ENTREVISTA A CARLOS DE ANTA, ECONOMISTA ESPAÑOL

No ha podido terminar peor el mes de abril para España. La cifra histórica de 6,200.000 de parados (personas sin empleo), y el resto de los datos económicos -salvo el de las exportaciones- no son nada esperanzadores. Ante tanta desazón y pesimismo que han producido estos datos, Mariano Rajoy, presidente del Gobierno, se ha limitado a pedir paciencia y a afirmar que su gobierno lo está haciendo muy bien y que está orgulloso de la labor de todos sus ministros. «No voy a hacer ningún cambio y que «hay que tener paciencia». Carlos de Anta, economista español experto en evaluar lucro cesante y daños emergentes, nos explica en esta entrevista el drama por el que está pasando España.

PREGUNTA.- Rajoy anunció el pasado viernes una nueva subida de impuestos y parece que la paciencia de los españoles está llegando a su fin. Las redes sociales fueron un clamor y abundaron tuits de protesta, como el del famoso escritor Arturo Pérez-Reverte: «Ni 6,2 millones de parados han convencido aún a estas ratas de alcantarilla estatal de reformar la Administración que asfixia a España».

RESPUESTA.- La reacción de la opinión pública ha sido contundente y unánime. El sentir general es que nadie cree ya en la palabra de Rajoy (son demasiadas las cosas que ha dicho y que no se han cumplido, precedidas de las promesas electorales, que ninguna ha cumplido en materia económica, sin disculparse y escudándose en el argumento de que «estoy cumpliendo con mi deber» y repitiendo siempre la misma cantinela: «hemos heredado una situación catastrófica del anterior gobierno de Zapatero, y no tenemos margen para aplicar otra política». Es normal que la paciencia de los españoles se esté agotando. Rajoy ha cometido otro error de comunicación incomprensible.  En las actuales circunstancias, pedir más paciencia es como echar más gasolina al fuego. Coincido con el análisis de Pedrojota, director del El Mundo, que decía este Domingo: «Se puede pedir paciencia cuando se toman las medidas necesarias para cambiar lo que no funciona. Pero no se puede pedir paciencia cuando lo que se hace es abdicar de reformas estructurales imprescindibles y se gestiona una continuidad que lleva al desastre».

P.- ¿Cómo ve a España? ¿Tan grave es la situación?

R.- La economía española ha sufrido una caída histórica. Ha perdido siete puntos en tan solo una década. De ser la octava, ha pasado a estar en la posición décimo tercera a día de hoy y las previsiones para el 2016 es que estará en la décimo quinta. Los concursos de acreedores llagan a una cifra récord de 10.000 empresas. El tejido empresarial se está destruyendo y la política fiscal, con la segunda tasa de impuestos más alta de Europa, no parece que vaya a ayudar a recuperarlo. El Gobierno permite obtener la residencia española a quien cree dos empleos o más en nuestro país. Son datos que hablan por sí solos. En este contexto, que la inflación haya caído hasta el 1,4% en abril (la cifra más baja en tres años), no parece haber importado a nadie. Un dato que podría ser positivo es que la prima de riesgo ha descendido a los 300 puntos y se prevé que se acerque a los 200, con lo cual financiarse no sería un problema. Digo que podría ser positivo, porque, si utilizan la financiación para mantener el actual sistema, sería peor el remedio que la enfermedad. España necesita cambios estructurales y reducir el tamaño del Estado drásticamente, no seguir financiando algo un sistema inviable que acabará ahorcando a España.

P.- En el contexto en el que se encuentra España dentro de la Unión Europea, las principales variables macroeconómicas no se pueden tocar para buscar un ajuste distinto a la subida de impuesto. ¿Está de acuerdo?

R.- En parte sí. Por ejemplo, los gobiernos no pueden utilizar el tipo de cambio, fijado por Maastricht, para ajustar la economía. El gobierno español tiene las manos atadas, no puede usar este instrumento de política monetaria para ajustar el sistema económico. La paridad de las monedas está fijada. Además, el tipo de interés está sometido a la libre circulación de capitales por lo que tampoco se puede «tocar». Por ello, dentro de la UE, la tendencia es a seguir el tipo alemán obligados a mirar atentamente la «prima de riesgo». Por otra parte, ajustar la economía española vía gasto público no es aconsejable. España ha aumentado el gasto público con el gobierno de Rajoy y esta es la gran crítica que se le puede hacer: que no ha tomado ninguna iniciativa de fondo, estructural, porque el Estado sigue gastando mucho más de lo que ingresa. El gasto público supone a la postre mayor deuda pública. Tampoco veo viable realizar un ajuste vía inyección de dinero en circulación, otro instrumento tradicional de política monetaria, porque traería mayor inflación, fuera de los objetivos acordados con la UE. En definitiva, el ajuste de la economía española se está haciendo vía ocupación. Los verdaderos protagonistas del ajuste macroeconómico son los trabajadores ocupados y, por ende, sus ocupadores, las empresas.  

IMPORTANCIA DEL INFORME PERICIAL DE UN ECONOMISTA FORENSE

P.- Cambiando de tercio, usted es un experto en evaluar lucro cesante y daños emergentes. En otras palabras, evalúa daños materiales y su resarcimiento, algo que los ordenamientos jurídicos garantizan mediante el principio de indemnidad como derecho del damnificado, es decir, como posibilidad de reclamar la indemnización correspondiente a un daño sufrido, algo que es parte de la realidad cotidiana de muchos colombianos. ¿Qué es lo más importante que se debe hacer para buscar el resarcimiento de un daño? 

R.- Probar su existencia y cuantía. Con frecuencia, las personas se limitan a probar la existencia del daño y descuidan la prueba de su cuantía. Si queremos tener un resarcimiento por daños, no hay que olvidarse de algo muy importante: la prueba del «quantum» indemnizatorio.

P.- ¿Qué se necesita para probar el «quantum» indemnizatorio? 

R.- Pues se necesita una prueba. A esta prueba se la denomina «dictamen pericial» o «pericia» y es realizada por un perito economista forense. Sin dictamen pericial, no hay prueba de cuantía, y sin prueba de cuantía, no queda acreditada una cantidad económica o pretensión indemnizatoria. ¿Cuánto dinero espera recibir en concepto de indemnización si no se ha molestado en cuantificarlo? Ése es precisamente el problema: no probamos las cantidades y sólo las pedimos. Haciendo una analogía de proporcionalidad es como si se busca una condena a un culpable de asesinato sin aportar la prueba de cargo. Así de simple.

P.- Pero este trabajo, ¿no lo hacen ya los abogados? 

R.- Por supuesto una buena asistencia letrada es imprescindible. Es una condición necesaria, pero no es suficiente. De hecho todos los buenos abogados acompañan o aconsejan acompañar sus escritos de una pericia en contextos como el de daños. Por tanto, es preciso que un perito, independiente, valore económicamente la cantidad del daño, concretamente a cuánto ascienden los daños materiales sufridos. Poder aportar una prueba pericial de evaluación económica de lucro cesante y daño emergente es la condición suficiente. De otro modo, ¿cómo va a ser indemnizado por algo no probado su cuantía? Por eso, siempre recomiendo esto: acompañen siempre sus demandas o reclamaciones por daños materiales (lucro cesante y daño emergente) con un informe pericial de un economista forense para probar su «quantum» indemnizatorio.

Pablo Álamo Hernández 

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