El año pasado uno de los discos fundamentales de los años noventa cumplió 20 años, el blog quiso celebrarlos con un post especial en su momento pero debido a los múltiples eventos por aquel entonces fue complicado, sin embargo y a propósito de la llegada de Pearl Jam a Colombia, aquí está. Bienvenidos.
En 1994 Colombia elegía a Ernesto Samper -involucrado luego en el sonado proceso 8.000- como sucesor del presidente Cesar Gaviria, mientras el mundo posaba a mediados de este año toda la atención en el mundial de fútbol celebrado en Estados Unidos. Justamente en dicho país al noroeste, en la ciudad costera de Seattle había estallado un rico movimiento musical y cultural enmarcado en el rock, que dejaba la triste noticia del suicidio de uno de sus máximos representantes, Kurt Cobain. Eddie Vedder, líder de la agrupación Pearl Jam, en medio de un concierto en Virginia al saber tan nefasta noticia le dedicaba unas sentidas palabras a Cobain: “Algunas veces, quieras o no, la gente te eleva…y es muy fácil caer, nadie de nosotros estaría en este lugar si no hubiera sido por él”. Pero en el seno de esta banda también se cocía momentos de tensión y disputas en medio de maratónicas giras y un nuevo disco a punto de nacer.
Allí, un tanto descuidado pero intacto-virgen- se encontraba el pequeño casete de portada grisácea, y letras impresas en color ocre. La cinta protegida por su casco de pasta trasparente, reposaba en una de las tiendas que dejó el derrumbe de las populares casetas de color azul ubicadas en el centro de Bogotá, en la calle 19, una vía de múltiples atmosferas, frecuentada con regularidad en los años ochenta, por lectores y seguidores de los sonidos rockeros en busca de música nueva y de segunda mano. Algunos meses atrás gracias al librillo y al nombre de la banda, reconocida por entonces en Estados unidos y Europa, pero escasamente amplificada en los medios locales, un joven decidió comprar este casete, prestándose a descubrir una historia musical de la cual sería testigo 15 años después.
El mundo conoció la fertilidad musical de Seattle y un detonante que se consumió a varias de sus figuras, el “Sr. Don éxito”. Pearl Jam se hallaba respaldando con un extenso tour la gloria que trajo el álbum VS. -número uno en Europa y en Estados Unidos- pero también grabando a “empujones” al sucesor. Capturado en varias sesiones entre noviembre de 1993 y octubre de 1994, en New Orleans, Atlanta y Seattle,
Él, había recorrido el librillo encantado por su contenido, imágenes con dibujos de la anatomía humana, notas médicas, letras en borrador y fotos de galenos. La radio colombiana solo emitía “Jeremy” y Daugther” (hasta nuestro días…) pero por fortuna y sin saberlo, aquel joven no confió, cuando la cinta ajustó a través del equipo de sonido y sonó, “Last Exit”, levantar el ancla lo abstrajo hacia una nueva aventura. Embebido en otras notas hermanas, –Nirvana-, abrir el portal de otras melodías desconocidas como: “Nothingman”, Immortality” o “Corduroy”, fue el enlace perfecto. Esta medicina natural le ayudaba a expulsar sus propios demonios, por eso 15 años después al descubrimiento y a miles de kilómetros de su país, cuando Pearl Jam apareció ante sus ojos, el “viejo” casete, recobró vida, lo imaginó allí y entendió el significado de un himno como “Better Man”; finalmente se estrechaban dos historias equidistantes, separadas por fronteras pero ligadas por el lenguaje universal de la música.
El libro de medicina de los años 20 comprado en una venta de garaje por Eddie Vedder, sirvió como fuente de inspiración para el arte plasmado en el disco, -en vinilo fue representado como un texto- allí, el vocalista descargó en liricas, problemáticas personales que reveló a sus compañeros cuando apenas iniciaban como banda, sentimientos asomados en los albúmenes anteriores, pero ahora evidentes en Vitalogy. Frustración, dolor, rabia, hilos conductores que desembocarían en sonidos experimentales, “Aye Davanita” tristes Better Man” – compuesta para el disco VS.- y contestatarios como el enfrentamiento con Ticketmaster, debido al recargo cobrado en las entradas, que dio origen a otro hit, “Not For You”. Dos bateristas hicieron parte en la grabación. Dave Abbruzzese y Jack Irons quien finalmente se quedó en la silla ante la inestabilidad de Abbruzzese, a causa de los roces internos y las ausencias debido a su rehabilitación.
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Vitalogy, logró ofrendar una joya musical de 14 cortes que el mundo conoció en noviembre 22 de 1994, con ventas superiores a los 5 millones de copias; pero más allá de esto, demostró la fuerza de vida del grupo en medio de la colisión, talento innato aun en las adversidades. Este punto de inflexión fortaleció a Pearl Jam para continuar 25 años después en la ruta, e igualmente para conectar a ese seguidor(es) que al otro lado del planeta también creyó hace dos décadas, en la cura que produce la música.
Aquí los datos del show en Colombía… esta historia continua…
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