Por: Horacio Terraza (@TerrazaH)

Mientras la primavera del hemisferio norte aporta renovados colores al paisaje urbano, no pude evitar sentir la ausencia del árbol que compartíamos con mi vecino el cual fue arrancado de raíz durante el último huracán que azoto la ciudad. Creo que todo el barrio va a extrañar la sombra que ofrecía de primavera a otoño. En mi búsqueda para reemplazarlo, me empecé a preguntar sobre el rol de los árboles en el entorno urbano más allá de lo estético. Por ejemplo, ¿cuál debería ser el objetivo cobertura arbórea en la ciudad?

Encontré datos interesantes sobre árboles y sobre doseles arbóreos (o copas de árboles), esto es, las capas de hojas y ramas que cubren el suelo cuando se observa desde la altura. En primera instancia me interesó investigar como cambiaba el dosel arbóreo en las ciudades y utilicé como ejemplo la mía, Washington, D.C. Por ejemplo en la figura 1, se puede apreciar una disminución de cobertura arbórea notable entre 1973 y 1997 (izquierda a derecha), concretamente del 37% al 21%. Una razón obvia sería adjudicar esta disminución a la creciente urbanización de la ciudad, sin embargo, Washington en estos años sufrió una disminución poblacional de 154,787 habitantes entre 1970 y 2000. Es evidente que se trató de un fenómeno más relacionado quizás con políticas del sector.

Figura 2: Isla de calor urbano. Environmental Protection Agency: http://www.epa.gov/heatisland/about/index.htm