El OVNI del astronauta Michael Collins

Nada más lejos de la realidad. A este respecto tomemos como ilustrativo el caso de un astronauta norteamericano Michael Collins, quien más tarde formaría parte de la primera expedición de alunizaje de la NASA, sobrevolaba el continente australiano a bordo de la nave espacial Geminis 10 en julio de 1966 cuando, en un momento en que estaba dedicado a tomar fotografías estelares, divisó un OVNI. “El sol está comenzando a salir-informó por radio a la base de Houston-. También al este, vemos un objeto extremadamente brillante. Creo que es demasiado brillante para ser una estrella. Está alrededor de seis u ocho grados al norte de Orión. ¿Es el Agena Geminis 8?”. El cosmonauta americano aventuró la hipótesis de que, descartada la posibilidad de que se tratara de un planeta, fuera uno de los satélites, que circunnavegan el espacio.

Pero Collins estaba equivocado, como más adelante confesaría cándidamente: “Creo que fui engañado por el planeta Venus.” Las cartas estelares confirmaron la posición de Venus en el punto exacto donde Colllins había ubicado la extraña luz que le parecía demasiado luminosa para ser un planeta. La conclusión parece evidente: si un observador que ha recibido un exhaustivo entrenamiento hay caído en la confusión de tomar al brillante planeta Venus por un OVNI, ¿es tan raro que otros menos preparados caigan en idéntico engaño?

La explicación es difícil…

Ciertamente, el problema básico que suscita el fenómeno OVNI consiste en determinar si un hecho concreto es inidentificable o bien si es el perceptor quien es incapaz de explicarlo adecuadamente (o el investigador en última instancia no puede aclararlo debido a que la información que le traslada el testigo no se ajusta al más estricta realidad). Los potenciales sucesos OVNI pasan a través de cuatro etapas. En orden secuencial, estas son las siguientes:
1. Sensación del testigo de un estímulo en el entorno.
2. Percepción del estímulo observado por el testigo como no identificado.
3. Recuerdo del testigo de la percepción (memoria)
4. Interpretación del investigador del recuerdo del testigo.

Del examen de estas etapas desde los puntos de vista psicológico y psiquiátrico, se puede concluir que la sensación humana es extremadamente exacta, la percepción es también notablemente precisa, pero no totalmente fidedigna, y el recuerdo está sujeto a numerosos tipos de distorsiones. Para complicar aún más las cosas, se da en la realidad un componente adicional de interpretación subjetiva ´por parte del encuestador. Así son los hechos y a ellos debe atenerse el investigador.

El fenómeno OVNI es real
Una vez hemos dado por sentado lo precedente, conviene apostillar de inmediato que, a pesar de ello, hay una pequeña porción de casos verdaderamente irreductible. En todas las muestras, subsiste una categoría, la de fenómenos sin identificar, y que recoge aquellos informes en los cuales la descripción del objeto avistado y de sus maniobras no puede ser explicada objetivamente con los patrones de apariencia y comportamiento de fenómenos, objetos o procesos conocidos. Nuestra experiencia como investigadores que no desechan cualquier oportunidad válida para desterrar como explicable un suceso, nos ha demostrado que, a pesar de ello, existe una gama de observaciones insólitas que requieren ser objeto de estudio.
El matiz de esta afirmación es, sin embargo, que es imprescindible que esta investigación se ejecute desde unos presupuestos lógicos y críticos, con método y con competencia. Nuestra tesis es que sin una investigación a fondo y racional de los sucesos OVNI, la Ovnilogía se convertirá en una nueva forma de oscurantismo y en una subcultura alejada de los adelantos de la ciencia y de la técnica, absolutamente manipulada por intereses sensacionalistas y comerciales.

EL OVNI de Turís
Para introducir al lector en una aproximación al genuino fenómeno OVNI, tomaremos unos pocos casos, ya que como muestra ellos será suficiente. Comencemos por un caso que refleja, en toda su magnitud la complejidad física del fenómeno OVNI, ya que aparece una de sus increíbles propiedades: su capacidad para desaparecer instantáneamente. El testigo se llama Cayetano Palmero y es un labrador de Turís, Valencia. La observación ocurrió el 29 de mayo de 1974. La hora del incidente, las 11,30 de la mañana. EL lugar de partida de Ivesa, en el término municipal de Turís, a unos 2 kilómetros de la salida del pueblo, una zona de viñas y algarrobos. El tiempo, un día luminoso y caluroso típico de los veranos del Levante español.

