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Me agoté de hablar del “sí” y del “no”,  del dolor de las víctimas, del plebiscito, de Uribe y de la clase política colombiana,  así que me fui en búsqueda de un buen café y descubrí que cada vez existen más lugares en la capital donde preparan la bebida con cafés especiales y orgánicos de diferentes regiones del país. La cultura de un fuerte expreso o un café filtrado se ha extendido y son muchas las opciones que sí valen la pena. Estas son 10 razones para no ir a Starbucks:

  1. Porque todos los locales para tomar café diferentes a Starbucks huelen a verdadero café, no al olor dulzón de caramelo que poco tiene que ver con la bebida.
  2. Porque en todos los demás locales diferentes a Starbucks la gente va a conversar. Sí, las personas no están concentradas en sus aparatos ni pagando por la velocidad del wi-fi. Van a hacer lo que se debe hacer cuando uno toma café: chismear, ponerse al día o confesar un secreto.
  3. Porque ahora existe un nuevo café Quindío en la calle 76 con 11, en Bogotá, un local, grande, bello, con todas sus variedades de café y de preparaciones. Los precios no son económicos, pero su sabor sí es muy bueno.
  4. Porque existe Varietale a la salida del túnel de la Universidad Javeriana, un local original, con decoración creativa, con cafés colombianos de diferentes regiones y variadas formas de prepararlos, buena pastelería y un ambiente agradable para conversar. Muy buen motivo para dejar los celulares apagados.
  5. Porque existe Café Azahar en un parqueadero del parque de la 93. Buenos baristas, buenas preparaciones de café y buenas conversaciones sobre café.
  6. Porque todavía existen cafés de tradición de Bogotá en los que la historia ha quedado guardada entre sus paredes como la Pastelería Florida o el Café Moritz en el centro, que si bien no han incursionado en la onda de los cafés especiales y demás, sí ofrecen buen tinto, expreso y capuchino.
  7. Porque en casi todos los anteriores es posible consumir un producto de mejor calidad, por un precio inferior.
  8. Porque en muchos de estos lugares todavía sirven el café en taza o tacita, no en vasos desechables, y eso siempre invita a tomarse la vida con calma.
  9. Porque existe un “Amor Perfecto”, en el patio trasero de la nueva sede de la Librería Lerner en la 93 con 11 en Bogotá. Carísimo, sí, sus precios son muy altos, pero permiten vivir el romanticismo de tomarse un buen café en un ambiente lleno de lectura para todos los gustos y todas las edades.
  10. Porque existen Oma y Juan Valdez, cafés que no son baratos, realmente sus precios son altos, pero que ofrecen diferentes presentaciones en locales agradables y con toques originales como los granitos de café cubiertos de chocolate de Oma, que son inmejorables, o una torta o arepa de choclo de Juan Valdez que jamás estará en las vitrinas de Starbucks.

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