Mi única esperanza con mi voto del domingo es que sean menos los seres humanos que mueran por cuenta de las balas y la violencia que ha desatado esta guerra contra las Farc.
Tengo claro que no estaré votando para terminar el conflicto y construir una paz estable y duradera como dice la pregunta del plebiscito. Votaré sí por la desmovilización de una parte de las Farc y la entrega de una cantidad probablemente moderada de armas para que el dolor y la sangre sean cada vez menos.
Votaré sí para que solo una parte de los guerrilleros se reintegren a la vida civil. Muchos líderes y frentes seguirán delinquiendo y continuarán ganando jugosas sumas por cuenta de los negocios del narcotráfico y la minería ilegal.
Votaré sí para que un grupo de guerrilleros cuente la verdad y alivie la ira y el desasosiego de una parte de las víctimas. Lo más probable es que otro grupo guarde silencio y se lleva sus delitos a la tumba.
Votaré sí para que después de todo esto se acabe la mentira de una lucha política armada y los restos que queden sean llamados y enfrentados por su nombre: corruptos delincuentes que amasan fortunas por cuenta de negocios ilegales al amparo de un Estado que ha olvidado a medio país.
Votaré sí sabiendo que la historia de este país siempre se repite y que no estará cerrada la probabilidad de que mueran líderes de izquierda, líderes campesinos y guerrilleros reinsertados.
Pero sobre todo votaré sí para respaldar la petición de paz que en su momento pronunciaron las víctimas del conflicto que como periodista entrevisté: el joven que necesitó cirugías para reconstruir su rostro por cuenta de las esquirlas que le llegaron a su cara, el muchacho que perdió la pierna cuando era niño por una mina antipersonal, la madre que perdió a su hijo militar cuando estaba secuestrado, el presidente de la junta de acción comunal del sur del Tolima que clama porque el miedo y los muertos de su pueblo terminen para siempre, la esposa de un político secuestrado que no movió por años los libros que su marido dejó sobre de la mesa de noche en espera de ser terminados.
Votaré sí porque creo que la desmovilización de las Farc nos puede traer menos muertos, menos armas, un poco de verdad, algo de perdón y una poca ilusión. Y en este país, para mí, eso ya es mucho.