En los años recientes el ecosistema de startups en la región ha evolucionado de manera positiva, trayendo diversas innovaciones tecnológicas como solución a algunas de las principales problemáticas que enfrenta Latinoamérica.
En una población en la que la desigualdad es bastante notable, el emprendimiento de impacto ha sido crucial en la difícil tarea de cerrar las enormes brechas existentes en América Latina, desde problemas de inclusión financiera hasta problemáticas que afectan a la infancia. Sin embargo, para los emprendedores que deciden apostarlo todo para iniciar proyectos de impacto social hay un desafío que se suma a la ya difícil labor de emprender: menor acceso a inversión en comparación con otras áreas.
Fuente: Unsplash
Si bien es cierto que el último año fue realmente difícil para las startups en general acceder a capital de riesgo, los proyectos con foco social están experimentando un crecimiento alentador cuando se trata de acceder a financiamiento. De acuerdo con Jesús Tapia, director de la aceleradora IMPACT de la universidad española de negocios, ISDI, “el mercado global de inversión de impacto creció de $420.910 millones de dólares en 2022 a $495.820 millones en 2023, según el informe ‘Impact Investing Global Market Report 2023’. Esto refleja el hecho de que ‘lo social’ está en la mente de las personas y las empresas, y los inversores son conocedores de este hecho”.
Tras la caída del 63% en el total de fondos recaudados por startups de la región en 2023, este año representa un reto para los emprendedores que buscan acceder a financiación, una situación que podría afectar directamente a las iniciativas con foco social. Ante esto, Tapia comenta que “si bien es cierto que dada la situación geopolítica hemos observado que los inversores se muestran más cautelosos. A medida que el ecosistema inversor se estabilice, creemos que los inversionistas en impacto social y las startups seguirán trabajando en pro de los objetivos de sostenibilidad e impacto social que han guiado a las organizaciones en los últimos años”.
La nueva era del emprendimiento social
La tecnología está dando un nuevo enfoque a la innovación social, con herramientas que traen nuevas formas de resolver las problemáticas sociales de ahora. Esto está llamando la atención de organizaciones que buscan fomentar la transformación a través del respaldo de iniciativas que lo promuevan.
En el caso de UNICEF Lab, un laboratorio de innovación y aceleración de proyectos creado por UNICEF España y desarrollado por <IMPACT>, se han enfocado en apoyar soluciones innovadoras a los problemas a los que se enfrentan los niños y niñas más vulnerables.
La iniciativa busca apoyar emprendimientos de impacto que ayuden de alguna manera a mejorar la vida de la infancia y adolescencia en el mundo hispanohablante, lo que multiplica el impacto de UNICEF a través de proyectos escalables que estén teniendo un impacto real en los derechos de la infancia en áreas como salud mental y el desarrollo de hábitos de vida positivos; protección de los derechos digitales; o proyectos que estén siendo desarrollados en colaboración con entidades sociales.
En este caso, los proyectos reciben apoyo mediante y acompañamiento de mentores de alto nivel especializados en áreas de mejora como diseño de producto o servicio, ventas, comunicación y marketing, modelo de negocio, legal, UX/ UI, financiación, entre otros. En algunos casos, programas similares ofrecen a las startups beneficiarse de acceso a capital y mentorías similares que les permitan escalar sus proyectos a otros mercados, por lo general a cambio de una participación.
El hecho de que hoy haya más iniciativas enfocadas en impulsar a quienes buscan generar un impacto en la población, es una prueba de que cada vez son más oportunidades de emprender un negocio y convertirse en agentes de cambio. No obstante, todavía queda un largo camino por recorrer, pues este tipo de proyectos tienen un reto más difícil en comparación con las startups tradicionales a la hora de acceder a capital de riesgo. “No solo deben demostrar métricas de validación del modelo de negocio, ingresos recurrentes y clientes o usuarios activos. Para las startups de impacto social el tema se complica un poco más porque junto a lo ya dicho hay que mostrar métricas de impacto social; es decir, hay que convencer al inversor no sólo de que se puede rentabilizar las inversiones en impacto social sino también demostrar dicho impacto de forma tangible”, concluye Tapia.