El episodio se repite en uno y otro país latinoamericano. Pueblos alzándose contra los poderes establecidos de derecha o de izquierda, gobiernos autoimpuestos y ajenos a las realidades de los ciudadanos o leyes elaboradas para beneficiar a unos pocos.
Lo triste es que en estas protestas que medían fuerzas opuestas, que encarnan una batalla sin fin, producto del fenómeno de la polarización, los que están en el medio: jóvenes, estudiantes, campesinos, líderes sociales y demás son los más afectados, pues terminan siendo usados como carne de cañón por bandos contrarios en ideología que usan sus muertes para lanzarse en ristre contra sus opositores.
Los vacíos institucionales, el analfabetismo, la falta de pensamiento autónomo y profundo son el caldo de cultivo que han aprovechado líderes carismáticos de izquierda o derecha para enajenar el pensamiento y acciones de una masa que ciegamente obedece sus incitaciones al odio».
¿Qué hacer para que esta masa no siga poniendo los muertos? ¿Qué hacer para salir de la polarización?
La educación de los pueblos es la única opción. Pero mientras el erario público se desangra en los bolsillos de los corruptos, elevemos una oración para que no hayan más muertos en estas protestas y evitemos la violencia.
Sin violencia somos más.