Entrevista a las autoras del libro «Civilidad. Ser un buen ciudadano«, las doctoras Carmen «Cusi» Echeverría y Mónica Gárate, ambas profesoras de CETYS Universidad, en Baja California, México. A través de diferentes actividades proponen aprender a ser buenos ciudadanos por medio del cine.
PREGUNTA.- ¿Qué es la civilidad?
RESPUESTA.- Se refiere al comportamiento adecuado, trato respetuoso y amable que se espera de los individuos que comparten un contexto determinado. La civilidad es la cualidad del buen ciudadano. Es la cualidad de una comunidad educada para vivir en armonía.
P.- ¿Qué comportamientos forman parte del paradigma de un ciudadano con civilidad?
R.- Un punto clave es entender que los comportamientos no son innatos, sino que se desarrollan, como el respeto propio, a los otros, a las instituciones; la participación social; el sentido de pertenencia a una comunidad, conocer y obedecer la ley; el diálogo para resolver desavenencias o para llegar a acuerdos, así como también la consideración y promoción del bien común. Un buen ciudadano asume ciertos comportamientos, porque los ha adquirido, porque los valores personales y socio-políticos que nos permiten diferenciar lo que está bien de lo que está mal y actuar en consecuencia.
P.- Algunos autores afirman que el ser humano es bueno por naturaleza, pero lo que pasa es que no siempre actúa conforme a su naturaleza más elevada. ¿Qué barreras existen en la actualidad para ser buenos ciudadanos con civilidad?
R.- Son muchas. Una de ellas es el individualismo excesivo que inhibe la empatía y la consideración por los otros. La polarización de ideas y de maneras de vivir no suma a la convivencia como buenos ciudadanos. La desigualdad social, de recursos y de oportunidades también acaban derivando en comportamientos poco cívicos y esas realidades son, no pocas veces, señal de poca civilidad.
P.- Pero la igualdad social, de recursos y de oportunidades es una utopía: donde hay libertad, necesariamente habrá desigualdad. De hecho, ya en el origen de todo, el ser explotó en un big bang de creatividad, bondad y belleza desiguales… y no me atrevería a decir que el Creador se haya comportado con poca civilidad.
R.- Nuestra propuesta no se refiere a Dios, sino a los seres humanos. Partamos del hecho de que además de ser buenos por naturaleza, somos también libres y esta cualidad humana, y solo humana, puede ser un arma de dos filos, porque libremente cada uno puede elegir hacer el bien, pero también puede elegir hacer el mal. Esto forma parte del diseño original y en sí mismo es algo bueno. El problema surge cuando la libertad se ejecuta sin criterio ni control, que sucede bajo el paradigma relativista. Algo que ya estaba antes, pero que se ha agudizado en el siglo 21, es el relativismo, este ´perspectivismo´ como suele llamársele: depende de dónde estés y lo que te interese, lo que necesites o lo que consideres conveniente, puedes actuar. En el fondo es caer en un “todo se vale”. El relativismo acaba asestando un golpe mortal a la civilidad cuando se da en contextos de ignorancia e indolencia, donde el criterio predominante es el “no sé ni me importa”. Debemos poner fin a esta deriva.
P.- ¿Qué peso tiene la cultura a la hora de ser un buen ciudadano?
R.- La cultura es fundamental para el desarrollo de buenos ciudadanos, ya que conforme a la cultura se establecen normas, valores y comportamientos esperados. Se puede ser un buen ciudadano cuando el contexto de gobernabilidad, relación entre gobernados y gobernantes es de entendimiento entre las partes, cuando se defiende a las instituciones, se reconoce la división de poderes y cada uno hace lo que le corresponde, cuando cumplen con sus funciones y propósitos. La cultura puede y debe favorecer estos comportamientos individuales en la sociedad.
P.- ¿Cuál es el papel y alcance de la universidad en la formación de la civilidad?
R.- Las universidades son sitios donde se puede propiciar el diálogo, la discusión, el pensamiento crítico, el cuestionamiento, la reflexión sobre la ética y la sociedad. Puede despertar el interés por los temas de civilidad en los estudiantes y además, puede fomentar y promover la participación de todos como individuos pertenecientes de la misma sociedad. El papel de las universidades es de corresponsabilidad con las familias y la sociedad, compromiso con la formación de buenos ciudadanos y profesionistas.
P.- Ustedes proponen que la enseñanza de la civilidad tiene que ser experiencial. ¿Qué rol tiene el aprendizaje experiencial en la formación del carácter de un buen ciudadano? R.- El aprendizaje experiencial es una metodología activa que por medio de actividades prácticas puede acercar a los estudiantes a diversas realidades. Con esto, puede despertar la empatía y la motivación de los estudiantes por implicarse en la resolución de problemas sociales, así como elevar su compromiso y participación. Adentrarse en las historias relatadas, por ejemplo, en el cine y los estudios de casos, que obligan al estudiante a ponerse críticamente en el lugar de los protagonistas, sigue siendo una herramienta poderosa de aprendizaje. A los seres humanos nos encantan las historias, el cerebro humano ama los relatos, estamos programados así, para comunicarnos unos con otros. Las historias que existen detrás de las personas nos informan, nos muestran una realidad de mundos posibles, y así aprendemos y nos inspiramos para actuar en el presente y construir un mejor futuro. Para que este futuro sea mejor, hay que desarrollar las condiciones para la civilidad.
La civilidad se puede concretar de diferentes maneras, pero algunas condiciones para la civilidad la identidad y el sentido de pertenencia a una comunidad, la capacidad de diálogo y deliberación
P.- ¿Cuáles son las condiciones para la civilidad?
R.- La civilidad se puede concretar de diferentes maneras, pero algunas condiciones para la civilidad son: identidad y sentido de pertenencia; conocer, apreciar y cumplir con la ley (cultura de la legalidad); capacidad de diálogo y deliberación; acuerdos para el logro del bien común. Estas condiciones van de la mano de algunos valores de un buen ciudadano: justicia; amistad cívica – concordia; respeto entre ciudadanos y a la autoridad; participación y corresponsabilidad.
Pablo Álamo
@pabloalamocoach