Entrevista a María del Carmen Echeverría, profesora de Ética en CETYS Universidad, Baja California, México.
Ma. del Carmen Echeverría Del Valle de Gorostiza, Cusi para todos, es cubana de nacimiento y mexicana por naturalización. Doctora por la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana (México), lleva más de 20 años en CETYS Universidad como profesora de ética, tanto en Preparatoria, Profesional y Posgrado. Esta larga trayectoria profesional hacen de ella una autoridad en la formación académica de las humanidades. Cuatro motivaciones caracterizan a Cusi: existencial (la familia), la intelectual (la filosofía), profesional (la docencia y la gestión en el ámbito de la educación), espiritual (servir a los demás). Durante la entrevista, me compartió varios recuerdos inspiradores: de su infancia en Cuba a donde no ha podido nunca volver; la llegada a México en 1960 y la decisión más importante de su vida: su matrimonio con Guillermo y sus 44 años para formar una familia con él. Pero sobre todo hablamos de ética, del reto educativo y cultural que supone lograr que la actividad empresarial sea esencialmente ética. El valor de una empresa, en efecto, no puede ser determinado únicamente por los resultados económicos y financieros sino por el impacto de su desempeño fundamentalmente en términos de sostenibilidad.
PREGUNTA.- ¿Está en crisis la ética?
RESPUESTA.- Depende del significado que demos al término ‘crisis’; por lo general, tiene una connotación negativa, sinónimo de desorden, desorientación, incertidumbre, inseguridad, etc., sin embargo, intentemos darle a la ‘crisis’ la posibilidad de ser una oportunidad de repensar, redimensionar, reordenar, respondernos a: dónde estamos y a dónde nos dirigimos, qué queremos y por qué lo perseguimos, qué es importante y relevante o superficial e intrascendente, etc. Una situación difícil, disruptiva, compleja en nuestra vida es una buena ocasión para reconocer las capacidades y fortalecer el carácter.
P.- Entonces la ética no está en crisis…
R.- No, la ética en sí no está en crisis, sigue siendo un arte y una ciencia filosófica práctica, cuyas raíces profundas están en la naturaleza humana, en la antropología (ciencia filosófica que explica ¿qué es y cómo es el ser humano), por lo que mientras la esencia de lo que hace que el ser humano sea lo que es y no sea otra cosa (renacuajo, por ejemplo, que dicho sea de paso al igual que la mariposa, son animales que antes de ser lo que va a ser sufren un proceso de metamorfosis). Los valores no están en crisis: somos los seres humanos los que estamos en una profunda crisis de significados, de objetivos y propósitos, de claridad de los que somos y lo que queremos ser.
P.- Los constantes casos de corrupción, protagonizados por personas que estudiaron en instituciones académicas que propulsaban un comportamiento ético, ha hecho que muchas personas se planteen para qué sirve la ética.
R.- Hagámonos las preguntas en 1ª persona del singular: ¿Para qué me sirve a mí la ética? Si me lo puedo responder a mí misma de manera particular, entonces puedo responder con otros y en general a la pregunta. La única manera de vivir en sociedad es si acordamos, como dice Adela Cortina, en unos ‘mínimos morales’, estos mínimos son, si se puede decir ‘obligatorios’ para todos: no matar, no mentir, no robar, etc. que se traducen en: protege la vida propia y de los otros, sé honesto, apégate a la verdad y respeta y cuida de lo ajeno.
P.- ¿Podemos desprendernos de nuestra naturaleza ética?
R.- No es posible. De ‘la ética’ o nuestra naturaleza moral no nos podemos desprender o desentender, es como si quisiéramos dejar de ser seres racionales, con la posibilidad de decidir porque somos libres de acertar o equivocarnos, porque no somos seres pre-determinados. Para responder a la pregunta ¿para qué me sirve la ética? Me sirve para reconocerla como la norma moral que me guía (no determina) en el ámbito personal y posibilitar una social plenamente humana. Siempre está la posibilidad, la alternativa de elegir no ‘ajustarnos o alinearnos’ a los principios morales inscritos en nuestra naturaleza, – éstos sí que están determinados -, porque no podemos optar por no ser seres humanos, pero sí podemos no querer actuar como seres humanos.
P.- ¿Cómo enseñar ética a los estudiantes de MBA?
R.- Siempre he afirmado que enseñar matemáticas, física nuclear o cualquiera de estas ‘ciencias ocultas’ como las llamo yo, es más fácil que impartir y compartir conocimientos en el ámbito de la ética. El mundo empresarial hoy se mueve en un entorno donde ya no responde únicamente a los accionistas y a los trabajadores sino también a la sociedad civil, actual y futura, y esta nueva realidad debe estar presente en los programas académicos.
