En materia de planeación urbana ha persistido la idea en Colombia de que si algo funcionó en una ciudad, podrá ser replicado en otros territorios sin considerar las diferencias que haya en cuánto al área de las ciudades, sus características socio económicas, sus tamaños poblacionales y sus diferencias topográficas.

Por supuesto que las innovaciones que han sido exitosas en algunas ciudades pueden ser tomadas como puntos de referencia o ejemplos para ser implementadas en otras áreas urbanas. Incluso, de los errores y de los fracasos también se pueden sacar lecciones para no caer en ellos también.

TransMilenio es un ejemplo de cómo el mismo sistema que se diseñó para una ciudad gigantesca como Bogotá, de más de ocho millones de habitantes, fue replicado en muchas ciudades intermedias de Colombia, varias de ellas sin siquiera un millón de habitantes. Por supuesto, los resultados no pueden ser los mismos, pues mientras en Bogotá el sistema no responde a la enorme demanda, en las ciudades más pequeñas el sistema transporta menos pasajeros de los estimados. El Megabús de Pereira estimaba transportar 150 mil pasajeros al día, pero apenas llega a 95 mil. Algo parecido sucede en Cali donde los operadores proyectaban transportar 900 mil pasajeros diarios en el MIO, pero la realidad es que llegan apenas a 500 mil. Pareciera que fueron sistemas sustentados en cuentas alegres.

Ahora la moda en varias administraciones locales del país es construir cables aéreos, en vista de que el Metrocable de Medellín, inaugurado en 2004, ha resultado ser un éxito como medio de transporte que conecta a los habitantes de varias comunas con el metro y el tranvía, a los que está integrado, sin generar costos adicionales en los pasajes, lo que supone un ahorro en tiempo y en dinero para la población beneficiada.

El Metrocable de Medellín. / Foto EL TIEMPO

En Cali funciona el MIO Cable desde 2015, aunque la cifra de usuarios ha aumentado progresivamente, pasó de 4500 usuarios diarios en el primer año a 5700 en el segundo, las proyecciones que se tenían era que movilizaría a más de 10 mil.

Otro ejemplo, en el año 2005, la alcaldía de Manizales estimaba transportar 17 mil pasajeros diarios en el Cable Aéreo de esa ciudad, sin embargo, hasta 2013 sólo viajaban en él entre 4000 y 4500.

En Bogotá ya está en marcha la construcción de uno en Ciudad Bolívar y de otro en San Cristóbal. y en Pereira se proyecta la construcción de al menos tres líneas. Los mismos planes hay en Ibagué, Bucaramanga y otras ciudades del país.

La idea general de un sistema de cable aéreo es llegar a sitios altos, generalmente zonas marginadas y densamente pobladas, que no cuentan con un buen servicio de transporte, donde hay poco espacio público y a dónde es difícil acceder.

Los cables aéreos son alternativas amigables con el medio ambiente y ventajosas para las poblaciones vulnerables que viven en zonas altas de las ciudades, siempre y cuando se tenga presente que su capacidad es limitada y que cubre distancias cortas, por lo cual no se les puede considerar como sistemas masivos.

Este tipo de sistemas de transporte necesariamente tiene que estar integrado desde un principio a los otros medios de movilización que haya en la ciudad para que no se vuelva una competencia y para que no genere costos adicionales para los habitantes. Por eso, las proyecciones del número de usuarios que se hagan para los distintos cables que se planean construir deben tener en cuenta las poblaciones directa e indirectamente beneficiadas, los medios que usan actualmente para desplazarse, el presupuesto que los hogares destinan para transporte, los trayectos que suelen hacer… Todo esto para que no tengamos sistemas subutilizados.

Bienvenidos los casos exitosos y los buenos ejemplos, pero que no se olvide que cada territorio tiene su propia dinámica, y que las mismas soluciones no van a responder de la misma manera en todas partes.