Avianca es noticia por estos días debido al multimillonario préstamo de 1.4 billones de pesos (370 millones de dólares) que le hará el Gobierno Nacional para reestructurar la compañía y garantizar la prestación del servicio aéreo.
Este gigantesco desembolso ha generado muchas críticas, si se tiene en cuenta la gran cantidad de pequeñas y medianas empresas que cerraron durante la pandemia sin haber recibido ayuda estatal, como el subsidio a la nómina, lo que incidió en el aumento del desempleo.
La justificación que ha dado el Gobierno sobre el préstamo es que esta aerolínea cumple un servicio público esencial, y en palabras del viceministro de Hacienda, Juan Alberto Londoño, “más del 50 % del transporte aéreo en Colombia lo cubre Avianca”.
Pero más allá de lo conveniente o inconveniente del préstamo, esta situación deja ver una vez más la dependencia tan grande que tiene el país por el funcionamiento de esta aerolínea.
De acuerdo con información de la Aeronáutica Civil, en 2016 Avianca efectuó un total de 24.666 millones de pasajeros-kilómetros, lo que corresponde a una participación del 48 % del mercado. De lejos, le siguió Lan Colombia (hoy Latam) con una participación de 7,5 % y en tercer lugar estuvo Iberia con el 4,5 %.
Además, en 2016 Avianca movilizó el mayor número de pasajeros domésticos, alcanzando el 57,3 % del mercado, con un crecimiento de 2,57 % con relación a 2015. Le siguió de lejos Lan Colombia con el 17,8 % del mercado. Viva Colombia transportó el 13 % de los pasajeros.
Durante el paro de 700 pilotos de la compañía en 2017, que se prolongó por 50 días, entre el 20 de septiembre y el 9 de noviembre, el país sintió los efectos de no tener todos los aviones de Avianca volando. La oferta de vuelos se redujo dramáticamente. El precio de los tiquetes subió en algunos casos hasta el 200 %. Esto produjo que el sector hotelero fuera uno de los más golpeados por la huelga, porque muchos turistas cancelaron sus reservas y también hubo cancelación de numerosos eventos, seminarios, congresos y convenciones.
En los primeros siete meses de ese año 2017, la Aeronáutica Civil reportó que Avianca movilizó el 61,5 % de todos los pasajeros, es decir, 9.388.661 de un total de 15.337.826. Esto demuestra que el país está en manos de una aerolínea y que no se ha avanzado para diversificar la conectividad de los destinos con nuevos operadores aéreos.
El Gobierno admite la dependencia que tiene de esta aerolínea. Según el Viceministro de Hacienda: “No podemos dejar que ese servicio público se pierda, porque dejar de tener una empresa como Avianca y reemplazarla por otra que llegue eventualmente a recuperar esa conectividad tardaría más de cuatro años. Eso representaría costos para la economía colombiana de aproximadamente 20 billones de pesos.”
El Gobierno no invierte este dinero en la aerolínea estatal Satena porque considera que no sería rentable, ya que, aun con todo ese millonario desembolso, no podría cubrir todo el servicio público del país. “Si ponemos esos 370 millones de dólares en Satena, no estaríamos cubriendo ni el 10 % del servicio que presta Avianca, porque Satena tendría que conseguir nuevos aviones y generar el tamaño y la logística que tiene Avianca”, explica el Viceministro.
Para ser justos, aunque las otras aerolíneas que operan en Colombia no tienen el peso y el impacto de Avianca, todas deberían recibir el mismo apoyo estatal.
La crisis económica reciente de Avianca, la huelga de pilotos de la compañía en 2017 y el creciente número de pasajeros aéreos en Colombia, demuestran lo inconveniente y peligroso que es para la estabilidad económica esa dependencia a una sola aerolínea y que se hace necesario tener mayor competencia en la aviación del país.
Los casos concretos se ven en los precios exagerados de los tiquetes aéreos de Avianca a capitales departamentales como Pasto, Mocoa, Florencia o Villavicencio, que en muchos casos superan el millón de pesos. Esos precios los establece la compañía por esa posición dominante que tiene en el mercado y que se traduce en un abuso hacia los usuarios, quienes no encuentran más opciones. Lo otro es viajar por tierra 8, 10 o 12 horas.
La conectividad para el transporte de pasajeros y de carga no solo implica ampliar la oferta de compañías aéreas, sino también la urgente necesidad que tiene el país en desarrollar un moderno sistema de transporte multimodal, que involucre ríos, trenes, camiones y aviones, lo que traería beneficios para la competitividad y reduciría costos logísticos.
Avianca sabe que el Gobierno siempre saldrá a su rescate para evitar una severa crisis económica y de conectividad en el país. Eso demuestra que, aunque la aerolínea sea la que necesite el dinero para su reestructuración, el débil viene siendo el Gobierno que no se ha atrevido a ampliar la oferta de aerolíneas en el país para que poco a poco disminuya la posición dominante de esta compañía.