¿Por qué insistir en el error de decir que los buses BRT (Bus Rapid Transit) como TransMilenio hacen los mismo que un sistema férreo, en especial el metro, a pesar de las diferencias abismales que hay entre ellos? Lo único claro es que todos son medios que hacen parte de un sistema de transporte y desplazamiento, que se complementan, pero cada uno tiene alcances distintos.
No es posible descalificar de entrada la necesidad de un sistema metro en una ciudad con el simple argumento que los sistemas de buses como TransMilenio hacen exactamente lo mismo, por el contrario, cada ciudad tiene características distintas que es necesario analizar para determinar si es suficiente solo con un sistema BRT o si además requiere de un sistema férreo que se articule con el de buses, y en tal caso ese metro debe responder a las dimensiones y a las necesidades de esa urbe y de su población.
La diferencia entre un metro y un bus no radica en lo dicho hace unos días por el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, en el Concejo de la ciudad, donde preguntó si era porque las llantas del bus son de caucho. No importa que sean dos o tres buses pegados, como TransMilenio, con carril exclusivo, no equivale a un metro.
Para empezar, un sistema metro no tiene los obstáculos que encuentra un medio de transporte superficial, sea bus o tranvía, pues no hay un semáforo que lo detenga, ni tiene que interactuar con los demás vehículos que circulan por las calles. Tampoco detienen su funcionamiento las manifestaciones sociales y su carril no corre el riesgo de ser invadido por carros, motos o bicicletas. Además, contrario a los BRT como TransMilenio, un metro no hace fila detrás de otros metros para llegar a una estación. Todo esto permite que este sistema férreo avance sin inconvenientes y que tenga un tiempo estimado preciso de desplazamiento entre una estación y otra, y a lo largo de toda su línea.
Tener un sistema de metro en la ciudad no significa que se deba excluir al de buses, ya que ambos se necesitan, sin embargo, hay que reconocer los alcances de cada uno. Por lo regular, en las grandes ciudades donde hay metro las rutas de los buses son más cortas y acercan a los pasajeros a las estaciones de metro, el cual, por su capacidad, velocidad y fluidez sin obstáculos, puede atravesar las ciudades en poco tiempo. Hay que entender que el metro es la columna vertebral de los sistemas de transporte de las principales ciudades de mundo, y que, así como los buses alimentan a los metros, los metros alimentan a los trenes de cercanías, que tienen una capacidad mucho mayor para transportar pasajeros a lo largo de varias ciudades o municipios.
El trazado de las rutas también difiere, mientras que una de BRT está supeditada al diseño de las ciudades y al sentido de las calles y avenidas, en un metro no pasa eso, ya que puede realizar largos desplazamientos en línea recta en el subsuelo, lo que permite que se avance a una velocidad mayor y de forma constante. En ese orden de ideas, las ciudades que cuentan con un completo sistema de metro no necesitan llenar la superficie de buses, lo que disminuye la congestión vehicular.
Otra ventaja del metro, en especial el subterráneo, es que no ocupa espacio vial y permite aprovechar la superficie para otro tipo de funciones, sean públicas o privadas, entonces no es raro que los metros circulen debajo de zonas comerciales, museos, parques o espacios residenciales. El subsuelo es un espacio aprovechable que no ha sido considerado lo suficiente en las urbes colombianas.
Un BRT como Transmilenio requiere de dos carriles por sentido para funcionar al máximo de su capacidad, y a pesar de este sobre uso del espacio vial, llega al 50% de la capacidad de un metro.
La capacidad de un metro para transportar pasajeros también es superior a la de un BRT. Un metro puede mover 80 mil pasajeros hora/sentido, mientras que Transmilenio puede alcanzar hasta 50 mil.
En materia ambiental, los metros contaminan menos porque su funcionamiento es con electricidad, contrario a los buses que circulan por las ciudades colombianas a base de combustibles fósiles, como el diésel, sustancia que está relacionada con la generación de enfermedades respiratorias, cardiovasculares y el cáncer de pulmón.
El hecho de que el sistema de buses BRT sea segregado a nivel y con intersecciones aumenta la probabilidad de accidentes de tránsito, lo que no sucede con un metro porque cuenta con una vía exclusiva e independiente.
La vida útil de los buses articulados es de máximo 15 años, mientras que la de un sistema férreo como el metro puede alcanzar 30 años, y, repotenciada y ajustada, hasta 50.
Además de estas comparaciones se podrían hacer otras relacionadas con la calidad y la puntualidad del servicio, los costos de operación, la vida útil de la vía de las losas de un BRT frente a la vía férrea de un metro, pero queda claro que un metro no es igual a un sistema articulado de buses BRT, como TransMilenio, Megabús o el Mío, sin embargo, la elección de uno u otro sistema en una ciudad se debe hacer en función de las demandas de pasajeros de cada corredor para que justifique su implementación.