Noche de Power alegre con Gamma Ray / Aerosmith 1975-1976

A las 8:04 de la noche, luego de que la banda Colombiana Legend Maker había dejado todo sobre la tarima, un cuarteto de la misma tierra de Beethoven y Mozart aparecía. El escenario, aducía rostros emocionados en un teatro casi lleno e impaciente. Preludio de la intensa Gardens Of The Sinner el suspenso de Welcome acabo por completo, 20 años de espera y varias visitas frustradas. La realidad venía vestida de negro y uno que otro destello en los ropajes, el color puro e inseparable del rock, dominaba la cara de Gamma Ray; pero no desentonaba ni medio milímetro la camiseta izada por Dan Zimmermann, que detrás de los tambores invitaba a golear en el mundial, que más que los colores de su Alemania del alma. Siete minutos después no había nadie en silencio, una vez más la fiesta empezaba sobre linajes construidos por una banda como esta, escoltados por la tez verde de figuras esqueléticas, serpientes y su icono encapotado de ojos brillantes. Solo había una manera de acercase a ellos, coreando a rabiar cada tema, fue así como se entró en calor, en el circulo del Power donde la guitarras afiladas de sonidos delgados, técnica y velocidades impredecibles acompañaron la voz de Kai, no alta pero bien regulada y precisa en cada tono. El hombre transpiró de una, poniendo una frase estampada en su pecho ‘Rock y Rock’ el mejor aliado de todo marginado. Como si su último disco To The Metal llevará varios años en el mercado, generó precisamente eso entre los seguidores Empathy, pues cantaron y luego danzaron con Deadlands para mí una de las mejores interpretaciones de la noche, después de las tres del álbum Land Of The Free. Melenas al viento, saltos constantes y amagos de pogo marcaban el piso lacado del Downtown Majestic, que nuevamente recibía una descarga metalera. Acostumbrados ya los oídos del teatro, no brillan tantos sus sonidos aunque permanece el bit al retorno del “silencio”. Tributo a su padre fallecido, Dirk puso su voz herida en Not Need To Cry, introducida vocalmente por su freund (amigo en alemán), se descolgó el bajo en medio de la cacnión y se monto una diminuta guitarra acústica de dos puntas. ¿No sé? pero el tono de la lirica y el toque me recordó a The Who, juzguen ustedes:

Las sorpresas no terminaban y aunque los Ray estaban ceñidos a un Setlist conocido por algunos, causa de cierto inconformismo antes del show, estoy seguro que después de semejante despliegue no hubo tal. El turno entonces para el de la casaca roja y negra, con mirada de pocos amigos apunto sus ojos hacía el público, empuño las baquetas y estremeció en dos turnos a los más de mil cuerpos apostados. Con golpes abyectos a los parches y pies-misiles a los cueros de doble bombo. La segunda vuelta ocurrió sobre una pieza clásica famosa, desconocida solo en el nombre, mezclo el solo con ella, bastante curioso y divertido. El fin del mundo tema de moda por estos días, fue representado musicalmente pero de otra manera con Armageddon: punteos de guitarra, ritmo constante, instrumentos en off… coro al unisonó y de nuevo a cabalgar a todo taco. Man On A Mission cerraba el primer acto con tal ímpetu que todos se colgaron sobre el riff inicial y nunca se bajaron de él, desafiando la velocidad de la luz, el pelo largo de algunos golpeaba con bastante fiereza las paredes mientras el punteo sincronizado pareció córtalo de un tajo.

El popular coro con el nombre de la banda, no pareció hacer mella en ellos, y solo después de un rato se vio descender por las escaleras, las siluetas. Luces a término medio, cruzando el túnel del tiempo salieron a la época “vestidos” de Helloween, pulverizando cualquier duda nativa, la partitura: Ride The Sky, abrió el grito que despeino a los de la cabina superior, ubicados en lo remoto del teatro. I Want Out, esta última bailada al tope por un pareja que entendía el significado, además de ser la penúltima de la noche.

Otra vez se van, pero Esteban dice: “falta Send Me A Sign“. Entonces, Dirk decide quitarse de una vez por todas la camisa y deja al descubierto su torso para el deleite de las nenas que ya no podían gritar más. Introduce la canción con las notas de su bajo, mientras Kai sentado cerca de la batería extendío los brazos ante el coro del público: uooohooooohooo…. pick a las cuerdas de la guitarra y todos se acoplan enviando signos hasta los 4 minutos 23 segundos aproximadamente, es cuando el líder extiende de nuevo sus brazos intentando abarcarnos y dice: “muchas gracias hermanos y hermanas de Colombia, los amamos”. En un doble intento logra subirse al templo de la batería, mientras sus dos compadres, se ubican uno a cada lado igualmente en la parte más alta del escenario. Prologando la tonada, al tiempo mueven sus brazos como simulando aspas de un trimotor en este caso, que se va deteniendo al ritmo del los toques cada vez más lentos de la batería, ya no giran pero continúan los riffs, paran de hacerlo pero dejan suspendido el sonido, Kai levanta su guitarra como trofeo y luego la lanza al aire cuatro veces, cada vez más alto, salta trastabillando un poco, cae y el Heavy de los alemanes termina.

No estoy seguro de quien era el que no se quería ir, si el público o los mismos Gamma Ray, durante todo el concierto se les vio contentos, entregados y con un carisma no muy usual de la tierra de donde vienen. Si alguien dudaba de las cualidades de esta agrupación después de observar el poder de su música, la energía incesante, esa alegría y ese gusto por hacer de su arte una pasión. Creo, ya las tienen infinitamente despejadas.

Aerosmith segunda entrega

Toys in the Attic / Abril 1975

En este punto el señor Jack Douglas toma la nave por las alas a nivel de producción, dándole un toque más preciso a nivel musical, después de ser por accidente co-productor del álbum anterior. Con todos los juguetes y sentidos puestos es evidente los diferentes matices que desarrolla en voces y guitarras los Aero, no se si más pesados. Se dice que en este punto la carrera de la agrupación despego, con himnos populares hasta nuestros días como: Walk This Way o la misma Sweet Emotion. Por mi lado me voy con la canción Round and Round, precisamente por esos tonos que Tyler logra poner, sicodélica, densa y progresiva, de sonidos noventeros, además la guitarra líder en esta canción es tomada por Brad Whitford sonando siniestra en varios pasajes.

Justamente ayer este disco cumplía 34 años de salir al mercado, puesto 3 en la Billboard, el mejor hasta este momento y solo superado 17 años después. Aquí sí me parece que la banda despego, de lado a lado es el trabajo más completo y rockero de todos, no en vano le quedo el titulo. El primer round a cargo de Back in the Saddle tercer sencillo lanzado, es un puñetazo certero de cómo gruñir por parte de Steven y cómo ser pesados a mediados de los 70, base para posteriores generaciones influenciadas. Los instrumentos, las voces y las letras no son exclusivas de nadie todos participan intercambiando posiciones, tal vez esto hace el disco más rico y variado, lleno de texturas; la batería toma relevancia sonando más poderosa. Músicos de la época actual no escatiman al a hora de hablar de esta pieza musical. Mi canción favorita es contundente: