Durante años vimos cómo los medios registraban los viajes de víctimas, mujeres y políticos a Cuba para hablar con las Farc en un proceso que buscaba ser incluyente y escuchar nuevas voces, como si por primera vez en este país una decisión política se fuera a tomar luego de escuchar la posición de colombianos diferentes a los dirigentes de siempre.
Pero la verdad es que después de la abstención en el plebiscito y con las imágenes de Andrés Pastrana, Álvaro Uribe, Marta Lucía Ramírez y el procurador Ordoñez entrando a la Casa de Nariño y todos juntos convertidos en los interlocutores del gobierno, lo único que uno puede pensar es que las decisiones las tomarán los mismos con las mismas.
Sí, hay muchas manifestaciones en las calles. Sí, los artistas están siendo creativos en la Plaza de Bolívar, pero en últimas, al parecer, lo único que importa para que se apruebe que las Farc dejen las armas es que los personajes de siempre den el visto bueno. ¡Ah!, por lo pronto podemos sentirnos aliviados porque Viviane Morales y Carlos Alonso Lucio ya están tranquilos con aquello del género.
Un proceso que hubiera podido despertar alguna participación política diferente en este país donde la clase dirigente ha hecho lo que se le ha dado la gana porque no la hemos castigado en las urnas, no logró moverles las fibras a los colombianos. Tal vez muchos de ellos sintieron que, como les ha sucedido por años, nada de lo que se decidiera en ese plebiscito tenía relación con ellos y que pasara lo que pasara este país seguirá siendo el mismo.
Por cuenta de la votación por el “Sí” o por el “No” han salido a la luz análisis sobre cómo la participación en las urnas ha disminuido en muchos países del mundo, en un agotamiento con quienes han mandado por años que ha hecho posible el surgimiento de personajes que van desde Hugo Chávez hasta Donald Trump.
Y para allá vamos en Colombia. Los políticos que andan peleando su protagonismo en el posible acuerdo de paz y que no soportaron quedarse en el cuarto de San Alejo están tan embebidos de sí mismos y otro tanto anda tan ocupado en sus negociados y corruptelas que no se van a dar cuenta cuanto en Colombia les salte la liebre, porque después de tantos ires y venires, en la negociación de paz los colombianos quedamos en las manos de los mismos de siempre, con una participación política que ha dejado huérfanos, viudas, familias desplazadas y líderes campesinos asesinados en total impunidad. Lo mismo de siempre.