Muchos años dedicado al desarrollo personal y directivo dejan algunas enseñanzas. Una de ellas es que la gente no consigue sus objetivos –la mayoría de las veces- por la existencia de bloqueos inconscientes. Con más frecuencia de lo que pensamos, nuestra vida no es otra cosa que una titánica lucha entre la identidad y el falso yo (el ego), entre la autenticidad y las apariencias, entre la felicidad y el autosabotaje.

Buen momento suele ser el principio de un nuevo año para hacerse algunas preguntas fundamentales. La finalidad de cuestionarse es la de ayudarnos a estar más cerca de nuestras metas o, al menos, en el camino de alcanzarlas. Decía Albert Einstein que “lo importante es no dejar de hacerse preguntas” de la manera adecuada: “En verdad no puedes crecer y desarrollarte si sabes las respuestas antes que las preguntas”, sostenía Wayne Dyer. Es decir, debemos hacernos preguntas con la sencillez de un niño que enfrenta una realidad por primera vez, dejando a un lado, por un momento, nuestras creencias y juicios que inevitablemente nos genera la experiencia.

En este momento privilegiado del año, en un contexto general de mayor descanso y menor estrés, invito a los lectores a responder con honestidad y sencillez las siguientes preguntas para hacer del 2018 el mejor año de nuestra vida:

  1. ¿Sabes lo que quieres hacer y lograr en los próximos doce meses, que sea diferente a otros años?
  2. ¿Qué le falta a tu vida para que sea más equilibrada o “perfecta”?
  1. ¿Has elegido y decidido al lado de qué personas quieres estar, o unirte, porque se han ganado el privilegio de tenerte en sus vidas?
  2. ¿Cuánto dinero quieres ganar este año, para qué y para quién?
  3. ¿Qué clase de emociones quieres sentir este año y qué personas provocan estas emociones?
  4. ¿Qué tipo de emociones tóxicas no quieres volver a sentir y qué personas originan esas emociones que tu identidad rechaza?
  5. ¿Qué relaciones (socios, familiares y amigos) quieres conservar y cuidar y qué conexiones necesitas cortar?
  6. ¿Qué miedos tienes y cuál de ellos vas a enfrentar este año?
  7. ¿Qué espacio vas a dar a la espiritualidad? Hay muchas formas de vivir la dimensión espiritual pero tres son particularmente importantes: el agradecimiento, el perdón y el servicio. En consecuencia, la anterior pregunta se puede transformar en esta otra: ¿A quién voy a perdonar, a quién voy a agradecer y a quién voy a servir?
  8. Una pregunta final para los que aman el mar: ¿Qué nudos tienes que desanudar? Hay nudos del pasado que necesitamos desatar, porque ya no tienen sentido conservarlos, nos hacen daño, nos impiden crecer y desarrollar todo nuestro potencial; hay nudos incluso que pueden llegar a enfermarnos; hay nudos, en definitiva, que ya no te merecen o simplemente impiden dar un buen rumbo a tu vida y seas feliz.

Recuerdo una de las primeras veces que salí a navegar en el amigable Mar Mediterráneo. Nunca olvidaré la advertencia que nos hizo el capitán: “Prestad mucha atención a todo lo que hago y digo. A veces no se puede desatar un nudo sin saber cómo ha sido hecho. Observad qué ha sucedido y por qué. Es importante saber hacer un buen nudo pero más aún saber desatarlo. En algo tan pequeño como un nudo puede estar la diferencia entre lograr el objetivo o perder el rumbo y, en caso de tormenta, entre vivir o ahogarse”.

(Columna publicada el 12 de enero de 2018 en el diario económico 5 Días).

Pablo Álamo PhD

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