El estigma nos deja solos a los enfermos mentales. Cuando la sociedad nos señala, nos envía a cuartos oscuros donde vivimos nuestra enfermedad en silencio, solos y con culpa.
Esto no tienen porqué ser así. Tener una enfermedad mental es como sufrir de hipertensión o de diabetes y a los pacientes que padecen estos males nadie los rechaza ni los excluye, por eso es tan importante hablar de las enfermedades mentales en todos los escenarios posibles, para que quienes las padecen sepan que no están solos y para que la sociedad entienda que ellos también tienen derecho a expresar lo que les sucede, a hablar con naturalidad de su enfermedad si esto es lo que desean.
Infortunadamente, muchos de los que tienen depresión, trastornos de ansiedad, trastorno bipolar o cualquier otra enfermedad mental no le cuentan a nadie que la tienen y en muchas ocasiones no piden ayuda o ni siquiera saben que eso que sienten y que les corta la vida es una enfermedad.
Son muchos los casos en los que las personas creen que en esencia son tristes, sin esperanza y sin visión de futuro, cuando la verdad es que parecen una enfermedad por la cual experimentan todas estas emociones. No saben que pueden pedir ayudar y que está bien consultar a un siquiatra. La ignorancia los condena al sufrimiento.
Su ignorancia es culpa de todos, porque como sociedad no estamos dispuestos a hablar de frente de las enfermedades mentales, les tenemos miedo porque creemos que la razón es lo que nos define como humanos y equivocadamente consideramos que quienes experimentamos momentos en que nuestra razón se altera dejamos de ser humanos. Esto no es cierto: los enfermos mentales somos seres humanos con una enfermedad, no seres humanos que dejamos de serlo por cuenta de una enfermedad.
Hablar de frente de mi trastorno bipolar en mi libro Mi bipolaridad y sus maremotos, en este blog, en conferencias, seminarios, congresos, charlas con familiares y pacientes, es mi contribución a reducir, en la medida de mis posibilidades, la soledad del enfermo mental. Nada mejor que una conversación para sentirnos acompañados. Conversemos.