Hace un año, afirmé en este blog que la acción local puede ayudar a crear la diversidad de enfoques que necesitamos para superar el reto de un clima cambiante. Así que es hora de que proporcione algunas pruebas para mostrar como tal innovación puede surgir en las ciudades. Si bien hay muchos ejemplos de actividades transformadoras en el contexto urbano, centrémonos en aquellas iniciativas que se originaron desde el grupo más importante en una ciudad: los ciudadanos.
El barrio Vauban en la ciudad alemana de Freiburg, es el resultado de una iniciativa ciudadana. Lo que solía ser el lugar de una base militar francesa es ahora, con más de 5.000 habitantes, la eco-comunidad más grande del país. Cuando los franceses abandonaron la base en 1992, grupos de ciudadanos se formaron y presionaron al Ayuntamiento para que aprovechara la infraestructura de la base para crear proyectos de vivienda basados en una vida comunal y ecológica. El Forum Vauban fue fundado como una asociación de ciudadanos para gestionar la renovación del barrio y liderar el diálogo con las autoridades de la ciudad. El Forum superó la resistencia de autoridades locales y creó conceptos de energía y movilidad no convencionales. Hoy en día, Vauban no es sólo un experimento interesante para urbanistas e ingenieros, sino también una de las principales atracciones turísticas de la región.
Todos los edificios nuevos en Vauban siguen estándares de baja energía con un consumo de no más de 65 kilovatio-horas al año por cada metro cuadrado de suelo (se estima que los hogares promedio utilizan tres veces más energía). Muchas son casas pasivas y algunos incluso casas energía plus que producen más energía de la que consumen y por lo tanto proporcionan ingresos adicionales a sus propietarios. La energía solar y otras tecnologías «limpias» son ampliamente utilizadas para la generación de electricidad y el suministro de agua caliente.
También el concepto de movilidad de Vauban es excepcional. Caminar y andar en bicicleta son los principales modos de transporte. Un tranvía y líneas de autobuses permiten a los residentes viajar fácilmente a otras partes de la ciudad. Siguiendo el deseo de la ciudadanía de tener calles tranquilas y aptas para niños, el uso de coches dentro de las aproximadamente 40 hectáreas del barrio está muy restringido. Aunque la disponibilidad de estacionamiento para cada unidad de vivienda era obligatoria por ley, los residentes evitaron este requisito: reservaron un predio para un garaje de aparcamiento, sin embargo no lo utilizaron con ese fino. Los pocos residentes que poseen un automóvil deben comprar un espacio en un estacionamiento fuera del barrio por un precio alto de aproximadamente US$ 24.000.
Si bien la historia de Vauban es un éxito en términos de sostenibilidad y participación ciudadana, hay algunas advertencias. Como vivir en el barrio implica la adopción de cierta forma de vida, no sorprende que la mayoría de los residentes compartan un trasfondo socio-económico similar. El perfil de los habitantes responde a académicos con familia y con una fuerte inclinación hacia valores post-materialistas. Esto se refleja también en el comportamiento de los votantes: en las elecciones estatales de 2011, más del 70% de los votantes de Vauban apoyó el Partido Verde de Alemania. Además, dado el atractivo del barrio, los alquileres se han disparado en los últimos años, por lo que es difícil para ciudadanos de menores ingresos vivir allí. Vauban está por lo tanto lejos del ideal de los planificadores urbanos de crear barrios diversos. Por otra parte, mientras que por un lado la resistencia de las autoridades locales ha sido fuerte en algunos momentos, los residentes pudieron por otro lado beneficiarse de subsidios gubernamentales cuando implementaron medidas de energías renovables, eficiencia energética, entre otras.
Sin embargo, Vauban es un ejemplo exitoso de cómo ciudadanos han asumido la responsabilidad para darle forma a su barrio en función de sus necesidades y creencias. Los residentes demostraron ambición, perseverancia, creatividad en el trato con la burocracia y una mentalidad de auto-iniciativa. Contemplando la relevancia de esta historia para América Latina y el Caribe, dos preguntas vienen a la mente que sin duda merecen atención:
- ¿Qué ejemplos existen en América Latina y el Caribe, donde los ciudadanos se encargaron de hacer su comunidad más sostenible? Si bien la historia de Vauban trata de reducir la huella ambiental de un barrio, la acción ciudadana también puede ser crucial para la reducción de la vulnerabilidad de una comunidad a los peligros ambientales y los efectos negativos del cambio climático, especialmente en el contexto de la mitigación del riesgo de desastres y la preparación para emergencias.
- ¿Qué pueden hacer los gobiernos locales para fomentar la acción ciudadana? Reconociendo el papel de los ciudadanos en la promoción del desarrollo sostenible, muchos países han expresado su apoyo para impulsar la participación de la sociedad civil a nivel local (véase, por ejemplo, la Agenda 21 adoptada en la Cumbre de la Tierra de 1992 en Río de Janeiro). Sería interesante saber cuáles medidas han tomado las ciudades para involucrar sus ciudadanos.
El fortalecimiento de la sociedad civil en las ciudades es también uno de los principios de la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles. Tal vez la historia de Vauban contiene lecciones que pueden ser aplicadas en América Latina y
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[1] Si quiere aprender más sobre por qué innovación prospera en ciudades, podría encontrar interesante este artículo sobre hallazgos recientes del Massachusetts Insitute of Technology que afirma que la mayor oportunidad en ambientes urbanos para interacción cara-a-cara impulsa la productividad.
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