Las apariciones de origen divino fueron paulatinamente perdiendo intensidad, mientras se multiplicaban los avistamientos de OVNIs en todos los cielos del mundo.
La humanidad ha ido cambiando sus dioses, omnipotentes e inaccesibles, por la tecnología de unas máquinas, también maravillosas, que nos visitan desde la lejanía también inaccesible del Cosmos.
Pero acaso se trate de la misma cosa: tal vez los dioses y los OVNIs sean solo el producto de la necesidad humana de creer en algo superior
NOTA:
Tomado del Tratado Documento O.V.N.I. . Este documento se encuentra en nuestro Centro de Informes OVNI.
Entendemos que el tema O.V.N.I., nos invita a detenernos en la dialèctica, ya que por estos tiempos acelerados consumimos informes sin exigirnos.
Su autor: TEd Bloecher.
La temàica, vista como ha sido presentada en nuestro sistema de etiquetas, ha ido convirtiendose en parte del paradigma al que hemos sido educados por siglos. A eso nos referimos cuando intenamos detenernos en las formas, trtando de encontrar, el verdadero sentido a un tema tan apasionante , como lo es el tema OVNI
Para pensar
Lumaloes
Son los OVNIs, a pesar de su aspecto futurista y espacial, los herederos directos de los mitos ancestrales del hombre? Ese «sentido de la vida» que la humanidad buscó otrora en ritos , creencias en seres mágicos y religiones, ¿puede ser buscado hoy en el asunto de los fenómenos aéreos?
La razón de unas apariciones
Tradicionalmente las historias sobre apariciones sobrenaturales han venido desempeñando un papel fundamental en nuestra cultura: Colmar la necesidad humana de creencia en algo trascendente. Cicerón en “De natura deorum”, establece que hay un parentesco etimológico entre “superstitio” (superstición) y superstes (superviviente). Y es que, independientemente de que haya algo de verdad en este juego lingüístico, los mitos (o, con un sinónimo más despectivo, las supersticiones) recogen en sí mismos el ansia de trascendencia de los hombres, el esfuerzo por salir de la cotidianeidad tediosa, el interno de vencer la muerte.
Feliz Ares y María del Carmen Garmendìa establecieron, a partir de unas encuestas distribuidas entre el público asistente a conferencias sobre OVNIs y a películas de tema espacial, que cuanto más se “cree” en los fenómenos no identificados, menos se” cree” en las formas tradicionales de la religión. Los autores del estudio concluyeron acertadamente que “el tema OVNI funciona como sustituto de la religión”
¿Protectores de la Humanidad?
Efectivamente, además de lo reflejado en aquel estudio, el gran público suele considerar que los OVNIs están tripulados por seres protectores que, de algún modo, van a salvarnos de las amenazas de nuestro tiempo, como , por ejemplo, de la guerra nuclear. Desde los mensajes proporcionados por los supuestos “contactado” hasta las opiniones más o menos festivas expresadas por la prensa sensacionalista, una unánime tendencia a considerar “benéfico” y “angelical” el fenómeno OVNI recorre nuestra sociedad. Todos, de alguna manera, esperan en las apariciones aéreas la repuesta a sus anhelos. Miguel Herrero, que dijo haber sido raptado por los ocupantes de un OVNI en la provincia de Guadalajara, afirmaba que los humanoides le describieron su mundo como un sistema político feliz comparable en su funcionamiento al “socialismo sueco”. Por su parte, Truman Bethurum, un antiguo “contactado” norteamericano que publicó en 1954 el libro “A bordo de un platillo volante” y que no era precisamente un contestatario, declaró que el objeto de los tripulantes de los fenómenos aéreos era reafirmar en la Tierra las bases del matrimonio, la familia y la fidelidad. Por otro lado la pequeña corriente marxista que se congrega en torno al político latinoamericano Posadas tiene como una de sus tareas primordiales el tomar contacto con los OVNI, donde –según ellos- viajan “comunistas de otros planetas”. Como puede comprobarse, las opiniones de todos los gustos no faltan y cada cual ve en el OVNI lo que desea encontrar en la Tierra (la implantación de tal o cual sistema político, el establecimiento de determinados valores morales , etc.).
Los nuevos Iniciados
El asunto de los OVNIs, como hemos venido comprobando a lo largo de estas páginas, posee todas las características simbólicas, psicológicas, culturales y sociológicas para convertirse en una» religión tecnológica». ¿Es posible que, a semejanza de las religiones tradicionales, logre trastocar las convicciones y las escalas de valores de los hombres? Dicho de otro modo: Las gentes que necesitan creer en el carácter sobrenatural y mesiánico de los OVNIs ¿pueden, en efecto de boomerang, quedar afectadas por este fenómeno?
