Creo que ese cuentico según el cual la vida consiste en tener que llegar siempre más lejos, contrario a llenarnos de ilusión, nos hace infinitivamente infelices.

No sé de dónde sacamos que la felicidad está en el futuro, que debemos pensar en el próximo paso antes de disfrutar el que acabamos de dar. Esa historia de educar a nuestros hijos para que sean algo en la vida como si no lo fueran ya por el maravilloso hecho de existir. Esa falacia del progreso, de siempre buscar y querer algo más lo único que hace es convertirnos en seres humanos permanentemente insatisfechos y vacíos que buscamos llenarnos con proyectos que aún no se han concretado.
¿Qué es en últimas llegar más lejos? ¿Dónde carajos queda esa supuesta meta? Pareciera que viviéramos como si no estuviéramos un lugar en el mundo, como si la vida que llevamos en el presente no valiera por la sencilla razón de ser y existir.
Todo se ha convertido en un continuo correr, en un infinito agotarse, buscar y nunca alcanzar. Basta ver cómo se mide la eficiencia de un colegio: es bueno siempre y cuando garantice el paso a determinada universidad, y, una vez más, esta vale la pena si sirve para encontrar un buen trabajo, y la empresa es adecuada siempre y cuando ofrezca posibilidades de ascenso.
Todo eso es mentira. Es falso que solo llegaremos a ser nosotros mismos cuando cumplamos con los estándares de éxito que ha definido la sociedad de consumo, tampoco es cierto que solo entonces encontraremos lo que buscamos. Ojalá todos pudiéramos, más bien, vivir como lo hacíamos en la infancia, cuando nuestro único tiempo era el presente y lo agotábamos al máximo con juego e imaginación.
Infortunadamente, a medida que crecemos nos comemos el cuento de que la vida vivida intensamente solo tiene sentido si es un ahorro a futuro, si con ello estamos abonando para una cosecha que ni siquiera sabemos a ciencia cierta si vamos a tener, si ahorramos lo suficiente para la vejez, si le hipotecamos nuestro presente a un desconocido futuro.
No, yo no quiero vivir para tener que llegar más lejos, es más, yo no quiero llegar, tan solo quiero estar totalmente consciente y presente en este mismo instante. Creo que solo así podré lograr la plenitud de mi ser, viviendo cada momento con todos mis sentidos expandidos y con toda mi atención mental, emocional y espiritual en el aquí y el ahora. Del futuro ya me ocuparé cuando se convierta en mi nuevo presente.