Quien haya participado en un concierto donde la banda que toca pertenezca a algún país nórdico (Suecia, Noruega, Finlandia…) prácticamente sabe que no hay pierde, tampoco excusa. 2 décadas de distancia no impidieron que los seguidores de Amorphis cansados de esperar permanecieran estáticos, la respuesta fue rotunda, varias de las piezas musicales más sublimes de este monstruo finés explotaron el domingo pasado en la primera cita pactada en Bogotá. Bienvenidos
Basados en el reciente disco ‘Under the Red Cloud’ 6 de las 17 canciones del set marcaron presencia; ambientada en sonidos de piano, la homónima recaló pocos minutos antes de las 10 de la noche y después de que los seis músicos descendiendo del palco atravesaran en medio de ovaciones el colmado Bar Revolution rumbo al escenario. Sujeto a dos manos del transmisor personalizado (aleación de madera y metal) Tomi Jotsen se despachó dos temas más del álbum en mención amplificando melódicamente con breves tonos abajo, paso a paso desmanteladas quedaron las sombras de sus colosos antecesores al encarar en supremacía vocal profundas versiones clásicas a manera de «Drowned Maid» o la del tándem de cuerdas fabulosas “On Rich and Poor”.
Observar en tarima dos guitarras pulsa las expectativas de un viaje sonoro probablemente excepcional. Cruzada la línea temporal la expedición otorgada por el tímido Tomi Koivusaari al costado izquierdo de la escena, enriquece simétricamente la destreza de su compadre Esa Holopainen quien exige la cuerda al punto máximo dando paso fluido a eras angulares de fascinantes sonidos como Elegy. De allí mismo “Relief” escrita sin vocablo alguno y en versión extendida sincronizó el reloj anclado en los noventas, certera interpretación. Compás y punteo impecables, conectados a esa gama robusta de percusión, equilibrada por las atmósferas de teclado inyectadas en justa proporción en cada canción.
Nubes rojas, azules verdes… intensificadas por los reflectores, relatos épicos más especias del folclor nórdico balanceado con música metal: “Death of a King”. Semblante armónico de cuatrocientos leales rostros que vieron también los destacados shows de las bandas nacionales Awakening The Atoning Death y Charm Designer. Armonía digerida gradualmente luego de concluir la última de la noche, «Black Winter Day», quinta en los Cuentos de los Mil Lagos, y una que honra el esfuerzo de aquellos que trabajan consecuentemente en la preservación del rock a pesar de las circunstancias. Escaso cruce de palabras pero agradecimiento recíproco.
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Hay conciertos que son memorables cada cual tiene los suyos y por supuesto son respetables. Les comparto uno. The Haunted en Bogotá en el año 2008. Abría el acto las bandas locales The Brand New Blood y un ícono vigente del metal nacional. Ingrand. El aforo aproximado de 300 personas en el extinto bar gótico parecía en sobrecupo, nada pasó, todo estaba en conexión para vivir una enérgica fiesta de metal contemporáneo inigualable. Única. Amorphis ingresa dentro esta categoría, de esos momentos de buena energía que solo se dan una vez en la vida.
Permanezcan Rockosos
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