos en los que se ha basado Keyhoe… para sus discusiones acerca de la historia de los OVNI” (pág. 35 del informe de los debates)

Desde entonces,  la situación de los científicos ha sufrido un cambio significativo» cuando muchos de ellos han examinado las evidencias más concretas sobre los OVNI. Esto se ha debido  principalmente al fracaso del estudio financiado en la Universidad de Colorado por la Fuerza Aérea,  con el que se esperaba acabar de una vez por todas con la cuestión de los OVNI. La aceptación por el Proyecto de la Universidad de Colorado de las negativas de la Fuerza Aérea ha sido criticado severamente y rechazado por muchos científicos y técnicos del campo aeroespacial y otras disciplinas.

La controversia que ahora está surgiendo puede muy bien llevar a una confrontaci1n final+l propósito de este libro es ayudar a preparar al público,  para reducir el impacto de una admisión forzada o cualquier otro cambio repentino. Y  también el ayudar a aquellos que están luchando contra el secreto (desde fuera o desde dentro de la Fuerza Aérea). Para ello, he dado la imagen global tal como yo la conozco,  intentando sobre todo evitar cualquier advertencia infundada sobre “un fin del mundo”. Espero fervientemente que esto ayude a quesurja un nuevo y práctico programa con el que podamos lograr la respuesta a los problemas presentados por los OVNI.

Todos nosotros tenemos un papel que desempeñar en esto.

Según parece,  por toda la evidencia de que disponemos,  éste es uno de los problemas más grandes con el que tendr5 que enfrentarse nuestro mundo… aunque no haya en él ningún/n peligro.