Mi estrategia – para utilizar términos empresariales – es partir de la realidad a la que todos tenemos acceso de conocer y a veces entender. Inicio cada sesión preguntando por ‘la noticia de la semana’ y los llevo a lo que yo llamo: ir de la 1ª dimensión o 1ª plana – si se trata de prensa escrita, a la 3ª o 4ª dimensión, a las páginas 12, 13 o 14 en las que se narra-explica-se da razón de la noticia; es necesario pasar del encabezado a las causas y efectos. Todo tiene un por qué, es importante cuestionarlo, pensarlo y entenderlo. Todas las noticias pueden y deben ser analizadas desde distintos puntos de vista, y en los programas de ética empresarial y responsabilidad social, deben serlo desde la moral.
Además, es fundamental poner a los estudiantes ante la obligación de tomar una decisión, y para ello es muy útil en las clases presentar dilemas y asuntos muy cuestionables que a diario presenta la realidad política, económica y social. En este aspecto, la metodología del caso es una herramienta educativa prácticamente insuperable.
P.- ¿Qué ejemplos de dilemas plantea usted?
R.- Depende mucho del curso y del contexto en el que se desempeñan los estudiantes pero algunos frecuentes son:
- los autos ‘autónomos’, son o serán un buen negocio; en caso de un accidente, ¿quién es el responsable?;
- la manipulación genética, es un muy buen negocio: el desarrollo de la ciencia, ¿tiene algún límite?;
- la guerra, de la que los países como Estados Unidos basan buena parte de su economía, ¿bajo qué circunstancias puede estar justificada? ¿Cuándo se puede hablar de «guerra justa»?;
- la economía liberal, ¿es mejor que la proteccionista?
- la democracia como forma de gobierno mayormente aceptada como ‘la mejor’ forma política-económica, ¿es realmente la mejor?
- los deportes de alto rendimiento son un gran negocio: la naturaleza-anatomía-estructura biológica humana, ¿tiene un límite infranqueable? En el negocio del deporte ¿todo se vale?
Necesitamos poder acercarnos a la realidad no solo desde el objeto medible o acción económica sino desde la esperanza, esencialmente humana, de descubrir o acercarnos lo más posible a la verdad y significado de las cosas, del ser, para poder descubrir como hacer posible de verdad el desarrollo sostenible. Es una «batalla» que hay que librar desde la educación y la cultura, donde la lectura de grandes pensadores es un elemento absolutamente necesario.
P.- ¿Qué autores recomienda leer a sus estudiantes de ética?
R.- Muchos autores clásicos y modernos son de gran inspiración para quienes desean cultivar la sensibilidad ética, desde Sócrates, Aristóteles, Tomás de Aquino y Kant. Para entender la conciencia ética actual, sin duda otro autor fundamental es Jeremy Bentham así como también los padres del utilitarismo ético. En el ámbito empresarial, tanto internacional como local, me atrevería a destacar a Michel Porter, Mark Kramer, Adela Cortina, Bernardo Kliksberg y Carlos Llano Cifuentes. También son de consulta imprescindible Francisco Ugarte, Carlos De La Isla, José Féliz Lozano, Lynn Sharp Paine, Thomas Donaldson, Michael Sandel y Jim Collins. En el prestigioso congreso de EBEN (European Business Ethics Network) presentamos este año la propuesta del humanismo cívico de Alejandro Llano, de enorme actualidad.
Además, considero particularmente importante la propuesta ética de los radicales antropológicos de la sociabilidad humana que estamos desarrollando en CETYS. Partimos de la premisa de que el principal deber moral del ser humano es desarrollar al máximo toda sus potencialidades humanas, todos los talentos que posee, y que éstos sólo pueden brillar en su plenitud en un contexto de confianza y generosidad, esto es, en la realización de una misión con una clara vocación de servicio.
P.- En sus debates académicos, usted plantea la necesidad de volver a descubrir la autoridad. ¿A qué se refiere?
R.- Hay otras palabras para decir autoridad: dominio, potestad, poder. Mi preocupación no se refiere tanto a la necesidad de ‘descubrir’ la autoridad como a la importancia de recuperar su profundo significado, ser entendida como la capacidad que tenemos para elegir ‘tener poder, dominio y potestad’ sobre otros y las consecuencias de esta elección. La autoridad se elige, no se nos impone; por ser escogida libre y conscientemente, es una decisión, que debe haber sido pensada, ponderada y en consecuencia ejercida por derecho. Hay distintas formas y/o espacios para ser autoridad, pero todas suponen responsabilidad y compromiso con el bien de quien depende de nuestra autoridad, sean nuestros hijos o alumnos, compañeros de trabajo o ciudadanos.
Pablo Álamo
PhD en Economía y Empresa
@pabloalamo
Más información CETYS Universidad: http://www.cetys.mx/.
E-mail profesora Ma. del Carmen Echeverría: carmen.echeverria@cetys.mx