Entrevista a Antonio Delgado-Roig, periodista español, experto en el arte de la tauromaquia. Admirador de todos los profesionales del toreo que se ponen y se juegan la vida, defiende que los  toros son un hecho cultural que debe ser conocido y defendido con orgullo.

Antonio es periodista y amigo. Desde la época de estudios en la Universidad de Navarra allá por el decenio de 1990, siempre llevaba muy a gala el toreo y casi siempre estaba hablando de toros con otros compañeros. Con otro residente, Tomás Morenés, organizaron un aula taurina en el Colegio Mayor Belagua para fomentar y difundir la tauromaquia. Antonio trabaja desde 2001 en El Correo de Andalucía (Sevilla, España), donde cubre todo tipo de informaciones. También es un gran aficionado a la fotografía y en este enlace puede ver buena parte de sus trabajos.

PREGUNTA.- Su pasión por los toros viene de antaño y no la oculta, a pesar de las crecientes críticas. ¿A qué toreros admira?

RESPUESTA.- Todos los profesionales del toreo que se ponen delante de un toro y se juegan la vida merecen el máximo de mis respetos. Independientemente de que te gusten más o menos, son auténticos héroes. Dicho esto, cuando era niño admiraba mucho a Juan Antonio Ruiz ‘Espartaco’, que sin ser el más artista de los toreros estuvo muchos arriba liderando el escalafón y dando un gran ejemplo de tesón y superación. Cuando estaba a punto de dejarlo porque su carrera no tomaba aire, apareció el toro ‘Facultades’ en la plaza de la Maestranza y ahí cambió de todo. Otro genio del toreo es a José Antonio ‘Morante de la Puebla’. Un genio del toreo y un gran artista con una gran capacidad. Lástima que en las últimas temporadas no haya estado al nivel que todos queremos verlos. Yo, lo sigo esperando. Tampoco podemos olvidar la capacidad de Julian López ‘El Juli’, con el que siempre hay espectáculo.

P.- El mejor torero de la historia…

R.- Sería muy difícil decir uno, porque antes se toreaba de forma muy distinta a la actual. También porque el comportamiento del toro era muy distinto. Empero, los dos grandes revolucionarios del toreo del siglo XX fueron Juan Belmonte y José Gómez Ortega ‘Joselito el Gallo’. Ahí se cambió la forma de torear y fueron el origen de cómo se torea actualmente.

P.- Algunos afirman que la tauromaquia es un anacronismo… ¿qué opina al respecto?

R.- Que están muy equivocados. La tauromaquia es un arte que además siempre ha estado relacionado de forma directa con la Cultura. De hecho, las competencias en España están en el Ministerio de Cultura. Este arte, además, está en una continua evolución. Si fuera algo anacrónico no habría niños y jóvenes por toda España entrenándose en las escuelas taurinas deseando ser figuras del toreo.

P.- Otros opinan aún más duro… que hay que ser muy bestia para amar la tauromaquia o disfrutar con este tipo de «fiesta». ¿Está de acuerdo?

R.- Estoy completamente en desacuerdo. La tauromaquia es un arte que permite dominar a un animal bravo, que te puede quitar la vida en un segundo, con un trozo de tela. Y todo, además, con una actitud estética para lograr la mayor belleza posible entre el toro y el torero.

P.- ¿Qué siente al ver a un torero frente a un toro? 

R.- Siento que son héroes y no logro explicar cómo logran esa mentalización para poder estar cara a cara delante de un animal de este tipo con esa tranquilidad. Lógicamente, el entrenamiento te da una técnica con la que dominar al animal pero tiene que ser tremendo, por mucha técnica que se tenga, pasarte un animal de ese tamaño rozándote el cuerpo. Yo he toreado vacas pequeñas y la sensación es tremenda. Hacerlo con animal de 500 kilos tiene que ser ya una sensación extremadamente mayúscula.

P.- Una creciente ola antitaurina ha invadido a la sociedad occidental donde el sentimiento es ley y medida de lo verdadero. ¿Qué diría a las personas que predican la abolición de la tauromaquia a nivel global o a los que se han sumado a ella?

R.- Que están muy equivocados. Esta corriente animalista que quiere terminar con las corridas de toros lo único que lograría es terminar con este animal, que desaparecería por completo. ¿Qué ganadero invertiría los miles de euros, y millones, que cuesta mantener una ganadería brava si sabe que no podrá vender ningún toro? La ganadería brava conserva la dehesa y crea cientos de puestos de trabajos directos e indirectos. Terminar con las corridas de toros sería terminar con este animal y con las dehesas, que tampoco se conservarían como tal. Yo invitaría a los antitaurinos a ver cómo viven los toros bravos en el campo y los cuidados que reciben. Podríamos decir, salvando las distancias, que desde que nacen están cuidados y vigilados como si estuvieran en un hotel de cinco estrellas.

P.- ¿Cómo explicaría la fiesta de los toros a un niño que no quiere ver sangrar a un animal?

R.- Le diría que esta especie brava se perdería si se pierden las corridas de toros. Los animales tienen que morir para que otros sigan naciendo y sigan conservando la especie. Y el animal debe sangrar en la plaza. Sin la muerte del toro y sin cada una de las suertes de la tauromaquia esto sería otra cosa. No sería tauromaquia, sería otra cosa. Les invito a que me sigan en twitter (@adelgadoroig) e instagram (@delgadoroig).

 

Pablo Álamo

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