La invasión de tropas procedentes de Suecia en 2009 fue sustanciosa, Arch Enemy, Opeth y los «vikingos», los últimos, especialmente por esa devastación de sonidos. No en vano hay que prepararse a pesar de haberlo vivido.
Bastaron solo 3 años para sacudir de nuevo al mundo, los guerreros nórdicos dejaron sus barcas en reposo y clavaron la bandera productora en tierra firme, esta vez, para ofrendar Surtur Rising, (2011), testimonio fiel de un metal que se hace cada vez más compacto, honores a Surtur, el líder más viejo de los gigantes de fuego en los nueve mundos de la mitología nórdica. Desde su salida y aún cuando el olor del acetato humeaba, respaldados por la espada de fuego de aquel líder, decidieron subir una vez más a sus embarcaciones para conquistar tierras, repasar algunas, pero sobre todo para consolidar el rostro intimidante de su música. Gesta también reportada en todas las localidades, primero en críticas, luego en carretera, que hasta anoche vivió en carne propia Irlanda del Norte. Diferentes de ellas incluso ubicaron en lo más alto de sus pliegos la obra, o en el caso de la red dentro del top ten. Belicoso es el andar de los suecos y para que no quede duda el primer corte War of The Gods incrusta riffs técnicos y pronto evapora la tibieza con el grito de Hegg. Sin embargo no se trata de batallas y simples guerras sin motivo, ni ensalzar una cultura, mejor el representar los problemas del mundo, del hombre, que continúan existiendo en tiempos modernos, solo que cada vez más complejos: miedos, opresión, fanatismo religioso, intimidación, gobiernos dictadores. Pero también de esperanza, de luchar por lo que se ama incluso aún cuando sea utópico, creer, arriesgarse, sacar lo mejor si para ser eternamente recordado, inmortal. Slaves of Fear, A Best I Am son tan solo dos ejemplos de lo anterior, canciones de un trabajo en constante conexión vikinga pero de una filosofía más evolucionada y acertada. Justamente su vocalista lo explica mejor en este vídeo:
Bastaron también 3 años para que esta tropa regresara a Colombia, la primera vez, el 14 de mayo , ahora, coincide en jueves pero el venidero 22 marzo. Sonidos poco ajenos pero que hoy traen a una agrupación fortificada, cumpliendo 20 años de andanzas y bajo la armadura de su nueva placa. No obstante quienes pueden dar un mejor testimonio son los propios seguidores, algunos de ellos como Sebastián Ciontescu comentaron para el blog: «La impresión que dejó Amon Amarth es que es una banda muy poderosa en el manejo de escena, su forma de tocar y su calidad musical. Hay que verlos en vivo para sentir la energía y la pesadez de sus riffs. Es una banda de metal al mejor estilo sueco en donde aparte de su música, prima la limpieza en la ejecución de cada instrumento. Amon Amarth es un ejemplo claro de la evolución que tenido el Death Metal. Para mi modo de entender, ellos se han convertido en un referente de profesionalismo e innovación dentro de un género en el que pocos se vuelven hito, Amon Amarth es uno de esos hitos. En escena son brutales.» Para Nikolai Vega un constante asistente a conciertos fue todo un éxtasis: «botaron buen sonido, severa energía esos manes, tocan reaspero, ese Johan tiene severa voz, la distorsión de la guitarra sonó bien y después seguimos extasiados de ese toke«. Por el lado de los medios, Alejandro Bonilla periodista especializado en la materia, dejo registrado por aquel entonces al final de su reseña: «No hubo necesidad de ver blandir espadas y levantar descomunales hachas para creerles su legado, auspiciados por la ira del dios Thor, fuimos conducidos por el quinteto vikingo a uno de los más bárbaros y épicos conciertos. ¡Hasta la victoria!»
La hora se acerca nuevamente, la revancha será para quienes no pudieron asistir la primera vez, pero la ventaja para los repitentes, ellos más que nadie saben el calibre de calzarse los cascos de acero de una de las agrupaciones más poderosas del metal contemporáneo. Pueden encontrar toda la información del show en este enlace, incluso ya se publicaron horarios.
¡No hay que llevar escudos, solo todos los sentidos!
Permanezcan Rockosos