«Criminalizar la violencia intrafamiliar está generando una ruptura del núcleo familiar (…) atosigando a todo el sistema penal colombiano», dice este post de la Casa de la Mujer el cual, compartido en Facebook con Néstor Humberto Martínez ya elegido como fiscal general de la nación, indignó a muchísimas mujeres. Sus comentarios en la red social se movieron entre un montón de signos de interrogación y preguntas sobre qué le pasa a este personaje, pasando por calificativos de machista y retrógrad0. Muchas de ellas no sabían que Martínez había pronunciado estas palabras antes de ser elegido, en la audiencia ante la Corte Suprema de Justicia, precisamente para obtener su nombramiento.

En ese momento, asociaciones de mujeres manifestaron públicamente su rechazo y pidieron ser escuchadas por la Corte para exponer sus argumentos en contra de la descriminalización de la violencia intrafamiliar y evitar así que Martínez fuera nombrado como el nuevo fiscal general. Sus palabras no sirvieron para ello, pero sí resultaron útiles para que, una vez elegido, él saliera a decir que la protección de las mujeres será una prioridad para la Fiscalía y asegurara que sí habrá castigo penal para el infractor como parte de una política global para hacerle frente al maltrato intrafamiliar.

Es reconfortante ver que ya no le resulta tan fácil a un funcionario pasar de agache cuando las mujeres representan un grupo de opinión, pero esperemos que el cambio en el discurso haya sido producto de una recapacitación y no solo una reacción política para calmar los ánimos, porque suena totalmente descabellado pensar que, para un fiscal general, lo que acaba con el núcleo familiar es la criminalización de la violencia intrafamiliar y no la violencia en sí misma.

También falta ver cómo se traducen las palabras de Martínez en hechos. Seguramente las asociaciones de mujeres estarán vigilantes, porque la realidad en cifras es aterradora: solo por citar un ejemplo, entre y enero y febrero de 2015, según el Centro de Referencia Nacional sobre violencia, de Medicina Legal, “en el marco de la violencia intrafamiliar, 735 niñas y mujeres adolescentes fueron víctimas de violencia por parte de un familiar o cuidador y 6.269 fueron víctimas de violencia de pareja. En cuanto a las mujeres mayores de 60 años, 119 de ellas fueron agredidas físicamente y 1.482 fueron víctimas de violencia por parte de otros familiares”.

Le queda a uno la duda de cómo pudo Martínez pensar, con datos como los citados, que no tiene un valor social criminalizar la violencia intrafamiliar. Y si le parecía que estos delitos están atosigando la justicia, la solución no puede ser disminuir la cantidad de hechos y acciones que se tipifican como tales en el país para que fluya la justicia.

Ojalá el nuevo fiscal muestre un poco más de conocimiento del ciudadano de a pie que el demostrado inicialmente en relación con la violencia intrafamiliar, porque eso sí, todos sabemos que conoce a la perfección los hilos del poder.