El traspaso de Neymar Jr. al Paris Saint Germain ha levantado ampollas y duras críticas, alguna de ellas, sin duda, bien merecidas.
En efecto, hay cifras económicas que son ofensivas para el 99% de la población mundial: ¿cómo se puede pagar 222 millones de euros para que un jugador de fútbol cambie de equipo? También hay una cierta unanimidad en que el PSG ha violado el compromiso de «fair play» financiero pactado entre los clubes. Asimismo, el comportamiento de Neymar con el F.C. Barcelona, y con sus compañeros de equipo, no parece haber sido el mejor. Ríos de tinta y largas horas de tertulias deportivas evidencian que estos temas no dejan indiferente al aficionado y al ciudadano en general. Sin embargo, mi reflexión va en otra dirección.
Aunque comparto que Neymar Jr. podía haber hecho las cosas de otra manera, considero que su decisión de dejar el Barcelona para vestir la camiseta del PSG puede ser la mejor jugada de su carrera por tres motivos:
- Cualquier éxito que hubiera alcanzado en el Barcelona habría estado diluido por el mérito de otros excelentes jugadores. De esta manera, en la situación actual, Neymar iba a tener muy difícil ganar los mismos balones de oro de Cristiano o Messi.
- Los grandes talentos, con vocación de liderazgo, necesitan más espacio, más libertad, más poder, y no se pueden permitir el lujo de ser gregarios de otros talentos o simplemente una pieza de un tridente. Neymar necesita más protagonismo y ha decidido asumirlo.
- Para pasar a la historia, tienes que hacer algo único y, en el Barcelona, un club que lo ha ganado todo, es muy difícil lograr algo irrepetible; en cambio, con el PSG es distinto. Si el atacante brasileño logra ganar la Champions con su nuevo equipo, el mérito será mucho mayor, como sucedió con Maradona cuando hizo Campeón del Scudetto al Nápoles por primera vez en toda su historia.
Hace unos días, cuando todavía no se sabía el nuevo destino de Neymar, Piqué dijo que el brasileño tenía que elegir entre más títulos o más dinero. Creo que Piqué hizo una lectura superficial de la decisión de Neymar. En realidad, el jugador «carioca», más allá de seguir el criterio de su padre y ganar más dinero, ha decidido ser el líder absoluto de un equipo que le falta reinar en Europa; si lo logra, Neymar habrá hecho su mejor jugada.
Por más que pueda molestar a los culés -fastidio más que comprensible-, pienso que Neymar ha sido valiente porque ha arriesgado un éxito seguro con el Barcelona a la incertidumbre que es el PSG y la Liga francesa. Como afirma Robert Anthony, lo contrario de la valentía no es la cobardía, sino la conformidad, y Neymar ha decidido no conformarse e ir a más: disputarle en Europa, a Messi y a Cristiano, el liderazgo mundial del fútbol. Una jugada muy arriesgada.
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