Analizadas minuciosamente con los medios que brinda la tecnología más actual, muchas de las fotografías que avalan la realidad del fenómeno O.V.N.I. son falsas. Es decir, pertenecen a hechos explicables de la naturaleza, a objetos conocidos, o son fraudes, meros trucos. También los testigos presenciales de aterrizajes y maniobras en ocasiones mienten, voluntaria o involuntariamente, con sus relatos. ¿Qué fiabilidad podemos conceder a la documentación –informes y fotografías- a la que tenemos acceso?
La primera constatación con la que se enfrenta un analista del fenómeno O.V.N.I., aquel que se ocupa de examinar metódicamente la casuística en bruto que llega a los archivos, es ver el altísimo porcentaje de noticias que son susceptibles de recibir una identificación satisfactoria, en cualquier muestra de informes de objetos volantes identificados.
Recientemente, Allan Hendry, del Center for UFO Studies (CUFOS), una importante organización norteamericana dedicada a la investigación científica del problema O.V.N.I., ha publicado datos relativos a la naturaleza de los objetos que determinaron falsas observaciones O.V.N.I., a partir del arduo trabajo de seguimiento individual de todos y cada uno de los casos que, bajo la presunta etiqueta O.V.N.I., llegaron al CUFOS a través de varios canales de información. De 487 casos estudiados de enero a junio de 1978, 452 fueron explicados completamente (93 por 100), mientras que únicamente 35 fueron dictaminados como O.V.N.I.s auténticos (7 por 100).
Una Investigación difícilmente científica
La conclusión de primera magnitud que se deduce de datos y estudios similares es que alrededor del 90 por 100 de los informes recibidos tienen una explicación convencional. Solo un residuo del 10 por 100 de los casos debe tomarse como constitutivo real del fenómeno O.V.N.I. Esta es la premisa básica que el interesado, aficionado o investigador del fenómeno O.V.N.I. tiene que considerar en todo momento: por definición, nueve de cada diez casos de los que tome conocimiento –a través de los medios de comunicación, información directa, etc.- serán pseudo-OVNIs. Su labor primordial no consiste, pues, en creer en el material que tiene en sus manos, sino, contrariamente, en eliminar esos falsos incidentes y quedarse con ese uno restante. No olvidemos que si intentamos convertir la Ufología, la Ovnilogía, en una disciplina, en la Ciencia no se admite la Fe, sino el peso de la evidencia.
Pero para ello se debe ser consciente de la existencia de innumerables estímulos visuales que pueden confundir y engañar a un espectador casual de la bóveda celeste. Se puede decir que la naturaleza y la tecnología se alían diariamente para proporcionar incontables fuentes de mistificación y error. Hay estimulo de todas las categorías: meteorológicos, astronómicos, aeronáuticos, biológicos y psicológicos; algunos de ellos, a pesar de ser extremadamente comunes, todavía siguen propiciando falsos avistamientos de O.V.N.I.s. Nuestra pretensión en este punto es documentar al lector sobre los objetos, fenómenos y procesos que suelen dar pie a observaciones de supuestos O.V.N.I.s, sin que realmente exista una base objetiva para ello.
Curiosos fenómenos de la naturaleza
Clasifiquemos el amplio espectro de las explicaciones potenciales de los informes O.V.N.I. en dos grandes categorías, los fenómenos naturales y los artificiales. El grupo de los fenómenos naturales, a su vez, puede dividirse en varios subconjuntos de causas motrices de equivocaciones, atendiendo a su naturaleza común. Pasemos revista a los mismos.
Los cuerpos astronómicos son culpables en gran medida de las confusiones con supuestos O.V.N.I.s. El hombre de la calle, generalmente, es un profano en el tema de los objetos celestes, y no está habituado a observar, por ejemplo, planetas en las épocas de máximo acercamiento a la Tierra, cuando despiden un brillo notable. Le puede sorprender la luz de una estrella durante una noche de verano o que la atmósfera está muy transparente. De otra parte, la luz de las estrellas puede refractarse debido a la inestabilidad atmosférica y aparecer como una secuencia de colores de los que el rojo, blanco y azul son los más comunes.
Errores de visión
A veces, estrellas y planetas parecen saltar, cambiar de posición y hacer otras curiosas cabriolas. Esto se debe a varios mecanismos, como la autocinesis , que es el movimiento aparente de puntos luminosos vistos sin un marco de referencia en que ubicarlos, especialmente cuando se encuentran bastante altos sobre el horizonte. La razón se halla en los movimientos involuntarios del ojo humano. Cerca del horizonte, sin embargo, la refracción de las diversas longitudes de onda de la luz tiene lugar en ángulos diferentes, haciendo que la fuente de la luz –indudablemente estática- dé la sensación de cambiar la situación. Finalmente, la atmosfera puede distorsionar la luz de una estrella hasta darle la apariencia de un cuerpo de mayor tamaño y de forma peculiar.
De entre los objetos planetarios que más pueden ser confundidos con O.V.N.I.s reales, Venus sobresale de manera extraordinaria. Efectivamente, el lucero del alba” es el planeta que mas ha contribuido a crear falsas interpretaciones. Y, sin embargo, algunos escritores, sin demasiado conocimiento de los trucos que la naturaleza puede jugar sobre la percepción humana, han puesto en tela de juicio de diversas explicaciones que, basadas en la observación del planeta Venus en determinadas condiciones atmosféricas y períodos del año, han sido adelantadas para algunos casos O.V.N.I. aparentemente espectaculares. Estos mismos escritores han puesto literalmente el grito en el cielo cuando los testigos de los avistamientos en cuestión eran aviadores, personal de bases aéreas, radaristas, etc.
El argumento esgrimido normalmente es que estos son testigos cualificados, que han recibido instrucción técnica sobre los distintos fenómenos que aparecen en el cielo y que, por tanto, no pueden caer en los mismos vulgares errores de apreciación que los observadores profanos.
Fuente: Documento OVNI que està en la biblioteca del CIO: Editado año 1989