Existen 2 agrupaciones del rock mundial que tocaron potentemente a una desmemoriada Colombia, dos nombres que fueron tomados como propios respaldados como nunca en las eficaces ondas  de los medios de comunicación que incluso en otro tipo de formatos continuamente los irradió, otro asunto es que hayan sonado las mismas canciones y temáticas. Bienvenidos.

22 años pasaron para que la formación más cercana a la original Guns And Roses anunciara su regreso a escenarios, mientras sus excompañeros producían en solitario, Axl Rose mantuvo la marca pero refundida musicalmente en su megalomanía. Metallica, ininterrumpidamente desde el 81 con algunos hiatos internos, la contratación de un nuevo bajista y esa inflexión sonora a comienzo de los noventa, sigue cabalgando en vivo, ad portas de lanzar el décimo disco e igualmente cuestionada creativamente.

Algunos inquietos ya habían hecho la tarea de inmiscuirse buscando esta música en los locales y quioscos del centro de la ciudad. Apoyadas por la radio colombiana ‘Welcome to the Jungle’ y ‘One’  hicieron lo propio años atrás, igual diarios de circulación nacional que abrieron sus páginas posteriormente para contarlo, invadido el  colectivo, se tuvo el chanche de explorar de mejor manera a dos de las bandas más representativas del momento, un periodo donde apenas se iniciaba a tejer los primeros hilos conductores a la internet, y la forma de llegar a la música era más compleja.

‘Disminuido’ el enojo, sin el esencial Izzy Strandlin y con 2 refinados discos dobles: Use Your Illusion I y II, Guns And Roses en 1991 escalaba listados sin pudor alguno, pulverizando cuanto escenario se tomaban alrededor del planeta. Metallica por su parte en agosto de ese año entregaba el renombrado Álbum Negro, la placa  más vendida de su carrera, transición que dividió a sus seguidores y recogió a otros en el camino.

 

 

Cara a cara por primera vez

Probablemente no pudo ser más consecuente que la puerta en materia de grandes conciertos la abrieran los Gunners, todo alrededor de este show contiene piezas vitales en el posterior desarrollo de eventos en  vivo en el país. Aciertos y errores. ‘November Rain’ aparece literalmente en el estadio el Campin en noviembre del 92 ante millares de privilegiados, arco iris que sorprendió incluso el gatillo de los Roses, sello merecido a un pacto fiel soñado años atrás por coincidentes en estas melodías y disidentes gustosos de los primeros apetitos musicales de Axl y su corte.

Campamentos a los alrededores del parque Simón Bolívar pulmón de la capital y guardián de algunos memorables conciertos, hablaban del poder de convocatoria de un ejército paciente, afín a Metallica, momento que solo llegó en mayo de 1999, abrazado por Garage Inc, álbum tributo luego del inesperado giro musical marcado por los compactos Load/Reload. Deteriorados por dentro, los cuatro jinetes de San Francisco redimian el metal hacia nosotros.

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Aún es común ver por las calles el emblema de pistolas y rosas estampado en las actuales generaciones, hablar de Guns n’ Roses y Metallica hace parte de un idioma de alta recordación, todos (medios, publico, promotores…) tuvimos que ver en esta implacable trasfusión de la cual también surgen reflexiones: en qué fallamos para que la respuesta positiva siendo el rock un género musical tan amplio y un buen negocio, solo estuviera  marcada en estas dos relevantes agrupaciones. Dónde quedó la responsabilidad y el interés que teníamos para difundirlo de mejor manera.

 

Asegurado el éxito, la grata coincidencia es que el mismo mes dos ciudades tendrán de nuevo la oportunidad de apreciarlas: Bogotá el próximo martes con Metallica y Medellín el tan esperado retorno de los Guns And Roses20 días después.

Aquí un especial relacionado que realicé hace un par de años

 

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