Flojo ha sido el resultado de parte de la industria de bebidas azucaradas con el hábil compromiso de auto regulación adquirido hace 3 años, como para que ahora inmerecidamente se exalte describiendo como “un paso muy importante” el que el orgulloso e intimidante gremio haya cedido a que sea el Icontec el instituto que, a partir de ahora, verifique el cumplimiento de las promesas burladas.

¿Será que se necesita de una norma técnica densa y compleja como muchas veces suele ser, revestida de su típico carácter científico y tecnológico en la que confluyen los más especializados criterios, la experiencia nacional e internacional, el proceso industrial, diversos conceptos vertidos en variados métodos de sistema de gestión y etc., para evitar que la nociva gaseosa se siga vendiendo en los colegios o para lograr erradicar su publicidad?

Mala noticia.

Pésima y vergonzosa noticia es saber que por virtud de numerosas y palmarias fuentes, empezando por la irrefutable realidad, la promesa de autorregulación de la industria en mención terminó en letra muerta.

Personalmente, me produce escalofrío cada vez que advierto que la gaseosa y demás refrescos saborizados siguen siendo engullidos sin empacho alguno por los niños del país ante los impávidos ojos de las directivas de la comunidad educativa y la mirada insensible del edulcorante gremio azucarero.

Ese “impasse” al que hace alusión el editorial de El Espectador del pasado 5 de septiembre, entre varios sectores de la sociedad civil (incluida la academia), que exigen medidas estrictas que restrinjan la venta de la empalagosa bebida endulzada (y análogas) y un gremio que ha hecho de todo para no interrumpir la distribución de su “abrasivo” producto; más que un impase es una afrenta en contra de quienes armados de razones de peso suficientes (conocidas a nivel mundial), somos conscientes de los efectos nefastos de las bebidas azucaradas.

No en vano, hace poco, en el estado de Maryland (EE.UU.) empezando por su ciudad más poblada, Baltimore, se implementó con verdadero éxito la Ley de Bebidas saludables en los menús infantiles, que prohíbe a los restaurantes servir refrescos azucarados a los niños. Mientras tanto, en Colombia, más de un plantel escolar ha suspendido por completo el expendio de líquidos edulcorados.

Como si lo anterior fuera poco, varias son las latitudes en donde siguen subiendo como espuma los buenos resultados del impuesto a las bebidas gaseosas y afines; verbigracia, Inglaterra. Incluso, antes de entrar en vigencia el gravamen, la portentosa industria productora de gaseosa empezando por Coca Cola, entre otros, le bajó el contenido de azúcar a sus bebidas y, ni hablar de la decisión de renombrados restaurantes como Pizza Hut o TGI Fridays que limitaron la oferta de estas bebidas en sus portafolios, para evitar pagar el tributo. México, Sudáfrica, Estados Unidos, Chile entre otras naciones, avanzan en las misma dirección.

En Colombia, entre tanto, la imagen de nuestro presidente nos recuerda que, poco antes de emprender su campaña presidencial, defendió a capa y espada el patrimonio del gremio azucarero, oponiéndose a que “les clavaran” cualquier impuesto, sin importar la incidencia que la ingesta de bebidas gaseosas y azucaradas tiene en las tasas de sobrepeso y obesidad en Colombia. Así, la avinagrada salud pública seguirá pasando a un segundo plano ante el fuerte y voraz lobby del intimidante emporio de la “adictiva” y dulce bebida. Amanecerá y veremos.

Links de consulta:

She Took On Colombia’s Soda Industry. Then She Was Silenced – By Andrew Jacobs and 

Una buena noticia – Editorial (05/09/2019) El Espectador

Esto es lo que usted realmente se está tomando en una gaseosa – Por ‘¿Qué te comes?’ –  EL TIEMPO

Baltimore (Estados Unidos) prohíbe la venta de bebidas azucaradas a niños – Por: Redacción Salud El Espectador

Colegio de Neiva prohibe la venta de bebidas azucaradas – Por: Redacción Nacional El Espectador

Por qué el impuesto a las bebidas azucaradas en Inglaterra es mejor que el resto – Por: Redacción VIVIR El Espectador

Impuesto a bebidas azucaradas reduciría la obesidad entre el 6 y el 12% en Colombia – Por: María Mónica Monsalve S. / El Espectador

Conozca los riesgos de consumir bebidas gaseosas y azucaradas en exceso – El Universal