Los testimonios de madres solteras y de sus hijos que han inundado las redes sociales a raíz del referendo propuesto por Viviane Morales son muestra de que esta señora y los congresistas que le votaron sí a su propuesta no saben realmente de qué están hablando.

No de otra manera se entiende que solo consideren viable en el país la adopción de niños por parte de parejas compuestas por hombre y mujer, con lo cual el tema ya trascendió la discusión sobre las parejas homosexuales para trasladarse a aquellos solteros que quieren cumplir con su sueño de educar a uno o a varios hijos que otros han abandonado.

Nadie parece estar pensando en lo realmente importante de este asunto: los menores de edad que están en una casa de adopción a la espera de una familia que se haga cargo de ellos y les brinde una opción de vida con futuro. Seguramente los congresistas no saben que cuando los muchachos que no encuentran esta alternativa cumplen 18 años, deben salir al mundo a buscar qué hacer.

Personas conocedoras del tema me explicaron que no son pocos los que terminan delinquiendo o viviendo en la calle, porque el abandono y la desesperanza no les dejan otra opción. Ahora la señora Viviane y sus secuaces quieren sumar más niños a estas estadísticas por la arrogante actitud de creerse dueños de la moral, por esa vanidad espiritual que los hace sentirse superiores a los demás por supuestamente estar más cerca de Dios, por esas ideas que los llevan a pensar que son tan buenos y tan santos que están obligados a salvarnos a todos del pecado.

No entiendo cómo creen que solo es válido cierto amor. Está bien amar a un menor abandonado siempre y cuando lo hagan hombres y mujeres en relaciones de pareja constituidas. Pregunto: ¿las demás formas de amor no están admitidas ante los ojos de Dios? ¿Es que una madre soltera no tiene derecho adoptar a un niño porque su amor le va a hacer daño? ¿De verdad considerarán estos creyentes que la mejor muestra de amor es dejar que los niños crezcan solos y abandonados? En el país existen muy pocas fundaciones que les dan apoyo a los jóvenes que nunca encuentran una familia, les ayudan con techo y alimentación a bajos costos mientras estudian y trabajan, pero esta salida no está abierta para todos.

Lo paradójico de todo esto es que precisamente fue Viviane Morales una de las personas que lideró en el Congreso la ley que regula la libertad de cultos en el país, pero ahora le dio por creer que su religión le otorga el poder de legislar sobre el bien y el mal para todos. No. Este es un país laico y no tenemos por qué regirnos por las creencias de Casa sobre la Roca ni de los evangélicos ni de los católicos ni de los demás grupos cristianos. Por fortuna todavía queda tiempo para evitar que este absurdo referendo se realice. Ojalá en los debates que siguen en el Congreso las votaciones sean más racionales para que el proyecto no llegue hasta la Corte Constitucional. Y si llega hasta esta instancia, que sus miembros encuentren muy buenas razones para no darle rienda suelta.