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La cuarentena obligatoria ha hecho que muchos trabajadores continúen con sus actividades laborales desde sus hogares. Aunque para algunos esta es una nueva forma de trabajo, lo cierto es que funciona desde hace varios años y se trata de una alternativa que debería mantenerse y ampliarse, independiente de este estado excepcional que la sociedad está viviendo y que obliga a que todos los ciudadanos permanezcan aislados para prevenir la propagación del coronavirus.
En los últimos días se ha visto a profesores universitarios que continúan con sus clases de forma virtual, muchos periodistas transmiten desde sus casas, oficinistas que preparan sus informes de forma remota y reuniones empresariales on-line. Trabajar desde casa puede traer muchas ventajas no solo para el trabajador, sino también para las empresas y para las ciudades. Aunque, claro, no todas las profesiones permiten un trabajo virtual.
En Colombia el teletrabajo se encuentra definido en la Ley 1221 de 2008 como “una forma de organización laboral, que consiste en el desempeño de actividades remuneradas o prestación de servicios a terceros utilizando como soporte las tecnologías de la información y comunicación -TIC- para el contacto entre el trabajador y la empresa, sin requerirse la presencia física del trabajador en un sitio especifico de trabajo”.
La tecnología ha permitido que diseñadores gráficos, redactores, programadores, profesores, contadores, comerciantes, telemarketing, atención al cliente, community managers, periodistas, entre otros, sean consideradas como las áreas más propensas al teletrabajo, pero el aislamiento obligatorio ha obligado a que la lista de profesiones que pueden aplicar el trabajo remoto se amplíe.
Lo más importante para que una organización implemente el teletrabajo es que sus empleados cumplan con los objetivos de sus trabajos, no que permanezcan equis cantidad de horas en las sedes de las empresas. El empleado desde su casa o desde el sitio donde se encuentre puede adelantar informes, enviarlos por correos electrónicos, usar las plataformas tecnológicas que necesite y asistir a las reuniones que se convoquen a través de videollamadas, compartir presentaciones, trabajar en línea con otros compañeros y tener comunicación laboral permanente con sus colegas y jefes.
Adicional a esto, si se tiene la posibilidad de trabajar de forma remota, parcial o totalmente, el ambiente laboral puede resultar más placentero, ya que el trabajador sigue respondiendo por sus actividades desde lugares que le resultan más agradables, como su casa, donde puede compartir más tiempo con su familia, en su café preferido o en cualquier otro lugar donde haya una conexión a Internet. Igualmente, su estado anímico será mejor y su productividad aumentará. Trabajar flexiblemente permite obtener un equilibrio entre la vida profesional y laboral.
Un oficinista que gasta diariamente entre 60 y 90 minutos para ir a su sitio de empleo, más el tiempo en regresar a su casa, podría usar esas horas que dedica al desplazamiento para otras actividades que le sean más útiles y economizarse el dinero del transporte, lo que significa mejor calidad de vida.
Para las empresas también es provechoso tener empleados que trabajen de forma remota. Por ejemplo, podrían reducir los costos fijos en planta física, mantenimiento, servicios públicos, entre otros; tener control y seguimiento permanente al desarrollo de las tareas programadas a través de herramientas tecnológicas. Además, las organizaciones mejorarían sus condiciones de reclutamiento al contratar al personal que necesite sin importar su ubicación o disponibilidad de desplazamiento e incluir población en situación de discapacidad. Además, de acuerdo con el Ministerio de Trabajo, la productividad de las empresas que han optado por esta modalidad de trabajo aumentó casi 40%.
El teletrabajo también puede representar beneficios para las ciudades porque reduce el tráfico asociado a las jornadas de trabajo y contribuye a la mejora y a la sostenibilidad de la movilidad en los centros urbanos. Sin embargo, para que esto suceda debe haber una implantación del teletrabajo en las empresas mucho más amplia de la que se tiene en la actualidad.
El ‘Cuarto Estudio de Penetración del Teletrabajo en Empresas Colombianas’, realizado por el Ministerio de las TIC, la Corporación Colombia Digital y el Centro Nacional de Consultoría, reveló que el número de teletrabajadores en el país pasó de 31.553 en el 2012 a 122.278 en 2018. Entre las empresas en Colombia que han implementado el teletrabajo están Bancolombia, Cisco, Carvajal, Bayer, el Fondo Nacional del Ahorro, Avianca, la EPS Famisanar, Compensar, la DIAN, el Acueducto de Bogotá, entre otras.
Y según el ‘Primer Informe del Estado del Teletrabajo en América Latina y el Caribe’, realizado en 2017 por la firma ITA-LAC, Brasil es el país de América Latina con más empleados trabajando desde sus casas, con un estimado de 15 millones de teletrabajadores, seguido de México que tiene 2,6 millones, Argentina con 2 millones y Chile con 500 mil.
El teletrabajo es innovación organizacional y supone un cambio interno y nuevas formas de relación entre jefes y empleados, pero saltar a esa modalidad de trabajo supone una reorganización de las empresas y una verificación de las condiciones de trabajo que garantice la identificación de los cargos aptos para teletrabajar y las áreas en las que podría aplicarse el modelo, la infraestructura y plataformas tecnológicas que soportarán el teletrabajo, la disponibilidad de recursos tecnológicos, la disponibilidad de recursos organizacionales, la atención a la legislación vigente en materia jurídica de regulación laboral que acompañen esta modalidad de trabajo, la formación de los trabajadores en el uso de herramientas tecnológicas y la medición de indicadores.
Este periodo de aislamiento obligatorio también impone para muchas personas un trabajo obligatorio desde casa, lo que debe ser visto por las empresas como una oportunidad para replantear sus formas de trabajo y aprovechar para hacer pruebas piloto de teletrabajo que redunden en aumento de la productividad, calidad de vida de los trabajadores, mejoramiento de la movilidad en las ciudades y generación de procesos de calidad, porque el trabajo no es el sitio al que se va, sino la tarea que se hace.