Dios no existe para los violadores de niños e infanticidas. Estoy convencido de ello. O si creen que existe, no le temen. Y si le temen, es porque no es a Dios al que veneran sino al diablo. Simple.
Una monstruosidad de esas, con certeza, no puede tener ni Dios, ni Patria, ni madre, ni sangre. Ni tampoco deberían de tener quien los defienda.
Es increíble, pero hay quienes –sin empacho alguno– buscan hacerle menos tormentosa la vida a estos antisociales, a estas escaras de la sociedad. Inmundicias humanas como los pederastas o pedófilos no deberían terminar de otra manera sino colgados en plaza pública, hasta que expiren. La más despiadada faceta del ser humano no merece acabar de otra forma.
Un depredador de niños capturado en flagrancia ni siquiera merece ser procesado y juzgado. Horca u hoguera, ni una opción más. (Bueno, lapidación, quizá) Pensar en menos es tranzar con Satanás.
Ese asqueroso mal llamado infanticidio, pederastia, pedofilia, etc., hay que erradicarlo de raíz. Lo he escrito “N” veces desde plataformas diversas. Pero inauditamente hay quienes a ello se oponen férreamente, exigiendo para aquél que viola y mata a una menor las mismas garantías judiciales con las que cuenta quien, por necesidad, roba una manzana en el supermercado.
Recientemente, con la feroz violación (innecesaria adjetivación, ¡no hay violación que no sea feroz!) y posterior feminicidio en el Guaviare de la pequeña Sharik Alejandra Buitrago, supuraron de nuevo, como era de esperarse, las venas abiertas de la indignación dejadas con el horrendo crimen de Yuliana Samboni, perpetrado por el miserable infanticida (otro necio pleonasmo, no hay infanticida que no sea miserable, pero en fin, necesario) Rafael Uribe Noguera.
Reabierto el debate de si la cadena perpetua es una opción viable para tanto demoníaco pedófilo e infanticida suelto, voces supuestamente acreditadas como las de la mal llamada “Comisión de Política Criminal”, tan solo unas semanas atrás, le recomendaron a Iván Duque desechar de plano la alternativa, argumentando “ser una medida cruel, inútil, violenta, brutal e innecesaria”. Comisión de pacotilla. “Cultos” pero incompetentes. ¿“Cruel y violenta” la prisión perpetua para una abominación que cercenó la vida de una niña indefensa denigrando su Ser hasta más no poder? Sin temor a blasfemar me atrevo a sostener que incluso al mismo Dios, ello le parecería un total disparate.
¿Qué es exactamente lo que necesitan vivir esos gendarmes de la Constitución, de la comisión que sea, del indiferente e indolente Legislativo que todavía se escandalizan con medidas drásticas, para que reaccionen con vehemencia? No dejo de preguntarme. En las calles muchos se preguntan si será que tienen rabo de paja para respaldar una medida radical contra la pedofilia. Sabrá Dios.
Al congreso, su reputación lo precede.
Por lo menos el argumento de quienes sostienen que la cadena perpetua sería una alcahuetería para esos degenerados, tiene asidero. Cebar a esas lacras con el fisco garantizándoles techo y abrigo hasta que agonicen es, por decir lo menos, indignante.
Así como el perjuicio cometido por un pederasta o un infanticida es fulminante e irreversible, así mismo debería de ser el castigo que se le imponga. Radical.
Y, ya que la opción de la pena de muerte para ellos sigue escandalizando a más de un anodino mojigato enquistado en el turbio poder, la cadena perpetua es mejor que nada. Pero una cadena perpetua que condene a los depravados y asesinos al confinamiento absoluto. Escarmentarlos sin piedades de ninguna naturaleza, sin sol, sin contacto con el mundo externo. Sentenciarlos a la oscuridad hasta el fin de sus días. De lo contrario, la medida sería una burla más dentro de este sainete llamado «Estado de derecho».
Ni sé para que insisto en escribir sobre el tema si de marras se sabe que nuestro Legislativo y la pocilga en la que revolotean los argumentos en contra de la pena de muerte y la cadena perpetua siempre terminarán siendo el hazmerreír de los depredadores de nuestros infantes. (Tal cual sucede con la drasticidad en las penas que inocuamente se ha pretendido instituir en contra de los execrables corruptos.)
El dicharachero y desnaturalizado “garantismo igualitario” en este país azuzado desde tribunas del cuarto poder y atriles judiciales, no está lejos de llegar a proponer conmutar las penas severas contra pedófilos, pederastas e infanticidas por planas que digan:
“No volveré a violar ni a matar”.
Por esta y más razones, es que este país -y el mundo- está condenado a la devastación.
Fuentes de consulta:
Estudio agita polémica por cadena perpetua para violadores de menores – EL TIEMPO
Minjusticia habló con comisión que recomendó no usar cadena perpetua – EL TIEMPO
Duque dice que insistirá en cadena perpetua para violadores de niños – EL TIEMPO
Los expertos que le dicen no a la cadena perpetua, ofrecen estas alternativas – EL ESPECTADOR