Cómo viajé por 30 países antes de cumplir los 30 años

Consejos de un colombiano para viajar por el mundo sin patrocinadores, sin afán, y para personas comunes y corrientes.

Hace 10 años le dije a mis papás que iba a aplazar un semestre de mi carrera para irme a Brasil a aprender portugués. Los dos me miraron con cara de sorpresa y desacuerdo, pero su preocupación fue aún más grande cuando les dije que me iba en avión hasta Leticia y de ahí iba a tomar un barco de 5 días por el Río Amazonas; sin celular, sin internet y sin siquiera haber tomado una clase de portugués.

 

Siempre fui curioso, desapegado y rebelde. Así somos los trotamundos.

 

Cuando salí de Colombia, lo hice con los pocos ahorros que tenía y la información que encontré por Internet. Mi idea inicial era estudiar portugués en Manaos, una ciudad en el medio del Amazonas brasileño. Sin embargo, resulté estudiando en Sao Paulo y, meses después, por azares del destino, mochileando por Paraguay, Argentina, Uruguay, Bolivia, Perú y Ecuador. Fueron más de seis meses viajando por lugares y paisajes que nunca imaginé visitar y que ni siquiera sabía que existían.
Nunca volví a ser el mismo.

 

 

Un año después de mi travesía por Suramérica decidí hacer otro viaje. Pedí plata prestada, aplacé de nuevo mis estudios y apliqué a un programa de intercambio para universitarios en Alaska. Allá, además de aprender y practicar inglés, trabajé en una fábrica de procesamiento de salmón (cortando y sacando tripas) en medio de la nada y con temperaturas que le congelaban a uno hasta los huesos. Con lo que gané, pagué lo que debía, viajé por algunas ciudades de Estados Unidos y volví a Colombia para continuar con mis estudios.

Siempre fui un colombiano de a pie. No vengo de una familia adinerada y la mayor parte de mi carrera la hice de noche para poder trabajar de día. Fui mesero, vendí ropa en centros comerciales, trabajé en call centers, fui asistente de edición de videos en la universidad y, en los últimos años de mi carrera, hice freelance para algunas revistas como periodista. Cuando me entregaron el diploma, mis colegas ya se habían graduado hacía dos años. Yo, en cambio, recibí mucho más tarde mi título, pero ya con experiencia laboral, referencias profesionales y algunos artículos publicados. Además, me había dado el lujo de ‘irme de paseo’ y, de paso, aprendí portugués, inglés y algo de italiano.

 

Comenzar a conocer el mundo fue lo mejor que me pudo haber pasado en la vida.

 

Después de graduarme, trabajé, ahorré y regresé a Ecuador y a Perú para visitar algunos lugares que, por presupuesto, no pude conocer cuando estuve mochileando. De vuelta en Bogotá, unos meses antes del Mundial de Brasil, decidí que iba a abandonar el caos de mi ciudad e irme a vivir a Rio de Janeiro. En resumidas cuentas, me fui a continuar mi aventurar por el mundo. Años después, con ahorros y plata prestada, atravesé el atlántico para estudiar en Europa. Me gradué en Londres, conseguí trabajo, y hace poco terminé de pagar lo que debía y aún sigo viajando. En estos momentos escribo mi experiencia desde Jordania, Medio Oriente.

No me pagan por viajar, ni trabajo mientras viajo. Soy una de esas personas comunes y corrientes que destinan gran parte de su juventud, salario y ahorros para estudiar y conocer mundo.

 

 

Desde mi punto de vista, para viajar no se necesita ser rico. Se necesita ahorrar y ser recursivo. Las próximas recomendaciones están basadas en mi experiencia planeando viajes a más de 30 países, sin agencias, sin intermediarios y sin paquetes turísticos.

 

¿Cómo buscar el destino, el mejor trayecto y la fecha más conveniente para viajar?

Cuando se trata de viajes internacionales, lo más recomendable es encontrar un destino deseado y al alcance del presupuesto. Skyscanner es una de las plataformas más completas para descubrir los precios más baratos por día, mes o periodo de tiempo en tiquetes aéreos a cualquier parte, desde tu ciudad o país de origen.

Después de tener seleccionado el país de destino, en Rome2Rio se pueden planear, en especial, las diferentes opciones de transporte terrestre, tiempos de trayectos, horarios y precios aproximados entre cada ciudad o país.

Para ubicarse en cualquier lado, Google Maps es por excelencia la mejor aplicación pues muestra las mejores opciones de transporte público y los tiempos estimados caminando o en carro. La aplicación ofrece la opción de descargar los mapas de los lugares a donde vas, seleccionar los puntos que deseas visitar y ubicarte vía (GPS) sin necesidad de conexión a Internet.

 ¿Qué tipo de acomodación y en dónde?

Para las personas que buscan ahorrar mucho más en su presupuesto de viaje, Couchsurfing es una red con 15 millones de usuarios que permite encontrar personas que ofrecen hospedaje gratis a cambio de un intercambio cultural.  Se debe crear un perfil y pasar por una verificación de datos para poder tener acceso a los perfiles de las personas que ofrecen hospedaje, dependiendo del destino al que se vaya a viajar.

Así mismo, existe opción de ser voluntario a cambio hospedaje y comida. Workaway conecta personas del lugar a visitar, la lista de voluntariados, las condiciones y lo que se ofrece a cambio del volutariado.

Para los que no quieren aventurase tanto existen varias plataformas mundiales como Airbnb, Booking, HostelWorld y Hotels para buscar lo más económico en acomodación. Esta última, te ofrece una noche gratis después de haber reservado diez noches.

 ¿Cuáles son los mejores sitios y actividades para realizar?

Restaurantes, museos, sitios de interés y actividades son la especialidad de Trip Advisor, una plataforma líder en recomendaciones para conocer los sitios y las actividades más destacadas. También muestra los precios, horarios, comentarios y consejos de otros viajeros.
Otra aplicación que destaca los principales puntos turísticos y brinda la posibilidad de guardarlos en Google Maps, es Google Destination.

Para los amantes de las caminatas y las historias, existen tures gratis guiados para contar los secretos y curiosidades de las ciudades. Estos son comúnmente conocidos en inglés como free walking tours. Cabe resaltar que no son gratis del todo, pues lo ideal es que al final, el guía reciba una propina de acuerdo con el presupuesto de los turistas y la satisfacción de los mismos.

¿Otras opciones?

Debo admitir que para ninguno de los más 30 lugares que visité y en mi afán por ser muy cuidadoso con los recursos que destinaba para cada aventura, nunca compré un libro de Lonely Planet. Esta es la editorial de viajes más famosa del mundo, dedicada enteramente a información y recomendaciones de viaje. Es un poco costosa y en aquellos primeros años en que empecé a viajar y los celulares no tenían acceso a Internet, intentaba unirme a las personas que tenían el libro para no perderme. Esta guía de viaje física, es una opción que funcionaría muy bien para aquellos que se quieren desconectar y no depender de su celular.

De igual manera, siempre recomiendo dar una leída a las recomendaciones hechas por blogueros. Ellos tienen información actualizada y precisa sobre las rutas y los secretos mejor guardados de cada destino. Asimismo, debo decir que no existe un mejor momento para empezar a conocer el mundo, aunque lo ideal es hacerlo antes de que nuestro cuerpo no pueda con el peso de la mochila.  Siempre he dicho que viajar puede parecer una pérdida de tiempo y dinero. Sin embargo, es de por sí una lección de vida que entre más difícil y sacrificada sea, más satisfactoria y beneficiosa termina siendo.

 

Por: Andrés Gutiérrez

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