En TransMilenio nos movilizamos ciudadanos que tenemos que trabajar, padres que deben llevar a sus hijos a los colegios o a las citas médicas, muchachos que van a sus universidades, mamás con bebés, ancianos, ancianas, empleados que lo único que pedimos a gritos son las condiciones mínimas de un transporte público digno. Necesitamos seguridad, que no nos roben, que no nos abran las carteras ni las corten con puñales, que no manoseen a las mujeres, que las embarazadas tengan donde sentarse, que los buses no se quemen ni se rompan y, primero que todo, que sea posible ingresar al sistema.
Yo no sé si la gerente María Consuelo Araújo ya hizo el intento de entrar a ciertas estaciones del norte en horas pico. No tiene que irse al sur, en los barrios que conoce también puede descubrir que, por ejemplo, en la estación de la Calle 100 es imposible caminar de un vagón a otro a las 6:00 de la tarde y que a la misma hora es imposible salir de la de la 127 ¿O habrá visto las fotos de la estación del Museo Nacional? ¿Habrá sentido alguna vez que la multitud la empuja al interior de un articulado sin poder resistirse, como si fuera una estampida? ¡Ajá! Y entonces ella y Peñalosa piensan que mientras los usuarios tratan de entrar, cuidar sus pertenencias y lograr un hueco en el bus, van a sacar sus celulares para detenerse a mirar el último tuit y van a escribir: ¡Guau, cómo ha mejorado TransMilenio!
No, realmente no puedo creer que con todo lo que sucede en este sistema de transporte de Bogotá, la Alcaldía crea que con darles Internet gratis a los usuarios el asunto va a mejorar y que, además, la nueva gerente mencione el hecho en entrevistas como uno de los grandes avances del sistema. Y lo peor, que un medio de comunicación haya publicado la noticia diciendo que por fin se ha hecho realidad uno de los sueños de los usuarios de TransMilenio.
¿De verdad creen que las personas que han protestado por el mal servicio soñaban con Internet para poder llegar a sus trabajos? ¿Soñaban con Internet para tardar menos tiempo en poder abrazar a sus familias? ¿Soñaban con Internet para no esperar una ahora el articulado que los lleve a su destino?
Las declaraciones de Peñalosa sobre el Wifi en TransMilenio me parecen un chiste: “Nuestros esfuerzos están encaminados a tener una ciudad vanguardista, con gente más capacitada y con mayores herramientas que les permita acceder de manera más fácil y rápida a fuentes de conocimiento, y promover el buen uso y apropiación del transporte público por parte de la ciudadanía”, explicó el alcalde.
Claro, ahora todos vamos a acceder al conocimiento en unas estaciones en las que en horas pico casi no se puede caminar, mientras nos espichamos unos a otros, mientras cuidamos las pertenencias o mientras alguien grita que agarren al ladrón. Señor alcalde, es que la gente ni siquiera puede sacar el celular para usar el Wifi porque se lo roban. ¿No lo sabía?
En términos de costos relacionados con TrasnMilenio podría decirse que los 8.809 millones de pesos que se invierte en Wifi no son gran cosa si se analiza que un articulado podría costar hoy cerca de 1.000 millones. Con los 8.900 millones de pesos se alcanzarían a comprar tan solo 8, que en últimas son pocos, pero podrían ser 8 buses menos en peligro de incendiarse o romperse y eso en términos de ciudadanos sí suman muchas vidas.