Medellín abría sus puertas a los últimos viajeros de la noche, gran parte de ellos con un propósito en común, ver el regreso de la ‘pandilla’ más salvaje del rock de finales de los ochenta. Mi historia había comenzado por entonces pero solo 24 años después tuvo desenlace. Bienvenidos
El reloj marcaba las 10 de la mañana del 23 de noviembre de 2016, en las terminales, en los restaurantes, cerca el estadio, por las calles, era inevitable toparse con el emblema de los Guns And Roses. Tan solo un par de hora atrás y después de 8 en autobús, llegué a la célebre ‘medallo’, con una maleta mediana, el móvil cargado de música y pocas expectativas de un viaje que se armó prácticamente 2 días antes.
Luego de aquel memorable concierto en 1992 en el estadio Nemesio Camacho El Campín, al cual no obtuve el permiso de ir, me negué a ver a Axl Rose bajo el nombre del grupo cuando visitó la capital junto a otros músicos. El único contacto en vivo con la banda que me dejó anclado en este cuento del rock, sucedió en el marco del festival Maquinaria en Santiago de Chile en 2011; Duff McKagan y su banda de punk rock, tocaban It’s So Easy.
Sobre la marcha instantáneas ciudadanas: las del café tradicional, las que orientan
It’s So Easy volvió a sonar frente a mí, vendrían 7 de más de Appetite For Destruction ahora cargado por Slash, Axl y Duff, (súbita imagen de Izzy y Steven) como parte del clic original. Utópica gira ‘Not in This Lifetime’ -sabemos la razón de fondo- utópico Axl, puntual como nunca antes, conservando esa esencia vocal un poco abajo de sus reconocidos tonos, menos vertiginoso, más sagaz. Aún gritan las chicas cuando se apropia del piano, sospechan la siguiente, se preparan para la ceremonia November Rain.
Slash había atravesado un largo camino sin palabra alguna, la señorita Gibson era quien perforaba, cuesta encontrar el momento justo en que su pletórico toque de guitarra lo hizo en la piel del colmado estadio Atanasio Girardot, por sectores entusiasta y donde foráneos también jugaron de local. De seguro sucedió en ‘Double Talkin’ Jive’ o de repente en ‘Speak Softly Love’ de la ovacionada cinta “The GoodFather”, conexión al prólogo de numerosos pactos amorosos de la época ‘Sweet Child o’ Mine’, o tal vez en honor a los Floyd en Wish You Were Here’.
Duff, alma del punk, no recordaba a la memoria de quién, eso decía la leyenda en su camiseta, pero el adhesivo en el bajo alusivo a Prince decía lo contrario. Mortales que hicieron de esta tierra algo mejor. ‘Todo Hombre Es una Historia’ Medellín escribía la suya, una de casi 3 horas de rock and roll, memorable, sellada por ‘Paradise City’, ♪“donde el césped es verde y las chicas son hermosas” ♪ nada más acertado.
Dos días después volvió mi encuentro con ‘Estranged’, me rondaba en la cabeza de regreso a Bogotá. Pensé en mi historia, en las incógnitas que me han llevado a kilómetros de casa, algunas veces soportadas en la música, otras para sanar. Nadie dijo que iba ser fácil, tampoco las gratas sorpresas que traía persistir.
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Quise compartirles esta experiencia personal a través de la primera publicación de este año, también para darle la bienvenida nuevamente a todos los lectores que suelen frecuentar el blog.
Los mejor para ustedes en 2017!
Kraken
Honores a Elkin Ramírez quien siempre cantó en tono alto de libertad por el Rock nacional y latinoamericano. Gratitud y respeto Titan!
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