Uno de los grandes regalos que nos obsequia la vida a quienes nos dedicamos al coaching es poder conocer a gente maravillosa. Es el caso de Pedro Solórzano, coach español, que desde la hermosa ciudad de Málaga me regaló una sabrosa tertulia, una conversación dialogada, que quiero compartir con los lectores de «Apocalipsis». Con Pedro, hablamos del presente y del futuro del coaching, de la necesidad que tiene que conformarse a cada persona, que es un mundo, y a cada realidad cultural. Los españoles y los latinos, por ejemplo, no están acostumbrados al feedback -lo perciben más como regaño que como regalo- y esto hace más difícil el proceso del coaching. También el coaching choca culturalmente en aquellos países donde no se entiende que, para la consecución de nuestras metas, necesitamos acudir a un profesional, con la misma naturalidad con la que recurrimos a un taxista cuando queremos llegar a tiempo a nuestro destino y solos no podemos.
PREGUNTA. En algunos ámbitos empresariales, el coaching no goza de gran prestigio. ¿Cuáles son las razones?
RESPUESTA. El motivo principal es el intrusismo, por parte de personas que han hecho algún curso de coaching de uno o dos días, personas que no han entendido que el coaching es un aprendizaje continuo, y se lanzan a la práctica sin tener la suficiente experiencia. Otro motivo es que algunos coachs no conocen la realidad de una empresa, y esto impide que el proceso sea eficaz y se acierte en la definición de objetivos. En otras ocasiones el coaching fracasa porque no se hacen procesos a medida de cada empresa. Por otra parte, a veces los procesos de coaching son un fracaso porque se inician por modas y necesidades del momento, y no por verdadero convencimiento. Hay empresas y personas que no quieren cambiar y transformarse, y entonces el coaching, independientemente del coach que seleccionen, no puede triunfar.
P. Me pregunto qué imagen, analogía o metáfora describe mejor lo que es el coaching…
R. Mi primer maestro me dijo una frase que he hecho mía: «Coaching es el apoyo que hace que las personas brillen». Ampliar la mirada, mirar el mundo y la realidad desde otro punto de vista, tomar conciencia de que las cosas pueden cambiar si cambiamos la mirada. Si mejoramos nuestra mirada, mejorarán nuestras decisiones y en consecuencia los resultados. Hay que posibilitar otra visión, mirar desde otras perspectivas, ampliarlas.
P. ¿Cómo te diste cuenta que querías ser coach?
R. Siempre tuve un gran interés por las personas. El momento cumbre fue la muerte de mi primera esposa, y la muerte, muy cercana a la de ella, de mi padre. El contacto con la muerte te cambia la mirada. Yo estaba muy enfocado en los resultados, en las metas de la empresa, en conseguir cosas materiales…Y entonces me di cuenta que mi misión era otra. Mi misión tenía que ser ayudar a las personas a estar mejor, a ser más felices. No es lo que dices, sino cómo haces sentir a las personas. Tomé conciencia de mi misión y me responsabilicé de que tenía que hacerlo, de que dependía de mí. Fue un descoloque total, de revelación de que tenía cambiar mi misión. No podía volver a lo mismo, el contacto con la muerte me despertó a una nueva realidad.
P. ¿Qué tipo de coaching realizas?
R. Coaching ejecutivo y de liderazgo, aunque no me gusta poner muchos apellidos al coaching. El coaching es uno, incluso cuando haces una intervención sistémica a nivel de empresa. Me encanta el coaching con emprendedores, me parece apasionante ayudar y apoyar a las personas en sus objetivos de emprender nuevos negocios…Y me encanta porque yo mismo soy un emprendedor, ahora mismo estoy impulsando una página web: www.pedrosolorzano.es y un proyecto de formación online.
P. Un pequeño cambio puede hacer una gran diferencia y como coach nos enfocamos en apoyar a que se produzcan esos cambios significativos. ¿Cómo ves la relación entre el coaching y el liderazgo?
R. No hay liderazgo sin coaching. En una sociedad que está cambiando a ritmos acelerados, donde el sistema no funciona y está moribundo, cada uno pasa a ser líder de sí mismo. No somos masas, ya no nos quejamos sino que actuamos y hacemos cosas para que se nos escuche. No somos seguidores ciegos y mudos, como exigía el paradigma de liderazgo antiguo. En este momento de transición histórica, el coaching está ahí para apoyar a la gente en el desarrollo de su liderazgo, para que consiga sus metas más rápidamente. Es muy importante adaptar al concepto de liderazgo a estos nuevos tiempos que corren. Las personas necesitan conocimientos, experiencias, competencias, y el coach juega ahí un rol fundamental. Si sacamos lo mejor de los demás, tendremos los mejores líderes. Y un coach hace precisamente eso: sacar lo mejor de los demás.
P. La gente no ve la diferencia entre un coach personal, un psicólogo y un mentor. ¿Cuáles son las principales diferencias?
R. El coaching se centra en una persona sana que quiere conseguir algo en el futuro. La psicología en una persona enferma, que a través de la terapia intenta resolver. Luego el coach se centra principalmente en el futuro, mientras que psicólogo se centra sobre todo en el pasado, en curar alguna dolencia originada con anterioridad. Uno crea, el otro cura. El mentor, por su parte, es más un maestro, que te enseña habilidades, te va corrigiendo. El coach parte de la premisa que la mejor solución está en ti. El mentoring parte de la premisa que la mejor solución está en la experiencia y en la sabiduría del mentor. La psicología, por su parte, considera que la respuesta a la enfermedad está en la ciencia.
P. ¿Te ha pasado alguna vez que, en la primera sesión, te hayas dicho «a esta persona no la voy a poder ayudar»?
R. No, porque la estaría juzgando de antemano, y no estaría haciendo coaching. No me rindo nunca tan rápido. A partir de la tercera sesión sí que puedo saber si podré ayudarla o no, entonces se lo digo con claridad: «Es mejor que paremos el proceso aquí, te puedo recomendar a un colega, si lo deseas…». Si veo que mi cliente tiene una patología, la ética me obliga a decírselo sin matices y no ocultarle la verdad.
P. Hay personajes de la vida pública que necesitan con urgencia un proceso de coaching…
R. Sin duda. No conozco bien Colombia pero de España te digo que todos los políticos de alto nivel, sin excepción, necesitan coaching de comunicación. Mariano Rajoy se siente muy cómodo leyendo sus discursos, evitando el contacto con la gente. Tiene pánico a la improvisación y cuando lo hace no logra ser empático, ni demostrar inteligencia emocional, y mucho menos una postura positiva ante la crítica. Ahí hay claramente un miedo y un bloqueo que se podría trabajar desde el coaching. Y en general todos los políticos necesitan un coaching de negociación, para replantear la política no como conflicto sino como solidaridad. La democracia de los partidos genera una negociación de tipo «entre» (PSOE y PP, conservadores y liberales, derecha e izquierda, etc.), cuando se puede y se debe pasar a un estilo de negociación de tipo «dentro» e incluso de «más allá de», es decir, de convergencia, de unidad y de trascendencia. Es una visión más ecológica de la política, que nos saca de la zona de confort que es un partido, una ideología, y que nos lleva a ampliar el radio de acción, a cambiar la mirada, no sólo a los intereses particulares o partidistas sino que englobe a todo el país y globalmente a todas las culturas.
Pablo Álamo Hernández
Twitter: @pabloalamo
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