Con tristeza los seguidores de la música rock recibimos la dolorosa noticia del fallecimiento de cuatro personas en un concierto celebrado en tierra chilena el jueves pasado. De antemano desde este espacio expresamos nuestras condolencias y respeto por las familias afectadas. Post para la reflexión. Bienvenidos.
En agosto de 1969 ocurrió uno de los máximos eventos en la historia de la música rock, el mítico festival de Woodstock, celebrado en una granja de productos lácteos en Bethel, New York, durante 3 días y ante la mirada de 400.000 personas, cartel que estuvo compuesto por más de 30 artistas, entre ellos: The Who, Crosby, Stills, Nash and Young, Janis Joplin y Jimi Hendrix. El precio de la entrada fue de 18 dólares, sin embargo, los organizadores ante la desbordada asistencia dieron vía libre a la gran mayoría de las personas. 4 meses después, el reconocido grupo Grateful Dead ,organizó el Speedway Free Festival de Altamont en California, otro multitudinario evento gratuito, que entre otros contó con la presencia de Santana y para el cierre a The Rolling Stones, show que precisamente se vio alterado por el asesinato de un asistente a manos de un integrante de los Hell Angels (Club de motorizados) a quien supuestamente se les encargó la seguridad de los Stones, hechos registrados en el documental Gimme Shelter producido por el propio grupo.
Estos memorables eventos fueron cambiados de lugar a última hora además de la improvisación de ciertas cosas, que a la postre originó traumatismos, en el caso de Woodstock lo que pudo ser una desastre, por fortuna terminó siendo una fiesta de música y paz. Por desgracia Altamont no tuvo el mismo desenlace. Colombia que hasta hace unos años empezó a recibir conciertos de manera seguida no ha sido ajena a los impases que conlleva convocar a las masas, haciendo memoria el esperado show de Guns And Roses en Bogotá en noviembre de 1992, presentó desmanes en las afueras del estadio El Campin y aunque los medios quisieron satanizar el evento, no hubo nada que lamentar fuera de algunos daños materiales. Otro caso más cercano sucedió cuando en 2008 arribó por primera vez al país Iron Maiden, en medio del show, un clan intento entrar a la fuerza, unos lograron hacerlo, mientras otros fueron repelidos por la policía.
Tragedia en Santa Filomena
La semana pasada me encontraba en la noche leyendo algunas novedades de corte musical, cuando leí una que recién sucedía, su información era muy vaga, se decía que en un local ubicado en pleno corazón de Santiago, capital de Chile, en, al parecer había colapsado una estructura en pleno recital de la legendaria banda de Punk inglesa, Doom. Al siguiente día –viernes- con pesadumbre hallé diversas versiones más detalladas las cuales tenían un común denominador, AVALANCHA. Todo fue caos y confusión luego de que un grupo de personas intentando ingresar gratis se abalanzó hacia la puerta de entrada en el Espacio Iberomusic, lugar donde se desarrollaba dicho show, acción que hasta ese momento dejaba 3 muertos y 10 heridos. Los invito a leer este relato que realizó un periodista chileno, quien vivió en carne propia el momento, para así entrar mejor en contexto y entender la magnitud de este triste y funesto episodio.
Acongojado, no he dejado de pensar por estos días, primero que todo, en el dolor de las familias que perdieron a uno de sus seres queridos, y segundo, en el dolor de los hermanos chilenos a quienes tuve el privilegio de conocer y quienes hoy por hoy están a la cabeza de latinoamérica, en todo y en el rock sí que más, al ver, las vidas perdidas y la música – la que menos tiene que ver- manchada. Dicho esto, también me llegó a la memoria el pánico que sentí en 2006 cuando minutos después de ingresar al ‘Theatron’ para ver el show de la banda de Punk, Misfits, algunos seguidores que había visto apostados a las afueras, decidieron con palos, piedras y ha puño limpio, entrar a la fuerza, pero gracias al oportuno accionar de la gente de logística, las puertas cerradas fueron las receptoras de tamañas abolladuras.
Y aunque nada puede reemplazar una vida, se preparan algunos eventos para ayudar a las familias, incluso la propia banda Doom anunció su apoyo moral y económico.
Ningún tipo de evento al vivo está exento de algún suceso peligroso, todo está dentro de las posibilidades cuando existe una convocatoria de cientos o miles de personas, el hecho esta en contemplar todos los flancos y en como minimizar los riesgos. Estoy de acuerdo en que todos tienen un grado de responsabilidad, y en que se cometieron varios errores en lo acontecido en Chile, comenzando por quienes originaron la avalancha humana. No obstante ya no hay nada que hacer, lastimosamente debemos aprender la lección en medio de un hecho triste. ¿Qué queda? reflexionar y buscar estrategias, pues en nuestro caso, como le mencionaba no hemos estado lejos de vivir una tragedia similar, por ejemplo se ha vuelto una constante que en los conciertos realizados en el teatro Metropol, cierto grupo de personas esperen agazapados la oportunidad para ingresar gratis pasando por encima de las vallas y en estampida, el último caso se presentó en el pasado Festival del Diablo.
Si, estrategias que estén amarradas en conjunto, donde todos colaboremos de alguna manera, desde el asistente que paga su boleto hasta el organizador, contemplando absolutamente todas las variables y los agentes implicados, más con en el ya reconocido accionar de quienes solo van a sabotear los eventos. Y aunque es complicado cambiar de la noche a la mañana la manera de comportarse de las personas, si podemos generar conciencia. No esperemos a perder por un puñado de individuos, los pocos espacios que se tienen para disfrutar de esta música de por sí ya estigmatizada, mucho menos la vida, somos más quienes en verdad apreciamos este género y sus diversas y ricas corrientes, pues la idea es avanzar teniendo alternativas musicales dentro del marco del rock. Estoy seguro que no queremos regresar como antes a tan solo un concierto por año. ¡Cuidémonos entre todos!
Permanezcan Rockosos