De quince, algunas niñas ya no quieren fiesta, ya no sueñan con el a
viaje a San Andrés o con que les obsequien su primer carro. Últimamente,
desean más que nada en el mundo una cirugía plástica, como una lipo o un aumento de senos que las haga ver más bellas, más «mamasitas» e incluso menos niñas y con un «look» de modelos de 18.
Para
muchas adolescentes sus miradas y cuerpos naturales son insuficientes
porque consideran que gracias a una cirugía plástica pueden sobresalir, encajar entre sus amistades y verse perfectas para quienes son sus amigos en Facebook.
En
el caso de las niñas que desean someterse a la cirugía de implantes
mamarios, aunque no existe una reglamentación médica que determine la
edad desde la cual sea permitido el aumento de senos, expertos en cirugía plástica recomiendan que este procedimiento no se realice en niñas menores de 18 años, debido a que las mujeres pueden desarrollar sus senos hasta después de los 20 años de edad.
Por
otro lado, existen las niñas que, buscando dejar atrás sus
imperfecciones físicas o sus «anomalías», tales como unas orejas grandes
y una nariz torcida, piden una cirugía de orejas o una de nariz para no volver a ser el objeto de burla de sus amigos, pero lo que muchos no saben o intentan ignorar, es que antes de los 17 o 18 años no es conveniente realizarse la rinoplastia, debido a que la estructura ósea de la nariz aún no se terminado de formar y habría un gran riesgo de que las características de esta parte del rostro se alteraran negativamente.
Sin
embargo, el modelo de «gente linda» que nos muestra la televisión, la
publicidad y las redes sociales, ha hecho que muchas niñas piensen que
hay algo malo en su apariencia natural y sea necesario acudir a un
cirujano plástico que las transforme de acuerdo al modelo de belleza,
popularmente conocido.
En esto coincide la escritora Jean Kilbourne, coautora del libro sobre adolescentes «Muy sexy, muy pronto», quien asegura que «Nuestros
jóvenes son bombardeados con imágenes de mujeres y hombres ideales que
ni siquiera son reales y están diseñados en computadora… Esto
hace que los adolescentes sientan que no pueden encajar y muchos de los
padres no están seguros en cuanto a lo que hay que hacer «.
De acuerdo con una encuesta realizada a mil niñas estadounidenses, patrocinada por Dove Self-Esteeem Fund, siete
de cada diez considera que una cirugía plástica es importante para
sentirse completamente bella y contenta con su apariencia física,
y sólo el diez por ciento de las adolescentes encuestadas aseguró que
así como están, con su aspecto natural, se sienten a gusto con ellas
mismas.
Aunque la adolescencia es considerada por muchas personas
como la etapa más bella de la vida, para nadie es un secreto que estos
años también pueden ser los más difíciles y tormentosos para muchas
jovencitas. Por esta razón, algunos padres e incluso médicos
aprueban la cirugía plástica en edades tempranas con el pretexto de
evitarles dolor y ayudarles a mejorar su autoestima.
Incluso
no faltan los mayores que argumentan que con operaciones como la
liposucción se pueden llegar a evitar comportamientos autodestructivos y
trastornos alimenticios como la bulimia y la anorexia, entre otros.
Sin embargo, a los quince años de edad muchas niñas no han terminado de desarrollarse físicamente y emocionalmente,
por eso es muy importante contemplar los efectos y las consecuencias
que puede traerles un procedimiento quirúrgico a largo plazo, que
difícilmente pueden predecirse a esa edad.
Por eso, señorita quinceañera, médico, padre y madre de familia o adulto responsable:
considere que es natural que algunas adolescentes no se sientan del
todo conformes con su apariencia, debido a que sus cuerpos están
cambiando y durante la juventud es necesario experimentar el asunto de
definirse como adultas.
Aceptarse es parte de madurar y crecer,
por eso si se cree que la solución para sentirse bien consigo misma está
en el bisturí, se estará dejando a un lado el proceso de aceptación a
así misma, aspecto fundamental para madurar, crecer y aprender
mentalmente a sentirse cómoda con su apariencia.
Puestas todas estas cartas sobre la mesa, ¿todavía cree que una cirugía plástica sería el mejor regalo de quince para su hija?