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Hoy 10 de octubre la Organización Mundial de la Salud, OMS, celebra el día de la salud mental y yo quiero aprovecharlo para decirles a todos que quienes tenemos un trastorno bipolar, quienes sufren de depresiones o de cualquier otra enfermedad mental somos seres humanos capaces de crear, inventar, amar, producir, sentir e imaginar.
Quiero contarles que tenemos derecho a hablar de nuestra salud sin miedo al juicio o al rechazo, que el silencio de la sociedad nos hace daño y que el estigma enferma. Por cuenta de no hablar del tema públicamente, los pacientes y sus familias no saben dónde buscar ayuda, no saben cómo conseguir información y se sienten culpables por padecer una enfermedad. Así como los diabéticos y los hipertensos pueden hablarle al mundo de sus males en forma espontánea y natural, es hora de que quienes tenemos una enfermedad mental también podamos hacerlo.
Hoy lo hago aquí en mi blog porque desde que publiqué el libro Mi bipolaridad y sus maremotos son muchas las personas que me han contado cómo viven su enfermedad en secreto por miedo a perder sus empleos o a sus amigos. Y eso no es justo. No hay nada que esconder, no tienen por qué tenernos miedo. Sí, cuando suceden tragedias como la de Las Vegas, los medios informan que el asesino era un enfermo mental y lo dicen como si todos nosotros estuviéramos condenados a tomar un arma y asesinar multitudes. No. Eso no es cierto. En Estados Unidos, por ejemplo, menos del 3 por ciento de los crímenes involucran a personas con enfermedades mentales.
Este año, además, la OMS le ha dedicado el día de hoy a la salud mental en el trabajo, a que las empresas pierdan el miedo a hablar del tema, a que atiendan y cuiden a sus empleados. Solo por hablar de depresión, según la OMS, más de 300 millones de personas la padecen en el mundo y es la principal causa de incapacidad. Es muy probable que en este momento un compañero de trabajo esté deprimido y al horror de la enfermedad, le tenga que sumar la angustia de que se note y el temor a que se la descubran, porque sabe que, si esto sucede, puede perder su puesto o ser señalado por sus jefes y colegas. Cómo sería de bueno que ese compañero pudiera pedir una incapacidad como la de cualquier otra enfermedad, sin miedo y con la total certeza que su situación es una condición médica que requiere atención. Pero no, sé de muchos enfermos mentales que hacen unos esfuerzos infinitos por cumplir con sus obligaciones a costa de sí mismos, todo por la ignorancia y por el estigma. Y también, según la OMS, más de 260 millones de personas en el mundo tiene trastornos de ansiedad.
Si habláramos de frente sobre la enfermedad mental, muchas más personas buscarían ayuda, los pacientes vivirían mejor, se tomarían sus medicamentos porque no tendrían prejuicios y su calidad de vida mejoraría. Más personas buscarían a siquiatras y sicólogos abiertamente y encontrarían atención médica a tiempo. Sus familiares los aceptarían más fácil, dejarían de juzgarlos y comenzarían a apoyarlos. Y se evitarían muchas incapacidades, hospitalizaciones y suicidios.
Cómo será de importante hablar del tema que hasta el príncipe Harry y Lady Gaga han hecho campañas para invitar a la gente a hablar de la salud mental, porque ellos como pacientes saben lo que esto significan, porque entienden que pedir ayuda a tiempo puede salvar vidas y mejorar muchas más.
BUENA!!!!!!!! Es lamentable la ignorancia…falta de educación, sobre la salud mental en Colombia……gracias por tomar esta ..como bandera para informar y educar …………….ojala todos los medios informativos de este país, se esforzaran en el tema,, seguramente ayudaría mucho a bajar indices de violencia , de intolerancia, de destrucción familiar y social….
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Y quien se debe encargar de definirnos como sanos o como enfermos mentales? Otro enfermo? Porque creo firmemente que en asuntos mentales nadie es completamente sano. Todos tenemos problemas o deficiencias de tipo mental.
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Para la visibilidad de la enfermedad mental también recomiendo la lectura del libro “Hacia el amanecer”, de Michael Greenberg, testimonio del triste camino que un padre emprende con su hija, al descubrir “que la genialidad de su hija, es en realidad una enfermedad mental” No estamos solos. A derecha e izquierda está el padecimiento de personas que la ignorancia y la intolerancia sumerge en las cunetas de la negación.
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Que buena nota. Estos comentarios deberían tenerlos en cuenta en la dizque “iglesia” de Cienciología y Dianética. Para ellos los pacientes psiquiátricos tienen su sistema nervioso dañado, no merecen una ayuda.
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Estimada periodista que bueno que toque este tema, hoy en el mundo la mayoría de las personas sufren de enfermedades mentales, producto de las vicisitudes de la vida, felicitaciones por la nota.
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Apoyo total!!! El cerebro es maravilloso y no hay razón para estigma.
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