En junio de 2014, cuando Juan Manuel Santos era candidato y presidente prometió que eliminaría el servicio militar obligatorio una vez se firmara la paz. Pues ya estamos con los guerrilleros a punto de dejar las armas y no ha vuelto a decir nada al respecto. En su momento propuso cambiarlo por “un servicio social obligatorio para todos los colombianos”.
Esperemos que estas no hayan sido unas palabras oportunistas pronunciadas en un momento en el que necesitaba ganar votos, cuando le caía de maravilla el apoyo de las madres que querían evitar que sus hijos se fueran a la guerra. Confiemos en que el silencio que ha mantenido el presidente hasta el momento no sea producto de que el tema sencillamente no le importa y nunca le ha importado. Sería muy triste que todo hubiera sido falso, cuando fue él mismo quien dijo que en este país el servicio militar lo prestan únicamente los más pobres y lo más vulnerables.
Incluso, en su afán por conseguir votos, Santos hizo un comercial que enfureció a muchos en el que les preguntaba a las madres si prestarían a sus hijos para la guerra. ¿Qué les va a decir ahora a estas mujeres? ¿Que ya no importa? ¿Qué miren a ver cómo resuelven la situación militar de los jóvenes por su cuenta porque ya no necesita sus votos?
En los medios de comunicación del país aparecen registradas las “batidas” en las que presuntamente el Ejército va por los pueblos del país y los barrios pobres de las ciudades buscando muchachos para llevárselos a la brava porque no tienen resuelta su situación militar. El Ejército ha negado estas prácticas. Los muchachos las confirman.
La redefinición del servicio militar se puede quedar sin resolver en este gobierno y convertirse nuevamente en bandera de la próxima campaña para ganarse unos voticos de las madres que quieren tener a sus hijos a su lado. Si el caballito de batalla de Santos fue la paz, que por lo menos cumpla con algo que él mismo entendió como una consecuencia lógica de la misma y más cuando ha sido el gobierno el encargado de contarle al país la reducción de muertes de guerrilleros, militares y civiles por cuenta del cese al fuego con las Farc.
Queda por pensar que la no eliminación del servicio militar es desidia, porque uno se pregunta qué interés tendría el gobierno en mantenerlo como ha funcionado hasta el momento o para qué necesita el ministerio de Defensa a estos jóvenes. Creo de verdad que Santos debería tomar las riendas de este tema y cumplirles a las madres que votaron por él.