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Este blog fue publicado en Y si hablamos de Igualdad del Banco Interamericano de Desarrollo http://blogs.iadb.org/y-si-hablamos-de-igualdad/

En un momento de mi carrera me enfrenté al desafío de incluir de forma activa al sector privado en las operaciones de desarrollo a nivel de comunidad en las que trabajaba. Y lo que comenzó como un requisito se convirtió en una pasión. En parte, porque las empresas demostraron que podían aportar a estos proyectos mucho de su know-how en desarrollo empresarial, desarrollo económico y creación de empleo, principales problemas de las comunidades más desfavorecidas.

Un trabajo o una relación a largo plazo con un cliente estable no significaba sólo una fuente de ingresos, sino que para muchas personas representa además un sentimiento de empoderamiento económico y de pertenencia a la sociedad. Y esto se daba especialmente en el caso de las mujeres y de personas pertenecientes a grupos étnicos vulnerables.

El objetivo de las empresas es generar beneficios, se deben a sus accionistas. Y para asegurar que las iniciativas que fomentan la igualdad no desaparezcan en tiempos de crisis, conceptos como el de valor compartido, que aúna la mejora de las condiciones económicas y sociales mediante inversiones que benefician tanto a empresas como a comunidades, deben ser potenciados cuando hay evidencias de que existe un modelo de negocio claro.

Numerosos estudios demuestran que cuando las empresas invierten esfuerzos en hacer el bien, consiguen además reforzar su estructura, ya sea a través de una mejora en los mecanismos de toma de decisiones o volviéndose más resistentes ante las crisis económicas (mi colega Sanola Daley lo explica en su post, pero se pueden ver más ejemplos aquí y aquí).

Por eso desde el BID hemos realizado evaluaciones de valor compartido que ayuden a demostrar que la igualdad es buena para los negocios, que género y etnia tienen potencial para mejorar los beneficios en sectores tan diversos como la agroindustria, los puertos o la educación superior.

Precisamente el caso más reciente de valor compartido en el que estamos trabajando desde el BID, con la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL) en Perú, busca aumentar el número de estudiantes indígenas, afroperuanos y mujeres que, a pesar de estar cualificados, no podrían recibir una educación superior debido a la falta de recursos económicos y a la exclusión social. La evaluación realizada demuestra que, para las empresas, financiar becas es una buena inversión. Para más información sobre este proyecto se puede leer el blog post de Bettina Boekle-Guiffrida.

Algunas industrias son incluso capaces de innovar o superar retos en sus negocios creando relaciones basadas en la igualdad con las comunidades locales, que se convierten en productores, proveedores o trabajadores. Algunos de los mejores ejemplos que conozco incluyen a un fabricante internacional de vehículos pesados que incorporó a las comunidades indígenas y de afrodescendientes en su cadena de suministro, o una planta eléctrica en los Andes parte de un proyecto del departamento del sector privado del BID que emplea a una cooperativa local de reciclaje para deshacerse de los residuos que dañaban sus turbinas y detenían la producción.

Descubrir formas innovadoras de generar beneficios a partir de la igualdad puede, de hecho, ser uno de los enfoques más sostenibles para el sector privado, así como la forma de llevar la temática de igualdad de género y étnica hasta las sala de juntas. Que sean los CEOs y CFOs los que hablen de igualdad como parte de su línea de negocio, y no sólo los responsables de marketing y recursos humanos.

Así que, respondiendo a la pregunta inicial, sí, las empresas pueden y deben estar interesadas en la igualdad. Y una de las formas de hacerlo es a través del valor compartido, una manera de que las comunidades locales pasen a ser socias y compartan los objetivos de las empresas. Y esto es muy importante, porque tiene un impacto positivo en la estructura de las compañías, lo que hace más viable darle continuidad e incluso ampliarse a mediano y largo plazo.

¿Sabes si las empresas que te son familiares apuestan por el valor compartido? ¿Cuántas veces has detectado una solución u oportunidad potencial de negocio que se basa en promover una mayor igualdad en la sociedad?