Una década atrás un grupo de colombianos decidió irse a ver a la banda más representativa de la música rock de todos los tiempos, una expedición al sur de nuestro continente en búsqueda de la fórmula fiestera que solo cuatro mortales saben dar. Bienvenidos a esta historia Stone.
Parte del grupo estaba reunido mientras la ansiedad llegaba a su pico, una vez se fueron las imágenes proyectadas en las pantallas, la primeras notas de ‘Jumpin’ Jack Flash’ desprendió ese lazo que un par de días atrás habían tejido varios colombianos en la capital de La República Argentina. Era imposible permanecer juntos ante semejante oleada de “Rollingas” (fervorosos seguidores argentinos) que nunca pararon de brincar y cantar en el atestado Estadio Antonio Vespucio Liberti. Por momentos fue angustiante, pero en medio del desconcierto, la dinámica era agarrarse fuerte de la gente y solo dejarse llevar. Como lo denominó hace unas semanas el mismo Mick Jagger: “El mejor pogo del mundo”.
Zohe Vinasco es una bogotana que actualmente trabaja fuera del país como consultora de Neuromarketing; a finales de 2005 viajó a Buenos Aires en busca de una cantidad considerable de boletas para ver a The Rolling Stones el siguiente año en esta ciudad. Un amigo argentino logró contactarla con una persona de la producción del evento quien le ayudó en dicha gestión.
Zohe: La idea surgió de un grupo de amigos, incluido Edwin que empezamos a planear tener una agencia de viajes, pero una agencia de viajes dedicada a organizar tours para ir a ver bandas en concierto que nunca pensamos que iban a llevar a Colombia…
Luego de realizada la logística implícita, se armó el paquete y la recién fundada ‘Viajes El Principito’ llevó a cincuenta colombianos a ver a los mismísimos Stones en un Tour de una semana, con todo incluido. Edwin Bautista propietario de la marca de ropa People In Black, también creyó en la idea, socio de Zohe en Lord Gamba, bar cuya buena reputación creció a base de camaradería y música rock sin anclas en el tiempo. Un sitió que ayudó de enlace para que la idea original de llevar 20 personas se desborda en demanda. Edwin comenta: “Esa, digamos, fue la gran “proeza”, poder conseguir a alguien que nos vendiera las 50 boletas, incluso recuerdo que nos llamaron de importantes agencias de viajes preguntando cómo habíamos hecho, puesto que conseguir tiquetes u hotel no es problema”.
No importó el cambio de itinerario de la aerolínea – 2 escalas incluidas- ni las aproximadas 15 horas de viaje, tampoco que a nuestra llegada el ascensor del hotel estuviera averiado temporalmente y en pleno verano. Igual de apasionados por el fútbol, los argentinos lo son por los Stones, meses antes, semanas y días previos, se siente el delirio en los hogares, las calles, y en los medios de comunicación. Había que rodar la ciudad intensamente y en todos sus estados, ni el accidente sufrido por Zohe allá (se fracturó dos dedos de su mano derecha) impidió hacerlo.
Ya como seguidora, Zohe comenta acerca de su experiencia: “Es la fuerza de que son los Rolling Stones, es toda una historia del rock alrededor de estos personajes, es toda la energía que generan… yo he tenido una vida muy feliz pero puedo decir que ese fue uno de los días más felices de vida, es increíble… son como tan inalcanzables que cuando los ves ahí en carne y hueso no te lo crees…”
Una década después
La visita de Jagger, Richards, Watss y Wood a Colombia se recibió con regocijo y de seguro activó la memoria de aquel grupo aventurero. 10 años después Edwin lo valora: Bueno representa muchísimo, no es nada fácil armar un grupo de estos y ahora viéndolo en perspectiva, fue una locura. Nosotros no teníamos mucha experiencia en turismo, recién habíamos cerrado Lord Gamba, así que lo único que nos conectaba con el tema era el Rock & Roll, pero todo fluyó muy bien durante el viaje, había gente de todas las edades, pero nos unió el gusto por los RS y eso hizo que la experiencia fuera inolvidable.
Durante este tiempo se han ido estrechando lazos y es común ver en conciertos o compartiendo un cumpleaños a varios de ellos, Zohe: A mí el regalo más lindo que me quedó de esto, además de ver a los Stones, es que hice 50 amigos para la vida. También llegan las anécdotas que hacen parte de ir detrás de lo que se quiere. Edwin: El bus nos dejaba bastante lejos del estadio del River Plate por cuestiones de acceso a la zona. Así que cuando se acabara el concierto, debíamos esperar a que 50 personas regresaran a ese bus, sin conocer la zona y con miles de personas saliendo del escenario, eso era estresante para nosotros como organizadores, que nadie se perdiera y que todo mundo saliera bien del evento y uno a uno fueron llegando al bus, no sé cómo, pero todos llegamos sudados, cansados, pero felices.”
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En medio de la crisis actual y ahogados en un mar de corrupción, Colombia recibe un evento cultural inigualable como el de The Rolling Stones. Necesario en todo sentido. El 21 de febrero de 2006 un grupo de personas creyeron entre sí y hallaron un tesoro incalculable, de esos que rebosan el alma, si algunos repiten este jueves posiblemente caerán los recuerdos en medio de las canciones y se hará más preciada aquella experiencia, a la espera que esos cuatro inherentes mortales en escena contagien con su inagotable energía a todo el estadio, a todo un país, tal vez nos ayude a caer en la cuenta lo innecesario de andar divididos como sociedad, creer que unidos es posible poner a rodar los sueños.
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Este post es un sencillo homenaje para todos los que participamos en este maravilloso e inolvidable viaje, agradecimientos especiales a Zohe Vinasco y a Edwin Bautista sin ellos no lo logramos, también por el aporte en la consecución de esta publicación, igualmente a Carolina y Oscar Zuluaga y por su puesto al maestro Andrés Durán.
A la memoria del gran Saúl Álvarez.
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Permanezcan Stones