Parece que en Colombia el rock hubiera nacido muerto, porque aunque ha tenido momentos memorables dentro de su historia, hoy en día continua dando tumbos que apuntan a una futura caída de la cual pareciera no levantarse más, pero sé que quienes lo amamos en verdad, deseamos su renacimiento, como lo hace el pugilista cuyo valor a pesar de recibir golpe tras golpe lo fortalece para al final ganar la pelea, para consolidarse en verdad como una escena aunada en el caso del rock. Bienvenidos.
Los primeros pasos del rock nacional y de lo que lastimosamente poco hay memorias como tantas cosas en nuestro país, datan de comienzos de los sesenta cuando Los Dinámicos luego renombrados Los Speakers graban su disco debut en 1965, por esta época también nacieron bandas como The Young Beats. Más adelante Los Yetis y en 1970 Siglo cero y Columna de Fuego, con grandes músicos como el fallecido Humberto Monroy -padre del género- quienes transitaron por varias de estas agrupaciones. De allí surgieron grandes discos, “Pronto viviremos un mundo mucho mejor” de Los Flippers y el avanzado “La Gran Feria” de La Banda Nueva, ambos, prensados en 1973.
La radio también brindó espacios especialmente la 1.020 am e igualmente en la televisión en el programa Juventud Moderna conducido por Alfonso Lizarazo y Carlos Pinzón. Ya en los ochenta otro pionero y gran difusor fue Armando Plata Camacho, quien haría lo propio en el programa Fama.
Entrado 1980, bandas como Traphico, Ship y Carbure también aportaron en gran medida, pero la moda del rock en castellano estalló años después y grupos como Compañía Ilimitada abanderados desde principios de este período tuvieron un gran impacto, soportados en la música que llegaba desde países como Argentina y Chile, con fenómenos como Soda Stereo, y Los Prisioneros, por nombrar algunos. Esta etapa caló en la gran mayoría de la gente en Colombia asociando dicho momento cuando le hablan del término rock, impulsados además por la radio, la denominación “Rock en español” y el evento «Concierto de Conciertos Bogotá en Armonía», celebrado en 1988 con rotundo éxito.
Emergen también Parabellum y Reencarnación dos de los representantes del metal de Medellín, igualmente Kraken y Masacre. Por Bogotá Minga Metal y La Pestilencia, sin contar grupos de ciudades como Pereira y Bucaramanga Luego, los años noventa que mostraron uno de los últimos alientos frescos y prolíficos del rock nacional, bandas como Distrito Especial, luego el boom de Aterciopelados y por supuesto la icónica Ultragéno, entre otras no menos importantes, dejaron una enorme huella que hoy se recuerda con nostalgia.
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Los responsables
Así con esta breve radiografía se puede observar que el rock nacional siempre ha estado presente, actualmente siguen naciendo bandas que junto a las pocas “veteranas” permanecen a pesar de las circunstancias, no obstante, muchas se han quedado en el camino ante las escasas alternativas. Hoy las directrices del mercado, la industria y por supuesto la internet han hecho repensar las cosas para mantener activas propuestas desde todos los flancos del género a nivel mundial, por nuestro lado las bandas tienden a ser flor de un día o de un par de años. ¿Responsables? todos, medios, bandas, entidades publico… pero algunos en mayor proporción. El talento nacional tuvo sus baches desde los tempranos años sesenta, y a lo largo de su desarrollo hasta hoy, no se ha construido en cohesión una estructura sólida, preocupada a partir del músico llegando hasta el asistente a un concierto. Si bien existe calidad, los artistas han carecido de agremiarse para proteger su talento a futuro, que cuando escriban su propia historia sea en tinta indeleble, sin envidias, en camaradería y respetando a sus antecesores. Lo digo con respeto por todo aquel que empuña un instrumento.
Los medios de comunicación, ¡ja! aquí si se puede escribir un tratado completo. Si bien en los primeros años varios periodistas abrieron el camino, -hasta Black Sabbath sonó siendo “escandalosos”- algunos descendientes no continuaron por una senda real y comprometida. En el caso de las emisoras vale destacar que hubo franjas y algunos programas especializados en otros géneros pero no fueron suficientes, con el pasar de los años y habló por lo que viví a finales de los ochentas y de ahí para adelante, la radio por ejemplo, adoptó las modas y nos acostumbró a escuchar solo ciertas propuestas, generalmente el “rock suavecito”, tanto en lo nacional como el rock de otras latitudes y en este caso en particular el de los países pioneros, -contadas excepciones- fue un craso error. De allí la apatía actual y el desconocimiento de una cultura tan rica como el rock, este interés tiene sonando en la radio comercial en pleno 2014, las mismas canciones de hace 20 años, además sin contenidos, es mejor hablar de qué pasa si la novia lo pilla con otro.
Revistas y medios impresos con loables e interesantes propuestas fenecieron en el intento por falta de apoyo, los grandes medios también fueron perdiendo el interés, como la extinta “Página del rock” de este diario, para no ir más lejos. No generalizo, pues aun hay quienes continúan batallando porque se exponga esta cultura en sitios independientes, en entidades públicas o desde una simple red social.
Los empresarios también se la han jugado durante años y desde el memorable show de Guns and Roses del 92, empezaron perdiendo monetariamente. Hoy en día continúan buscando lugares para realizar conciertos, -otro pata que le sale a este gato- especialmente los organizadores que se la juegan con propuestas del rock actual, en géneros como el metal y sus subgeneros.
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El panorama suena desalentador, y cabe aclarar que el movimiento de un género como el rock continua a pesar de todo esto, solo hay que ver la parilla de conciertos que siguen llegando al país, pero ¿bajo qué precio?, la cuerda se tensiona y agoniza. Por esto se debe virar, porque justamente quien reconoce los errores tiende a cambiar, a romper el paradigma y las malas costumbres, como lo están haciendo algunas localidades en Bogotá, abren sus espacios a las bandas locales para tocar regularmente y difundir esta cultura a través de sus emisoras. También ciertos sitios en internet, programas especializados en universidades, y contadas publicaciones independientes. Pero por supuesto la idea es que se pueda abrir cualquier periódico, revista, o simplemente prender la radio para sentir el rock en su real esencia desde su nacimiento hasta nuestros días. Recuerden: el rock también es un enorme negocio donde el beneficio en todos los sentidos es mutuo.
La pregunta está planteada, ahora ustedes tienen la palabra… creo que la solución es unirnos.
Divino niño…
Permanezcan Rockosos