En la revisión constante de la temática OVNI  y la realidad extraterrestre, lejos de la etiqueta, se hace imperioso recorrer también la realidad que nos toca vivir. Nuestro paradigma actual, seamos sinceros, nos enfrenta todo el tiempo al bien y el mal, la guerra y la paz, vida o muerte…

Atravesamos una guerra contemporánea de casi cien años y nuestra mirada está desenfocada. Vivimos en un mundo virtual en el que la guerra se hace presente como normal (no natural), a través de los medios de comunicación y las redes sociales, pero los debates se convirtieron en meros discursos: no debatimos y no pensamos.

También los espacios de discusión de la temática OVNI adoptaron una etiqueta: otra vez el discurso y lo virtual. ¿Ejemplo? Se viralizan cuestiones secundarias y el mismo fenómeno se convierte en la mira, pero nos aleja de la esencia de un tema tan apasionante como creativo. Es muy claro: así  opera del establishment, instituciones formalizadas con un lenguaje propio, conceptual, pero lejos de la realidad misma. Así nos hacemos expertos en interpretar, suponer, especular,  sin provocar un mínimo de sentido crítico. El tema amerita, como sabemos, exponentes con altos grados de conocimiento a la hora del debate y la presentación de los temas.

En un mundo de paradigmas, los contrastes se hacen evidentes cuando nos detenemos en esta carrera hacia ningún lado y los hacemos tan normales que entramos en un estado de confort haciendo análisis de los temas superficiales. Quienes participamos en la temática OVNI, lejos del fenómeno, se nos hace muy complicado ingresar en la etiqueta y mucho más en el producto que nos venden sin sentido, a razón de la manifestación humana que el tema propone cuando nos estamos refiriendo a tecnologías alejadas de la nuestra y que de lleno establecen seres humanos participando de la misma

En este blog hacemos énfasis en el tema de la etiqueta para abrir el debate en la comunicación. Y nos preguntamos, ¿cómo pretender un cambio del que tanto se habla desde la línea espiritual, cuando el ser humano no tiene intención de pensar o debatir con altura, en ideas y conocimientos? La autenticidad del ser humano en la presentación de estos temas merece una tarea comprometida: evitar encontrar en la noticia o en el maestro (contactado), la solución a nuestras actitudes, verdadero resultado de nuestra inercia en la acción. Así, estamos transitando un ciclo vicioso de acciones que nos provocan un seguir sin sentido.

No hay duda que identificar los contrastes nos propone una mirada más de afuera para entender la temática.

El tema OVNI se ha convertido en un disco rayado de opiniones, propio y adecuado a lo que nos ofrece su sigla: Objetos Voladores No identificados. Cuando en verdad, no solo son identificados, sino que a lo largo de la historia continúan apareciendo con datos más que suficientes (al entender de quienes hemos sido acompañados de diferentes maneras por culturas que nos superan por mucho a nuestra realidad planetaria).

Desde este lugar del debate y siempre queriendo encontrar respuestas a estas inquietudes que tenemos acerca de lo que se refiere a los seres del espacio fuera de este planeta, vamos abriendo la escena. Nos encontramos en una perspectiva fascinante en el que el término extraterrestre ha de situarse en una página que tenemos que pasar. Los tiempos cambian y con ellos los conceptos y los sentidos de vida. Continuar en la niñez del debate es convertirnos en un sinsentido, aceptando que aún somos educados como niños, enajenándonos de nuestra verdadera entidad.

Este artículo me lleva a ubicarme en un mundo de contrastes: porque los aceptamos ,pero a la vez los ignoramos. No ponemos de nuestra parte para que desaparezcan. Es nuestra intención continuar el debate y encontrar en los lectores más material en el que podamos construir, entre todos, más documentación en este maravilloso rompecabezas que hemos de resolver nosotros por nosotros mismos.
Para pensar.