El testigo es un hombre desprovisto de toda cultura. Ni siquiera habla castellano y, aunque lo entiende, se expresa en valenciano de una manera que hace ciertamente difícil comprender a la primera lo que dice haber  visto. Después de innumerables preguntas, tanto en valenciano como en castellano, los investigadores pidieron obtener una imagen clara de lo que verdaderamente había visualizado.

Cayetano Palmero se encontraba sulfatando los viñedos en el campo de su propiedad. De repente comenzó a oír un sonido semejante a las “bocinas de los coches de la policía”, haciendo referencia a las que puede ori en las películas de televisión. Este provenía de la zona de la carretera comarcal que pasa a unos 150 metros hacia el Sur, detrás de la que hay una pequeña hondonada. Se volvió hacia esa dirección y divisó un objeto que se le acercaba velozmente. Cuando lo vio por vez primera, el objeto podría hallarse a unos 30 metros de distancia. Este se desplazaba con una trayectoria horizontal a unos 5 metros de altura sobre el suelo.
El OVNI se esfumó

El testigo, asombrado, creyó que el objeto se iba a lanzar sobre él y se agachó. AL levantar de nuevo la vista, el objeto había pasado sobre su cabeza y se dirigía rápidamente hacia una pequeña loma cubierta de viñedos que estaba a unos 150 metros de allí. Sin embargo, antes de llegar a ella, el objeto desapareció. ¡Simplemente dejó de verse ¡ Este sensacional aspecto motivó que los encuestadores, que se encontraban con el testigo en el lugar de autos, dieran múltiples rodeos en cuestiones, con el propósito de confirmar si el objeto se había desvanecido realmente en pleno vuelo i bien si éste pudo haber sobrepasado el montículo y, debido a un efecto de prospectiva, dar la sensación que había desaparecido. Pero Cayetano no dejaba de describir en un lenguaje rudimentario algo que configura este caso como muy importante: la desaparición sur place del cuerpo que ha motivado la visión.
Descripción del Testigo

La forma del objeto era fundamentalmente redonda, en cuyos extremos tenía como prolongaciones, cuya base era plana y sobre cuya parte superior había «algo», a decir del testigo. Se estima que se trató de un objeto de forma ciricular y llano en la parte inferior, sobre cuya estructura hjabúa una cúpula. Solo al principio de la observación -según mencionó-, cuando el OVNI se hallaba a cierta distancia y bastante bajo, el testigo vio el objeto de forma mas elipsoidal (de ahí su impresión de las prolongaciones laterales), así copmo una cúpula situada sobre el cuerpo del objeto.. A medida de éste se acercaba y debido del objeto. A medida que éste se acercaba y debido a la cambiante perspectiva originada por el movimiento, la cúpula fue dejándose de ver y la dimensión longitudinal del objeto fue perdiendose, adquiriendo el OVNI una forma más redinda. Finalmente, cuanto tuvo al objeto casi encima, apenas podía ver otra cosa que su base, una superficie lisa, continua y casi circular.

Las dimensiones del OVNI, 2,5×2 metros, se han determinado despues de solicitar al testigo que comparase los dos ejes del objeto con distancias dadas entre distintos puntos y superficies y deduciendo la envergadura por comparación.
Finalizando su trabajo agrícola, Cayetano quiso saber si alguien en los alrededores había visto el mismo objeto. Así, marchó al campo de otro labrador, situado a unos 500 metros del cuyo, quien le dijo que había estado largo rato durmiendo y que no pudo ver nada. Sin embargo, le relató un hecho curioso que podría tener relación directa con la aparición del OVNI. Su mula, un animal joven y vigoroso al que había atado con una cuerda a la rueda de su carro, se había espandato repentinamente, por alguna razón desconocida, y había echado a correr excitada por los campos vecinos hasta que su dueño pudo hacerse con ella.