En el devenir de los tiempos, cuando organizamos la información en todo su contenido que hace al tema OVNI, los millones de casos que se han manifestado en todos los lugares de la sociedad provoca que el ser humano sea el protagonista número uno. Como tal, el ser humano sujeto a sus realidades, sus propias circunstancias, deduce que la mente juega un papel importante.

En ocasiones y reiteradamente, condicionamos nuestra tarea desde los lugares científicos más exactos, alejándonos de los lugares espirituales en tiempos donde la confusión reina. Aferrarnos a la ciencia alejada de los ámbitos del stablish man desata la polémica en la espiritualidad que también es tocada por el estado profundo, generando confusión. El ser humano ha olvidado poner en acción el pensar, acto que ha provocado los saltos más importantes de nuestros verdaderos acontecimientos que han cambiado las direcciones de nuestros destinos en diferentes momentos de nuestra historia como humanidad.

En nuestras tertulias que hacemos en la Sala del CIO alcanza para revisar todo lo que hace al tema OVNI. Los temas van derivando desde el fenómeno, pasando por la geopolítica, la sociología, la economía, las diferentes formas de pensamiento que vamos desarrollando a lo largo de la historia de la humanidad, la historia, la antropología, la arqueología y tantas disciplinas como las hay por estos tiempos, que han acompañado al hombre desde que se conoce como tal.

Cada individuo responde a su forma educativa, generando su propia cultura. Las creencias establecen una parte importante de esa cultura cuando en él se encausan diversas formas de saber su origen. Es aquí cuando la psicología, como ciencia, nos ingresa respuestas a esos lugares “desconocidos”. Es posible que en la antigüedad lo desconocido ya se conocía y se ponía en práctica. Seguramente era una materia a desarrollar y en ocasiones se traduce en la actualidad lo que para nosotros son mitos o leyendas.

En diferentes momentos del shock que se vivió en los años 40, con estos “ovnis”, la psicología tomó un lugar importante en los ámbitos de la investigación.

La psicología nos ingresa a un mundo maravilloso, capaz de detectar de inmediato a los seudo contactados y aquellos que en estos temas desarrollan una dialéctica seductora en captar con ideas, las mentes de los perezosos mentales. Una manera interesante de alejar al individuo cada vez mas de su identidad como ser humano que tiene la capacidad de pensar por si mismo.

Hoy, mientras camino la lectura de uno de los libros del señor Antonio Ribera, me encuentro con un tratado de psicología en el que se menciona a Carl Jung con un libro tratado en el tema OVNI:

Un mito moderno. De cosas que se ven en el cielo (en alemán Ein moderner Mythus: Von Dingen, die am Himmel gesehen werden)

Una de las últimas obras del psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo Carl Gustav Jung publicada en 1958. analiza el fenómeno ovni desde una perspectiva psicológica. Dentro del marco de la historia de la ufología, se trata del precedente más directo de las hipótesis psicosociales y paraufológica surgidas años después para tratar de explicar el fenómeno ovni desde el sujeto, desde el fundamento psíquico y sociológico del testigo, en detrimento del objeto percibido. Esto último, más propio de la hipótesis extraterrestre hegemónica hasta entonces.

El ensayo de Jung realiza un completo estudio del trasfondo psíquico de las visiones y manifestaciones de los ovnis, analizando su simbolismo y mitología, y enmarcándolo en su tesis de los arquetipos de lo inconsciente colectivo. Para Jung entre psique y materia existiría un continuum, los ovnis serán más bien de naturaleza psicoide, es decir, tendrían por base una realidad que integra y supera los opuestos anteriormente mencionados de materia y psique o unus mundus. De ahí la imposibilidad de resolver su naturaleza apelando unilateralmente a la fría objetividad o la mera subjetividad, haciéndose necesaria una aproximación unificadora a través del símbolo.

Es en este punto donde los detractores del tema OVNI les alcanza para lanzar líneas en la intención de negar, es suficiente el apartar al individuo de los verdaderos lugares de investigación en un tema que siendo evidente no se encuentran evidencias. Sin rayar en la creencia, mucho menos en la negación, el tema ovni nos pone a PENSAR. Por supuesto como un enigma resuelto que ha de resolverse con más que una evidencia.

En otra parte de este libro del señor Antonio Ribera nos alcanza el análisis del señor Carlos Muñoz Espinalat, psico sociólogo, quien examina exhaustivamente todos los factores que intervienen en la fenomenología de los ovnis. Nos sumerge en un tema que trataremos en próximos artículos cuando de la psicosis colectiva se trata cuando hablamos del tema ovni para negarlo.

Entre estas páginas comparto algunas conclusiones de Antonio Ribera, un referente para quienes del tema ovni quieren profundizar, en referencia a psicosis o realidad.

…lo que tiene más importancia no es el hecho de la existencia o la no existencia de los ovnis –hablamos del punto psicoanalítico- sino la gran aceptación que ha tenido la noticia de sus apariciones, porque esta reacción tan espectacular es debida a que en los ovnis el hombre ve la representación de unos arquetipos ancestrales de un recuerdo heredado de hace miles y miles de años, que se hallaba enterrado en el inconsciente, y que ahora ha salido a la superficie. ¡Pero por qué ha sufrido ahora este recuerdo? Según Jung, ello sucede cuando se acerca un cambio para la Humanidad. Esto coincide con otros datos que no tiene nada que ver con la psicología sino con los hechos simples y escuetos: la entrada en la era espacial, el descubrimiento del átomo, la prolongación de la vida, el aumento explosivo de la población, los cambios de formas de vida, los nuevos alimentos, las investigaciones y descubrimientos médicos, sobre todo en investigación cerebral, etc.

Quizás estemos ante una próxima transmutación de la Humanidad tan importante como la de la aparición del “homo Sapiens”

Parte de nuestras lecturas para ustedes, nuestros lectores, que sabemos les encanta pensar, preguntar y desasnarse en temas que se convirtieron en divertimento, casi museos o espacios para desenvolverse en las vanidades de juegos conspiranóicos, sabelotodos, profesionalizando a un ser humano que no piensa.