En general, casi todos los casos notables de aterrizaje provocan alteraciones de algún tipo en la personalidad de quienes lo presencian. Lamentablemente, los investigadores sólo entrevistan a los testigos al poco tiempo de tener noticia de la observación y ya no vuelven a verlos. Cuando éstos han sido visitados al cabo de algún tiempo, las lecciones han sido de lo más provechosas.
El OVNI, una presencia mágica
Resulta hoy imposible encontrar en los países occidentales una sola persona normal que no conozca qué es un «platillo volante», Algunos diccionarios han lexicalizado ya estas dos palabras en varias lenguas (no hace mucho una reunión internacional de esperantistas las vertió al esperando:»flugtelero») y cualquier niño es capaz de dibujar su significado en un papel. Desde al menos los años cincuenta, las nuevas generaciones de seres humanos que vienen al mundo se encuentran con que el asunto de los OVNIs está ligado a nuestra cultura como puede estarlo cualquier cosa. EL OVNI forma parte ya de nuestro arte, de nuestra literatura, de nuestra cinematografía, de nuestras conversaciones. Cuando en la prensa aparece una noticia de tal índole, lo que menos llega a provocar es asombro.
La historia nos enseña que no es la primera vez que el hombre ha creído tener presencias mágicas a su alrededor. En la antigüedad fueron los númenes y los dioses familiares, en la Edad Media los elfos y los duendes, en 1897, los tripulantes de la «nave aérea», en 1908 los zeppelines desconocidos, en 1934 los aviones fantasmas y hoy – desde la explosión de Hiroshima- los platillos volantes.
¿Qué decían los hombres de ciencia en 1897 cuando les hablaban de la «nave aérea»? «Tal cosa no existe. Es imposible que un cuerpo más pesado que el aire se eleve y recorra nuestro país.»¿ Qué dicen los científicos encumbrados de hoy cuando les preguntan sobre los OVNIs? «Este tipo de cosas no tiene fundamento real. Es imposible que puedan ser desafiadas las leyes físicas.» Pero tanto la «nave aérea» de finales de siglo como los OVNIs de hoy poseen miles de entusiastas creyentes. ¿Cómo es esto posible, cuando las mayores autoridades académicas se dedican a desacreditar el asunto? La explicación estaría en que estos fenómenos no sólo afectan a la dimensión intelectual del hombre, sino sobre todo, a la emocional.
¿Están preparando la gran invasión?
Estos hechos han dado paso a las más variadas teorías. Hay autores que, vislumbrando en estos cambios valores morales auténticas «tomas de conciencia “superiores, consideran que los OVNIs pretenden influir sobre la humanidad para preparar lo que ellos llaman «La gran Mutación». Así David Yansley, partícipe de este tipo de opiniones, escribe: “Hay algo que está preparando el escenario para un cambio radical en nuestro pensamiento, algo que está intentando liberar al hombre de conceptos limitados que ciegan y empequeñecen su existencia en la Tierra, algo que quiere que la mente humana dé ese salto al conocimiento que alterará su visión del mundo.»
En el otro extremo, diversos autores analizan el misticismo que se desprende del asunto como un regreso a la irracionalidad y sospechan de la posible manipulación de este espiritualismo para fines «materiales». En esta línea, es el propio Vallèe quien escribe:
«Todo el enigma que estamos discutiendo contiene del primero al último los elementos de un mito que podría utilizarse para fines políticos o sociológicos, lo que está corroborado por el curioso vínculo existente entre el contenido de los propios informes y los progresos de la tecnología humana.»
El problema que subyace en toda esta polémica es el tradicional: No sabemos qué es causa y qué efecto en la relación del fenómeno OVNI con la colectividad, no sabemos de dónde procede el «estímulo» que provoca las observaciones o si éste existe realmente como tal. Sólo tenemos informes y más informes, la mayoría de las veces farragosos, mutilados, adornados artificialmente, reconstruidos y mal copiados. Los testigos, con su declaración fresca y sincera, se hallan a menudo a demasiados kilómetros de distancia de los estudiosos que analizan sus experiencias.
Por ello, las diatribas entre una y otras opciones teóricas pertenecen al campo de lo gratuito. La verdad es que los fenómenos aéreos están causando un profundo impacto en nuestra sociedad; un impacto a veces subliminal, pero de enormes consecuencias.