Mientras muchos estallaron con Metallica en la época gloriosa forjada en la bahía de San francisco, otros lo hacían en las profundidades explícitas de Slayer, por aquí fueron menos digeribles, sin embargo, varias cifras rodean el vínculo con nuestro país, el mismo año en que se instauró el día internacional de este cuarteto (6/6/6), un atestado Palacio de los deportes los vio “nacer”. Bienvenidos.
Dave Lombardo contaba en la clínica que realizó en Bogotá hace 3 años, cuál era su disco favorito junto a la banda que ayudó a fundar en 1981 y a través de la cual filtró cambios sustanciales en la forma de tocar dentro de los sonidos duros del rock contemporáneo. También contestaba el por qué usaron maquillaje a inicios de carrera. Por entonces, al comando de Philm (después de retirarse de nuevo de Slayer) el tambor del cubano habló esa tarde-noche, golpes de metal e igual en idioma nativo, compás latino marcado en sus baquetas por personajes reconocidos de la Salsa como su compatriota, Tito Puente.
Slayer había sido nominado a los Grammy en 2002 como la mejor interpretación de una banda de Metal por la canción ‘Disciple,’ pero sería «Eyes of the Insane» (2007) la cual les otorgaría la estatuilla (2 consecutivas) y la visibilidad necesaria para salir a la superficie luego de más de 2 décadas de trabajo musical en las ondas pesadas, capas subterráneas célebres en otros ámbitos rockeros. Las nominaciones activaron el interés de algunos medios locales de gran impacto que ante el primer concierto en Colombia en 2006 abrieron sus páginas para publicarlos.
No obstante los dos actos en la capital, el primero con los originales (Hanneman, Araya, King, y Lombardo) y el segundo (2011) con la ausencia de Hanneman guitarrista y compositor de las canciones más representativas del cuarteto, quien murió en 2013; dejaron claro la suficiencia atronadora en escenario, fieles o incrédulos, atrevidos seguidores que osaron amplificar a mediados de los 80’s letras y sonidos “impuros” reafirmaron a la enésima potencia el poder musical de discos como ‘Reign in Blood’ al vivo.
Gary Holt (Exodus) reemplazó a Hanneman y otro viejo conocido, Paul Bostaph (Exodus, Testament…) retomó la batería luego de grabar 4 álbumes con Slayer (1994-2001). En esta última etapa el grupo de California ha dado algunos tumbos, conflictos al interior al parecer por ‘don dinero’, han suscitado estos cambios, pero igualmente trajo el reciente Repentless, disco que mañana miércoles será revelado sin contrición alguna en Bogotá, tercer encuentro, 3 alineaciones diferentes y 3 décadas de música, lejos del tan renombrado 666 pero exacto en el 3,3,3.
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