Tres increíbles historias de vida para reflexionar sobre su posición acerca del matrimonio igualitario.
Mientras en varios países los proyectos de derechos igualitarios se hunden por ignorancia, prejuicios e intereses religiosos, las nuevas generaciones aplauden y reconocen la resistencia de parejas del mismo sexo que, a pesar de años de violencia, amenazas, rechazo y discriminación, salen a la luz pública para ejercer sus derechos y para probar que el amor entre dos seres humanos, sin importar el sexo, los años y las circunstancias, sí existe.
Su historia, dada a conocer en agosto del año pasado por la BBC, aún hoy sigue siendo un callejón sin salida. Las dos únicas opciones que tienen para seguir juntas es pedir asilo en alguno de los 22 países del mundo donde el matrimonio igualitario es legal u optar por que alguna de ellas se someta a una cirugía de cambio de sexo. Sin embargo, cualquiera de estas alternativas se encuentran fuera de su alcance, pues no tienen los contactos, ni el dinero suficiente para acceder a ellas; además, corren el riesgo de ser asesinadas hasta por sus propias familias.
En la ceremonia, que tuvo lugar en Davenport, en el Estado de Iowa, Vivian y Alice entrelazaron sus dedos con una fuerza tan grande que, ni el tiempo, ni la discriminación, ni las dificultades, fueron capaces de separar. «¡Nunca es tarde para comenzar un nuevo capítulo en la vida!», aseguró Alice al diario inglés The Guardian, después de estar casada legalmente con la persona que estuvo a su lado por más de siete décadas.
El pasado 24 de mayo, después de más de 52 años juntos, la pareja de ancianos logró anular su estatus de “padre e hijo” y contraer matrimonio gracias a la sentencia de la Corte Suprema que declaró inconstitucional la prohibición de las uniones entre parejas del mismo sexo.
Estas historias solo prueban que los SERES HUMANOS, sin importar la orientación sexual, estamos dispuestos a pasar por cualquier tipo de circunstancia para estar junto a las personas que amamos. Las parejas homosexuales han estado expuestas a todo tipo de situaciones por no contar con una protección legal e igualitaria. El matrimonio, ante los ojos del Estado, no es un sacramento, ni un ritual religioso, sino un derecho que deberían tener todos los SERES HUMANOS para legalizar un vínculo conyugal.
Por: Andrés Gutiérrez
Río de Janeiro, Brasil.
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Corrección de estilo y ortografía: Juan Manuel Almanza